¡®Mother stronger¡¯: Faith Kipyegon, la reina madre imbatible del atletismo

El estadio, tan cerca del Danubio y sus efluvios h¨²medos, es un clamor. Una monta?a rusa de gritos estridentes que punt¨²an la noche calurosa. Chillidos agudos, casi ayes, tres veces, cuando Mondo Duplantis, una vez sellado su segundo Mundial con un salto de 6,10 metros, a la primera, como toda su noche con rivales, sin derribos, se enfrenta tres veces a una altura de 6,23m, un cent¨ªmetro por encima de su r¨¦cord del mundo, las tres nulas, aunque dos de ellas rozando casi imperceptiblemente el list¨®n.

La intensidad del griter¨ªo crece, y su tiempo en el aire, durante los dos relevos cortos, el jard¨ªn de los velocistas de Estados Unidos, en los que Noah Lyles, el anchor del cuarteto (Coleman, Kerley y Carnes corrieron antes que ¨¦l) cruza el primero la l¨ªnea final (37,38s) pese a las impurezas de sus pases por arriba y consigue, tras las de los 100m y los 200m, su tercera medalla de oro en un mismo Mundial, un logro solo conseguido en el siglo por su compatriota Tyson Gay, en 2007, entrenado tambi¨¦n por Lance Bauman, y por Usain Bolt, tres veces (2009, 2013 y 2015). En el femenino, las norteamericanas, lideradas por Sha¡¯Carri Richardson, la ganadora de los 100m, con 41,03s volvieron a derrotar, como en Eugene 2022, a la Jamaica de Shelly Ann Fraser Pryce y la campeona de 200m, Shericka Jackson y su mo?ito, tan poco aerodin¨¢mico que seg¨²n algunos expertos le hab¨ªa costado la v¨ªspera las seis mil¨¦simas que separaron sus 21,41s del r¨¦cord del mundo de Flo Griffith.

El clamor m¨¢s sostenido se mantuvo algo m¨¢s, 56s, el tiempo que dur¨® la ¨²ltima vuelta de los 5.000m femeninos, el tiempo en el que Faith Kipyegon mantuvo un codo a codo tremendo y victorioso con la neerlandesa Sifan Hassan, tambi¨¦n su rival derrotada en los 1.500m. Se impuso finalmente la keniana (14m 53,88s) por 23 cent¨¦simas, y recibi¨®, como recompensa, una calid¨ªsimo abrazo de Hassan y de sus rivales, tanto la quieren todas.

Tranquila en su hotel, la v¨ªspera de su segunda final como ¨²nica favorita, la de los 5.000m, la keniana Kipyegon, ya campeona del mundo de 1.500m, habla con la prensa, cuenta su vida, madre a los 24 de Alyn, una ni?a de cinco a?os, buena atleta antes (campeona ol¨ªmpica en R¨ªo y campeona mundial de 1.500m) y mejor despu¨¦s (campeona ol¨ªmpica again, en Tokio, y doble campeona mundial, y este verano ¨²nico, triple plusmarquista mundial, 1.500m, la primera mujer que baja de 3m 50s, 5.000m y milla). ¡°Cre¨ª que la maternidad supondr¨ªa el fin de mi carrera atl¨¦tica, pero ha sido el principio de todo¡±, dice la atleta m¨¢s querida del circuito, y cuando bate un r¨¦cord todas las que con ella han corrido la abrazan y se hacen una foto conjunta, felices. ¡°Mi vida ha cambiado. Yo he cambiado, tengo un lema, mother stronger (madre, m¨¢s fuerte). Nunca he estado m¨¢s fuerte en mi vida¡±.

Las palabras previas de fortaleza, su promesa, las subraya en la pista el s¨¢bado por la tarde, el d¨ªa que amaneci¨® con el triunfo absoluto de la mujer africana empoderada en el marat¨®n que invadi¨® las grandes avenidas y el puente de las Cadenas sobre el Danubio, de Pest a Buda, de Buda a Pest, 42,195 kil¨®metros, en la pista: junto a la campeona, la et¨ªope ya ganadora en Valencia en diciembre Amane Beriso Shankule (2h 24m 23s), siete mujeres m¨¢s nacidas en ?frica del Este ocuparon las ocho primeras posiciones. 12 horas despu¨¦s, en el estadio, es el turno de Kipyegon. Gana los 5.000m, doblega de nuevo a Hassan, como todo el mundo sab¨ªa que har¨ªa, y se convierte en la primera atleta que consigue en Mundial un doblete que solo ha logrado el keniano-estadounidense Bernard Lagat (2007), que a Jakob Ingebrigtsen y Mo Katir se les ha resistido y que en los Juegos Ol¨ªmpicos solo consiguieron dos hombres, dos hist¨®ricos, Paavo Nurmi en Par¨ªs 1924 e Hicham el Guerruj en Atenas 2004. Tras el 20-35 kil¨®metros de Mar¨ªa P¨¦rez y ?lvaro Mart¨ªn, y el 100m-200m de Noah Lyles, los de la madre imbatible del atletismo son los cuartos dobles oros de Budapest 2023.

La vida de Kipyegon, y as¨ª lo quiere, es un ejemplo para la mujer keniana, para su esperanza. ¡°La violencia machista es un mal end¨¦mico, pero en Kenia la mujer est¨¢ protagonizando una revoluci¨®n cultural. Yo contribuyo con el ejemplo: ayudo a la mujer africana corriendo¡±, dice Kipyegon, que comenz¨® jugando descalza al f¨²tbol y gan¨® sus primeras carreras en pistas polvorientas con zapatillas sin clavos y ahora se entrena en Kaptagat, en el valle del Rift, con Patrick Sang, el mismo entrenador del plusmarquista mundial, doble campe¨®n ol¨ªmpico de marat¨®n y premio Princesa de Asturias, Eliud Kipchoge. Y vive recluida lejos de su ni?a, vida de monasterio en el campamento del altiplano, a las ocho en la cama, a las cinco, maitines, lejos de su Alyn, que se queda en casa. ¡°Alyn lo entiende todo, sabe de mis r¨¦cords, de mis ¨¦xitos. De mayor har¨¢ lo que ella desee. Mi sue?o es ver a todas las ni?as kenianas crecer como ella, rodeadas de amor y respeto¡±.

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