¡°O vuelas o te hundes¡±: las claves del SailGP espa?ol en v¨ªsperas de la competici¨®n de Dub¨¢i
¡°En un F50 no hay lugar para la duda¡±, explica Florian Trittel, segundo de a bordo en el barco comandado por Diego Bot¨ªn que pelea por llegar a la gran final
El alto rendimiento en el deporte es, como en el mercado de valores, el arte de tomar una decisi¨®n en una d¨¦cima de segundo y ejecutarla en una cent¨¦sima. En deportes individuales, los atletas solo precisan de capacidad de an¨¢lisis, m¨²sculos ready y una buena conexi¨®n neuromuscular. Cuando se juega en equipo, a veces basta con ejecutar jugadas conjuntas mil veces repetidas en tediosas sesiones de entrenamiento. ...
El alto rendimiento en el deporte es, como en el mercado de valores, el arte de tomar una decisi¨®n en una d¨¦cima de segundo y ejecutarla en una cent¨¦sima. En deportes individuales, los atletas solo precisan de capacidad de an¨¢lisis, m¨²sculos ready y una buena conexi¨®n neuromuscular. Cuando se juega en equipo, a veces basta con ejecutar jugadas conjuntas mil veces repetidas en tediosas sesiones de entrenamiento. En un F50 de SailGP, catamaranes de 17 metros y un ala de 27 que vuelan a 90 por hora, y no sobre tart¨¢n que rebota liso o sobre c¨¦sped cuidado con tijeras de manicura, sino en aguas agitadas o calmas, unas patas finas como de ara?a, los foils, con viento de un lado y de otro, y nueve barcos alrededor, los cinco o seis tripulantes deben sincronizar sus movimientos con las condiciones del mar, del viento, las olas, las mareas, y con las acciones de sus compa?eros, como piezas de un reloj de millonario. Necesitan siempre algo m¨¢s, como si fueran seis cracks, seis Fortunes, del League of Legends apretando cientos de teclas por segundo ante la pantalla del videojuego, y no desafinar ninguno, y al mismo tiempo dar vueltas a un molinillo, saltar de lado a lado del catamar¨¢n sobre redes, y el agua golpeando el rostro.
Y esto no solo para ganar, sino siquiera sea para no volcar. El que vacila se va a nadar. El arte de decidir el movimiento justo en el momento justo es vital para pilotar un catamar¨¢n F50 en SailGP. Ataca. Ataca. Ataca.
¡°No hay lugar para la duda. O vuelas o te hundes¡±, resume Florian Trittel, trimmer de ala del F50 espa?ol, que este fin de semana, en la Dub¨¢i del COP28, disputar¨¢ la sexta carrera de la temporada. ¡°Nos pasamos el d¨ªa en el mar o analizando lo que hacemos en el mar¡±.
Es el SailGP, algo as¨ª como la f¨®rmula 1 del mar. 10 pa¨ªses, 10 barcos, algunos de los mejores navegantes de la historia y 13 carreras. Entre ellos, un barco espa?ol, con un piloto, Diego Bot¨ªn, y un segundo a bordo, Trittel, que no han cumplido los 30 a?os y ya pelean quilla con quilla con los mejores, con las vacas sagradas. Completan la tripulaci¨®n la estratega y grinder (vueltas al molinillo) Nicole van der Velden, el t¨¢ctico y grinder Joan Cardona y el controlador de vuelo Joel Rodr¨ªguez. En v¨ªsperas de la ciaboga del curso, manda con 43 puntos la Australia imbatible ¡ªlos Flying Roos, canguros voladores, se han impuesto en las tres temporadas disputadas¡ª del m¨ªtico Tom Slingsby. Los Gallos del F50 espa?ol marchan cuartos, empatados a 32 los terceros, Estados Unidos, cuyo propietario y piloto hasta hace 10 d¨ªas, el dios de la Copa Am¨¦rica, Jimmy Spithill, acaba de vender a un consorcio de famosos y tecn¨®logos que han elegido a Taylor Canfield como conductor. Curiosamente, en Dub¨¢i, Spithill pilotar¨¢ el F50 australiano en sustituci¨®n de su amigo Slingsby, que se quedar¨¢ en Australia porque su mujer espera ya su primer hijo.
Despu¨¦s de cada evento, y algunas veces m¨¢s, la tripulaci¨®n espa?ola mantiene videoconferencia, cada uno est¨¢ en una parte del mundo, lo que llaman reuniones de ¡°trabajo psicol¨®gico¡±. ¡°Tenemos un performance coach, el neozeland¨¦s Hamish Willcox, que trabaja tambi¨¦n en Copa Am¨¦rica y tiene much¨ªsima experiencia de campa?as ol¨ªmpicas con Blair Tuke y Peter Burling, y nos dice que lo que tenemos en nuestro equipo es algo muy especial, es algo ¨²nico, que no existe as¨ª en otros equipos y que probablemente sea nuestro punto a favor y nuestro punto m¨¢s fuerte. Willcox, que no es un psic¨®logo, es capaz de conectar con cada situaci¨®n y con cada personalidad y realmente tiene una funci¨®n muy importante en ese sentido¡±, explica Trittel despu¨¦s de la competici¨®n disputada en C¨¢diz, a finales de octubre. ¡°Es ¨¦l quien gu¨ªa al equipo y, bueno, analizamos y pensamos siempre en qu¨¦ es relevante, en qu¨¦ momento. Y con ¨¦l, y con nuestro otro entrenador, el italiano Simone Salv¨¤, tenemos llamadas para comentar concretamente situaciones como las de la ¨²ltima carrera disputada, cuando nos equivocamos al meterle la quilla a Canad¨¢, por lo que nos penalizaron. Tenemos que buscar un margen para acertar al decidir cu¨¢ndo hacerlo y cu¨¢ndo no¡±.
Todo parte, explica Trittel, de que cada uno de los cinco tripulantes sepa con qu¨¦ es con lo que se siente c¨®modo a nivel individual. ¡°Hablando de Diego, de Joan, de m¨ª, la pregunta que surge ah¨ª es: ¡®?qui¨¦n tiene toda esa informaci¨®n en la cabeza durante la carrera?¡¯ La repartimos, ?y por qu¨¦?, porque en este caso, ?qu¨¦ informaci¨®n creemos que debe Diego y qu¨¦ informaci¨®n quieren tener Diego y Joan?¡±
No est¨¢n solos. Desde la costa, Willcox, al igual que los entrenadores de los otros nueve barcos, maneja miles de datos de navegaci¨®n y telemetr¨ªas en su ordenador, y tiene una visi¨®n perfecta del campo de regatas, para transmitir en cada momento por radio la informaci¨®n necesaria para tomar decisiones. Es una novedad, dictada tanto por la mejora de su visi¨®n como por el deseo de reducir la huella de carbono, pues los entrenadores antes dirig¨ªan desde lanchas z¨®diac. ¡°Por suerte, el entrenador puede cada vez ayudar m¨¢s, d¨¢ndonos comunicaciones desde tierra y est¨¢ en una posici¨®n mucho m¨¢s tranquila¡±, dice Trittel. ¡°Estamos hablando mucho sobre c¨®mo encontrar un mejor equilibrio para saber cu¨¢ndo atacar en situaciones que se van a dar siempre. Tenemos mucho margen de mejora a nivel t¨¦cnico en cuanto a maniobrar el barco mejor para tener mayor confianza para apretar en ciertas situaciones de barco a barco¡±.
En los meses entre eventos de SailGP, 13 fines de semana al a?o, los marinos no pueden entrenar en los F50. Los gallos lo hacen en moths (polillas), peque?os barquitos individuales, con foils, tambi¨¦n. ¡°No tiene nada que ver con c¨®mo navegar con seis, pero es lo que m¨¢s se parece a nivel de conceptos, porque vuela y hablamos el mismo lenguaje y entrenamos el uno contra el otro¡±, explica Trittel, quien, adem¨¢s, tambi¨¦n compite con Diego Bot¨ªn en 49er, categor¨ªa en la que son campeones de Europa y en la que competir¨¢n en los Juegos Ol¨ªmpicos de Par¨ªs 24, en el puerto de Marsella. El 49er solo tiene cinco metros de eslora, no se eleva sobre foils, pero es capaz de deslizarse sin que le afecte la resistencia del agua, a menos que reduzca la velocidad. Entonces las velas pasan de fuerza motriz a fuerza de vuelco. En todas las maniobras de un 49er, la velocidad es una amiga. Y la comunicaci¨®n, clave. No solo por radio. ¡°Diego y yo conectamos ya a un nivel de energ¨ªa que vale m¨¢s que la comunicaci¨®n verbal¡±, dice Trittel. ¡°Y en el F50, programamos comunicaciones para cada situaci¨®n de carrera. Pensamos mucho qu¨¦ decir y cu¨¢ndo. Necesitamos un canal claro. Las cosas tienen que ir en un orden establecido para que no haya dos personas hablando a la vez¡±.
As¨ª armados, cohesionados, buscar¨¢n el fin de semana repetir la victoria obtenida en Los ?ngeles. ¡°Dub¨¢i por suerte lo conocemos ya y sabemos que probablemente tendremos vientos ligeros a medios con muy poca ola. El a?o pasado adem¨¢s ganamos una carrera all¨ª¡±, dice Trittel. ¡°Cuando vimos la gran final de San Francisco el a?o pasado desde el lado del campo, porque no hab¨ªamos clasificado, est¨¢bamos atr¨¢s del todo en la clasificaci¨®n, ve¨ªamos a los tres equipos finalistas y so?¨¢bamos con alg¨²n d¨ªa estar all¨ª. Quiz¨¢s esta temporada tampoco sea, pero a lo mejor no est¨¢ tan lejos ese sue?o¡±.
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