El gol imposible de Demb¨¦l¨¦
Indescifrable en la cancha y en la calle, el franc¨¦s acab¨® por driblar a Xavi y agotar la paciencia del Bar?a, donde ya no ten¨ªa m¨¢s recorrido y donde nadie habr¨ªa salido en su defensa en Montju?c
Demb¨¦l¨¦ se ir¨¢ del Bar?a de la misma manera que hace seis temporadas lleg¨® de Dortmund. Nadie entendi¨® que Bartomeu pagara 105 millones m¨¢s 40 de variables por aquel jugador que el club aseguraba que le conven¨ªa al equipo m¨¢s que Mbapp¨¦ ¨Cla mayor¨ªa de las compras de aquella junta estaban muy por encima del precio de mercado¨C, y cuesta explicar ahora que se va a Par¨ªs por un contrato ¡°de transferencia obligatoria¡± que viene a ser una f¨®rmula m¨¢s de la econom¨ªa de supervivencia de Laporta ¨Cel milagro del pan y los peces, seg¨²n sus seguidores; o pan para hoy, hambre para ma?ana, de acuerdo a la tesis de los cr¨ªticos con la directiva del Bar?a.
La convencionalidad est¨¢ re?ida con Demb¨¦l¨¦. ?Qui¨¦n se puede tomar en serio a un personaje que parece el protagonista de un c¨®mic, o de una pel¨ªcula de ficci¨®n, manejado por un agente diab¨®lico y en permanente conflicto con los clubes en los que ha jugado como son el Rennes, Borussia Dortmund y Barcelona? As¨ª se explica que sus defensores hayan sido sobre todo seguidores a los que les gustaba llevar la contraria o hinchas que presum¨ªan de saber m¨¢s de f¨²tbol que nadie, entendidos que aguardaban a que Demb¨¦l¨¦ se pudiera convertir con el tiempo en el Vinicius del Barcelona.
El regate del extremo franc¨¦s era el factor diferencial de un equipo que construye el juego a partir del pase desde que se canoniz¨® a Xavi e Iniesta. No es que evocara a Garrincha, tampoco a Neymar y menos a Ronaldinho. Alguna de sus jugadas, sin embargo, invitaban a so?ar mientras no se acababan y permit¨ªan pleitear con los que solo atienden a la productividad y a la rentabilidad, nada que ver con la intencionalidad patentada con Lo Pelat. La condici¨®n de ambidiestro imped¨ªa saber si Demb¨¦l¨¦ saldr¨ªa por la derecha o la izquierda, si centrar¨ªa o chutar¨ªa, si marcar¨ªa o se lesionar¨ªa, maldecido desde aquel taconazo con el que se present¨® en Getafe.
La gracia del f¨²tbol est¨¢ en su incertidumbre y Demb¨¦l¨¦, adem¨¢s de incorregible, ingobernable e inalcanzable, era imprevisible, un delantero diferente en un f¨²tbol lleno de futbolistas repetidos, de atletas imponentes, de m¨¦todos y programas y tambi¨¦n de inteligencia artificial, de empacho t¨¢ctico y de una sofisticaci¨®n que a menudo se aleja del juego y tiende precisamente a una previsibilidad malentendida, aquella que no sabe tampoco c¨®mo calificar los controles de Mahrez en el City, su capacidad para matar la pelota cuando volaba como una becada, hoy captado tambi¨¦n por los halcones de Arabia Saud¨ª.
Indescifrable en la cancha y en la calle, Demb¨¦l¨¦ acab¨® por driblar a Xavi y agotar la paciencia del Bar?a. Ya no ten¨ªa m¨¢s recorrido en Barcelona y nadie habr¨ªa salido en su defensa en la grada de Montju?c. El barcelonismo siente la necesidad de cerrar de una vez aquel negocio que ha llevado al club a la ruina desde que malgast¨® los 222 millones que abon¨® el PSG por Neymar. Ya no queda rastro de Coutinho, ni de Griezmann ni pronto de Demb¨¦l¨¦. Algo parecido pas¨® con Figo hasta que lleg¨® Ronaldinho. Ahora, sin embargo, no hay dinero y no se sabe si quedan palancas por hipotecar, as¨ª que habr¨¢ que confiar en Abde, Yamal o Ferm¨ªn.
La cantera siempre fue la mejor y la ¨²nica soluci¨®n a los tiempos de crisis en el Barcelona. Nada retiene ya a Demb¨¦l¨¦, quien nunca fue un jugador de equipo ni de fiar, camino ya del PSG, el equipo tambi¨¦n de Neymar. La mayor¨ªa de barcelonistas recordar¨¢ a Demb¨¦l¨¦ por el no gol al Liverpool, aquel remate fallido a puerta vac¨ªa que hubiera supuesto el 4-0 y no el 3-0 que fue remontado en Anfield, mientras que una minor¨ªa seguir¨¢ so?ando que el delantero franc¨¦s acabar¨¢ por marcar aquel gol imposible que han cantado tantas veces sin que la pelota llegara a besar la red; lo que no contaban es que ese gol pudiera ser en la porter¨ªa de su Barcelona.
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