R¨¦mi Bonnet conquista el ascenso imposible
El suizo gana en Pikes Peak y bate un record de 1993 tras una carrera marcada por la nieve y una altitud por encima de los 4.000 metros
R¨¦mi Bonnet es un animal tan competitivo que cuando el grupo de atletas con el que trota se acerca al punto de los fot¨®grafos para la foto promocional, acelera. ¡°Tienes que estar en cabeza hasta en el chiste¡±, le abroncan. As¨ª que cuando la responsable de la seguridad del recorrido de Pikes Peak anuncia un manto de nieve en la v¨ªspera del ascenso, le da al suizo la chispa que le faltaba: ¡°Pueden olvidarse del r¨¦cord¡±. Quiz¨¢s no sab¨ªa que ten¨ªa enfrente a un campe¨®n del mundo de esqu¨ª de monta?a obsesionado con poner su nombre en la historia del gran hors cat¨¦gorie del trail mundial. La guinda a su victoria en el santo grial de Colorado, que luce nevado a sus 4.302 metros de altitud en una escena de cuento que resumen sus ruidosos voluntarios: ¡°Es la Navidad en la monta?a¡±. El ascenso imposible, el lema de la quinta carrera del calendario de las Golden Trail Series, no lo fue para ¨¦l.
Si alguien pod¨ªa borrar de la historia a Matt Carpenter, cuyo registro en 1993 (2h01m06s) despert¨® dudas por el enorme margen con el resto de sus participaciones, era el mejor escalador del mundo. Este a?o ha repetido la f¨®rmula, mimetiz¨¢ndose con un recorrido de 2.400 metros de desnivel positivo para una media marat¨®n a una pendiente media por encina del 11%, sin apenas altibajos ni complejidades t¨¦cnicas. Perfecto para un metr¨®nomo como ¨¦l.
En Colorado nieva todos los meses del a?o y la tradici¨®n dice que en septiembre cae una tormenta de nieve. El viernes no se hubiera celebrado la prueba debido a los copos y a una visibilidad tan escasa que los voluntarios necesitaron el GPS para marcar un recorrido que no tiene p¨¦rdida. El s¨¢bado amaneci¨® con cielo despejado, as¨ª que el sol consol¨® a los 1.700 corredores que salieron en oleadas de cien por minuto desde Manitou Spring con una monta?a enfrente que invitaba m¨¢s al alpinismo que a correr.
Bonet impuso su experiencia sobre la pareja keniana que le desbord¨® en Sierre-Zinal. Patrick Kipngeno, campe¨®n del mundo de subida vertical, fue segundo a casi cuatro minutos y Philemon Kiriago, ganador en tierras suizas, decimotercero a cuarto de hora. El trazado era tan ajeno a los africanos que desconoc¨ªan a su llegada a EEUU que les esperaba una carrera sin bajadas. La arboleda domina dos tercios del sendero, con un sinf¨ªn de aficionados ofreciendo el tradicional ¡°good job [buen trabajo]¡±. La nieve se intuye en las ra¨ªces m¨¢s altas, pero el desaf¨ªo de verdad llega cuando el verde se evapora.
El estadounidense Eli Hemming, tercero, daba en la v¨ªspera el consejo para sortear el manto blanco. ¡°Aceptar que te vas a resbalar y no frustrarte. Si luchas contra ello, pierdes energ¨ªa¡±. La estampa navide?a empezaba a unos cinco kil¨®metros de meta; primero con un sendero despejado gracias a las pisadas y m¨¢s arriba con un carril helado que exig¨ªa extremar la prudencia en los tramos sombr¨ªos. Lejos de buscar la l¨ªnea recta, obliga a ascender por las curvas, esas que los infieles de Carpenter dice que acort¨® hace 30 a?os. Unos trazos horizontales que potencian la amplitud de la monta?a por encima de los 4.000 metros.
Ese men¨² de nieve y piedras heladas ten¨ªa postre: la altitud, el agravante de unos ¨²ltimos cuatro kil¨®metros que no bajan del 13,5% de media. No hay nada tan intr¨ªnseco a cada cuerpo como la reacci¨®n a esas cotas tan altas, esos corredores que adelantaban felices a otros que se apartaban en busca de un resuello antes de escuchar la megafon¨ªa de la cima e intuir las comodidades tras el sufrimiento: comida, parking y un enorme centro de visitantes. El cuerpo humano baja el pulso como defensa: el mismo tramo que mil metros m¨¢s abajo se corre con suficiencia a 160 pulsaciones ahora obliga a agonizar con poco m¨¢s de 130. Y aumenta la necesidad de hidrataci¨®n, ese enemigo invisible que no deja la huella del sudor en temperaturas fr¨ªas.
La altitud era la ¨²nica duda de Sophia Laukli, la escaladora que ha dominado las Golden este a?o con victorias en el Marat¨®n del Mont Blanc o Sierre-Zinal. La irrupci¨®n de esta esquiadora ol¨ªmpica ha sido tal que Pikes Peak es la primera prueba que corre dos veces. Tercera el a?o pasado, la estadounidense ha aprovechado la ausencia de las dos primeras para imponerse con claridad (2h35m54s) a la suiza Judith Wyder, una maestra de bajadas fuera de su zona de confort que lleg¨® a casi cuatro minutos. La estadounidense Anna Gibson dio la sorpresa con su tercer puesto.
Justo detr¨¢s llegaron las dos grandes bazas espa?olas. Malen Osa replic¨® su cuarto puesto en Dolomitas ¨Csu primera carrera de las Golden¨C con un tiempo de 2h47m23s, apenas 50 segundos menos que Sara Alonso, quinta, un puesto que firm¨® sin dudar en la v¨ªspera tras una lesi¨®n de siete meses. El tiempo dir¨¢ si la mejor versi¨®n de Alonso sigue por encima o si Osa es capaz de desbancarla como la referencia espa?ola. Con permiso de Julia Font, que lleg¨® sexta a 1m43s de Osa. El papel brillante de las chicas ¨Cmuy por encima de pa¨ªses como Francia, Italia o los n¨®rdicos¨C super¨® al de los chicos. Dani Osanz (2h12m34s), s¨¦ptimo por delante de ?lex Garc¨ªa, decimoquinto, dieron la talla en una clasificaci¨®n con 11 estadounidenses en el top-20.
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