Es la hora de Thierry Ndikumwenayo
El atleta espa?ol nacido en Burundi llega al Europeo de Roma con opciones de dos medallas despu¨¦s de una vida muy dura: pobreza, insultos racistas o el d¨ªa que lo dejaron tirado en Estambul sin dinero
La vida de Thierry Ndikumwenayo es como una etapa de monta?a del Tour. Subir y bajar. Sus or¨ªgenes en Burundi, uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo, donde pas¨® su infancia como el quinto de una familia de seis hermanos y tres hermanas que viv¨ªan de la tienda de comestibles de los padres. La esperanza cuando encontr¨® en Alicante, en 2015, un grupo en el que el entrenador, Lloren? Solbes, acog¨ªa a atletas de pa¨ªses desfavorecidos. Hasta que el t¨¦cnico se fue a trabajar a Catar, lleg¨® la pandemia y Thierry se vio completamente solo. Su club, el Playas de Castell¨®n, le anim¨® a irse unos kil¨®metros m¨¢s arriba; y en Castell¨®n pas¨® ocho meses en casa de uno de sus entrenadores, Tom¨¢s Fandi?o. El gallego lo trat¨® igual que a su hija peque?a. Amor de ida y vuelta. Pero a¨²n quedaban duros repechos. La larga espera hasta recibir la nacionalidad espa?ola. Los insultos xen¨®fobos en las cloacas de las redes sociales tras cada ¨¦xito de este chico reservado y muy educado. Las lesiones. Pero una agradable tarde primaveral en Oslo parece haber cambiado su suerte. El pen¨²ltimo d¨ªa de mayo corri¨® en los Bislett Games, una catedral del atletismo, y logr¨® un cuarto puesto en los 5.000 metros con una marca (12m 48,10s) que es la segunda mejor de Europa de todos los tiempos.
Ese registro, a una semana del Campeonato de Europa, que se celebrar¨¢ en el Estadio Ol¨ªmpico de Roma del 7 al 12 de junio, eleva sus aspiraciones en las dos pruebas que va a disputar: los 5.000, este s¨¢bado, y los 10.000, el siguiente mi¨¦rcoles. ¡°Fue una sorpresa, la verdad. Yo pensaba correr en 12m55s o as¨ª, no bajar de 12m50s. Es sorprendente porque est¨¢bamos en mayo y no hab¨ªamos trabajado todav¨ªa para estar tan r¨¢pidos. Pero est¨¢ claro que vamos por buen camino¡±.
Ndikumwenayo, como muchos atletas, usa la primera persona del plural para referirse a ¨¦l y a su entrenador. El hombre que dirige su carrera deportiva desde 2020 es Pepe Ortu?o, un maestro jubilado que fue uno de los fundadores, en 1981, del Club Atletismo Castell¨®n, hoy el mejor club de Espa?a. Ortu?o vio de cerca casos repugnantes de racismo que intent¨® ocultarle a su atleta. Como el due?o de aquel bar de carretera que le dijo que no pensaba servirle si iba con un chico negro. Pero no pod¨ªa protegerle de todo. Y cuando llegaron sus ¨¦xitos, como el triunfo en el Campeonato de Espa?a de cross, el r¨¦cord nacional de cinco kil¨®metros (13m 17s) o una gran marca en 10.000 (27m 26,52s), corriendo casi en solitario en Castell¨®n, su ciudad, Thierry mir¨® los comentarios en las redes sociales y se ech¨® las manos a la cabeza. ¡°Los dos primeros d¨ªas estuve un poco triste. Pero Pepe y mis compa?eros me animaron y ahora he entendido que esos que critican son pobre gente¡±.
Ndikumwenayo ya tiene callo. Lleva toda la vida luchando. Al poco de llegar a Espa?a, en 2015, viaj¨® a Estambul con el Playas de Castell¨®n. A la vuelta, despu¨¦s de haber ganado la carrera, lo pararon en el aeropuerto y no le dejaron volar. ¡°Ya viv¨ªa aqu¨ª y ten¨ªa un visado de tres meses, pero no pod¨ªa salir. Solo pod¨ªa entrar una vez en el pa¨ªs, pero eso no lo hab¨ªamos visto¡±. El caso es que, incomprensiblemente, todos sus compa?eros fueron pasando el control. Jes¨²s Montiel, uno de los t¨¦cnicos, lo dej¨® solo. El mediofondista Nacho Fontes se qued¨® con ¨¦l hasta el ¨²ltimo momento. Pero tuvo que dejarle o perd¨ªa el vuelo. Aquel chico de 18 a?os se vio de repente solo en el aeropuerto de Estambul, con un tel¨¦fono que no pod¨ªa usar y 15 euros en el bolsillo. No sab¨ªa qu¨¦ hacer. A la noche, despu¨¦s de comerse un cruas¨¢n y beberse un t¨¦, lo ¨²nico que tom¨® en todo el d¨ªa, lo echaron del aeropuerto. Ndikumwenayo, aterido y sin tener a donde ir, acab¨® durmiendo en la calle, a la intemperie, en mitad de la acera. Al d¨ªa siguiente se subi¨® al primer autob¨²s que pas¨® por la puerta. ¡°Al final del trayecto, el conductor me dijo que ten¨ªa que bajarme. No s¨¦ ni d¨®nde par¨®. Igual era Estambul, pero no lo s¨¦¡±. El atleta busc¨® un sitio donde conectarse a internet por cinco euros. As¨ª contact¨® con Solbes y su representante, que le recomendaron buscar la embajada y pedir un visado. Al final le consiguieron pagar un hotel y se tir¨® all¨ª solo una semana hasta que logr¨® el permiso para salir del pa¨ªs y regresar a Espa?a.
El atleta prosper¨® y, despu¨¦s de unos a?os, ha conseguido comprarle una casa a sus padres en Kiryama, su pueblo. ¡°Mi objetivo siempre ha sido ayudar a mi familia. ?Cu¨¢l va a ser si no?¡±. Ahora le espera otra oportunidad de seguir creciendo como atleta. ¡°A ver si puedo ganar algunas medallas en Roma¡±, dice el Tigre, como le gusta llamarse. ¡°Estoy muy bien. En Oslo tuve unas sensaciones brutales, pero creo que puedo mejorar a¨²n m¨¢s. ?El r¨¦cord de Europa (lo tiene Mo Katir con 12m 45,01s)? Qui¨¦n sabe¡¡±. El viernes se ajustar¨¢ los auriculares, pondr¨¢ un poco de reguet¨®n y har¨¢ el calentamiento. Luego saldr¨¢ e intentar¨¢ batir a Jakob Ingebrigtsen y al resto de rivales en la final del 5.000.
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