Valderrama o cuando el golf es lo de menos: los profesionales David Puig y Danny Lee comparten una partida con tres amateurs
El campo de Sotogrande donde se disputar¨¢ el LIV Andaluc¨ªa del viernes al domingo, el ¨²nico en territorio espa?ol de la liga saud¨ª, mezcla lo cl¨¢sico de un tapete sin igual con un formato novedoso
R¨ªgido y hasta cierto punto inmovilista, elitista por definici¨®n, el golf tira de her¨¢ldica y tradici¨®n, un deporte que respeta la historia como pocos, entronizado como ninguno Saint Andrews y sus links, cuna del palo y la bola. Augusta, Pebble Beach, TPC Sawgrass, Royal County Down, Murifield, Torrey Pines¡ son otros de los muchos campos que con solo escucharlos de refil¨®n ya se le cae la baba a cualquier golfista, amateur o no, puesto que dar un buen golpe es un chute de serotonina que siempre se quiere redescubrir. Lo cl¨¢sico, sin embargo, ya no lo es tanto desde que llegaran los saud¨ªes y su circuito, el LIV, una sacudida a los estamentos y un golpe de estado al PGA Tour, que a cada curso se desgrana con el rival porque a talonario no puede competir, porque muchos de los golfistas se marchan seducidos por jugar menos y cobrar m¨¢s. El formato, adem¨¢s, con Dj¡¯s en vivo, solo tres jornadas y en equipos, atrae a los j¨®venes, que bien pueden tener una fiesta sin saber lo que es pullear, un socket o un flop. Y eso, como ya ocurriera el a?o pasado, se dar¨¢ en Valderrama donde lo cl¨¢sico del campo mezclar¨¢ con lo revolucionario del torneo. Y ser¨¢ en un tapete sin igual, en un recorrido entre alcornoques solo apto para los m¨¢s habilidosos. Eso explican durante una vuelta del pro-am [torneo previo a la competici¨®n oficial donde un profesional juega con tres amateurs] Danny Lee ¡ªlleg¨® a ser el mejor del mundo amateur¡ª y David Puig, que se clasific¨® hace nada para los Juegos.
Son las 11.10 am y el sol gaditano ya no da respiro, crema por doquier e innumerables botellas de agua que Valderrama surte con generosidad, pues en cada hoyo hay neveras y hasta toallitas remojadas en hielo para sofocar la can¨ªcula. No falta detalle porque tambi¨¦n dan piezas de fruta, bocadillos y hasta cervezas para los que tienen un d¨ªa de golf un poco torcido. Despu¨¦s de asignar un caddie a todos los amateurs, van al campo de pr¨¢cticas para no hacer m¨¢s rid¨ªculo de la cuenta... Es la hora y el neozeland¨¦s Danny Lee, que no est¨¢ teniendo su a?o, 45? de 54 en la lista, ya aguarda en el tee del 1. Gorro fuera y saludo de manos, corpach¨®n y swing de lo m¨¢s acad¨¦mico, sonrisa alegre. Pero pronto se le borra porque Valderrama no da tregua, porque fallar una calle es enfrentarse a los alcornoques, tambi¨¦n a un rough que en ciertos puntos esconde la bola.
¡°?C¨®mo te ves para el finde?¡±, se le cuestiona. ¡°?Bien?¡±, responde con una sonrisa; ¡°bueno, veremos qu¨¦ tal se da. Es un campo complicado, pero muy divertido, me gusta mucho¡±. Aunque sus hierros no funcionan del todo. ¡°Vamos, tranquilo, natural¡±, le pide su caddie. Pero no le sale y en varios hoyos, sobre todo en los pares 3, repite el tiro, demasiadas veces impactos que tocan suelo antes que la bola. No pierde, en cualquier caso, la calma. Y hasta tiene tiempo de bromear con su compa?ero de equipo Kevin Na, que va en la partida posterior, pues antes de dar su segundo golpe en un hoyo le reta a que le pise la bola ¡ªhaga m¨¢s metros que ¨¦l¡ª en un par 5. Na no lo alcanza. Y Lee coge un rotulador, agarra su bola y le pinta cacahuetes. ¡°Peanuts, peanuts¡±, explica, como si quisiera decir que ese golpe es menos que nada, insuficiente. La vuelta del neozeland¨¦s, en cualquier caso, es mala, pues hace +1 del campo y no ha sido capaz de cogerle el hilo a Valderrama. Se marcha un poco cabizbajo aunque siempre educado, y da el relevo de los siguientes 9 hoyos a David Puig.
Curiosamente, la partida se ha convertido en algo familiar porque uno de los tres amateurs es Waldo Puig, su padre, que tiene como caddie a su mujer. A David, adem¨¢s, le acompa?a su novia. ¡°?C¨®mo va la partida?¡±, les pregunta a modo de saludo. ¡°Mal, mal¡±, constata su madre, pues los amateurs, aunque salen en cada hoyo unos cuantos metros por delante, tampoco han estado finos. Aunque el ambiente cambia, toda vez que Puig se entremezcla con todos, incluso da consejos: ¡°Aqu¨ª yo intentar¨ªa ponerla a la derecha de ese ¨¢rbol; es mejor que tir¨¦is desde el b¨²nker que desde ese rough¡¡±. En el hoyo 10 el equipo firma birdie y el grupo, animado, acumula otros 10 en los ¨²ltimos nueve hoyos para acabar a mitad de tabla por arriba. ¡°No est¨¢ mal para estar quej¨¢ndote todo el rato¡±, le suelta David a su padre, previo abrazo, cuando este logra un eagle de arrea, ya que emboca el hoyo en el segundo golpe desde unos 90 metros. ¡°?Sergio!¡±, grita entonces a la partida de al lado, donde est¨¢ Sergio Garc¨ªa, capit¨¢n de su equipo (Fireballs); ¡°?F¨ªchalo!¡±. Todos se mondan. Puig tiene gracia.
¡°F¨ªjate qu¨¦ palos lleva¡¡±, suelta despu¨¦s en referencia a su padre; ¡°utiliza unos m¨ªos que us¨¦ yo con 13 a?os. No ser¨¢ porque no juega veces¡ Ya podr¨ªa cambiarlos, ya¡±, bromea. ¡°Un poco flojito, ?eh?¡±, le suelta despu¨¦s, tras un golpe que no alcanza green. ¡°Anda, disfruta del campo y no mires el resultado¡±, le aconseja tambi¨¦n, pues Valderrama es de lo que no hay, el campo n¨²mero 29 del mundo en la lista de los mejores que realiza Golf Digest. Pero Puig tambi¨¦n tiene tiempo para ¨¦l, para centrarse en su golf. ¡°Estoy retocando un par de cosas en el swing y se nota¡±, explica, pues mezcla golpes de genio con alguno irregular; ¡°pero el fin de semana puede funcionar¡±. Su caddie, Alberto, no se toma la jornada de asueto, puesto que antes de cada impacto le explica los vericuetos del hoyo, las posibilidades, el viento, la zona donde es mejor atacar¡ David escucha y tambi¨¦n practica alg¨²n tiro de m¨¢s; al d¨ªa siguiente empieza lo bueno para ¨¦l y para todos los del LIV. Y trata de que su golf fluya. ¡°No pienso en el golpe, pero s¨ª que me digo palabras que me ayudan como: ¡®ritmo, alineaci¨®n¡¡±. Y durante la vuelta se marca tres birdies. Los Puig se abrazan, naturales, simp¨¢ticos, buena gente. Los amateurs se dan las manos y sonr¨ªen, sufrir con el golf tambi¨¦n es divertido. Y m¨¢s si lo haces con profesionales y en Valderrama.
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