Muri¨® Roberto Chale, la mente maestra que anul¨® a Maradona y el p¨ªcaro que logr¨® que la selecci¨®n argentina viera un Mundial por tev¨¦
El mediocampista peruano, mundialista en M¨¦xico 70, falleci¨® a los 77 a?os. Como entrenador tram¨® la recordada marca personal que casi evita la consagraci¨®n de Maradona en el 86
Le llamaban el ¡®Ni?o Terrible¡¯ y le ten¨ªa alergia a las cursiler¨ªas y solemnidades. Roberto Chale Olarte ha muerto a los 77 a?os y, aunque su partida causa un profundo dolor en el f¨²tbol peruano, su vida fue una fiesta interminable, repleta de travesuras en todas las canchas, que merece provocar m¨¢s sonrisas y menos quebrantos. Debut¨® en la ¨¦poca en la que se atacaba con cuatro o hasta con cinco delanteros, y donde los mediocampistas estaban obligados a ser el equilibrio del equipo. Pero Chale era un desequilibrado en el sentido m¨¢s juguet¨®n de la palabra. Un atrevido que le dejaba la marca a los m¨¢s aplicados para dedicarse a lo que mejor sab¨ªa hacer: armar paredes, filtrar pases con tres dedos y enga?ar a sus rivales con quiebres de cintura. Era, sin exageraciones, un eslab¨®n perdido del tikitaka.
Chale era miembro honorario de los futbolistas formados en las esquinas, con arcos de piedras, que por instinto de sobrevivencia desarrollan la habilidad de regatear a rivales y a autos casi a la vez. Alguien que de adolescente nunca tuvo que alquilar una cancha de grass sint¨¦tico con los amigos del barrio. Adem¨¢s pose¨ªa una visi¨®n perif¨¦rica para identificar al compa?ero libre y allanar el camino al gol con una sutileza de su bot¨ªn. Cualidades que se potenciaban con su frescura para desplegar su f¨²tbol con estadios en contra. Sus or¨ªgenes lo hab¨ªan curtido: naci¨® en el picante Barrios Altos y creci¨® frente al mar, en el distrito de Magdalena. Un criollo de aquellos.
El 31 de agosto de 1969, Roberto Chale fue uno de los art¨ªfices de una gesta que en el Per¨² se recuerda todos los a?os, casi como si fuese una batalla independentista en el calendario. La selecci¨®n peruana, dirigida por el brasile?o Did¨ª, visit¨® La Bombonera para enfrentar a Argentina. Hab¨ªa mucho en juego. La Albiceleste deb¨ªa ganar para clasificar a M¨¦xico 70, el primer Mundial a color. Para ese entonces hab¨ªan desistido de competir en Francia 38, Brasil 50 y Suiza 54 por discrepancias administrativas y pol¨ªticas, pero nunca hab¨ªan sido eliminados en cancha de un Mundial. Es hasta la fecha la ¨²nica vez.
Tras una ardua lucha, Per¨² consigui¨® un empate a dos, con un doblete del puntero Oswaldo ¡®Cachito¡¯ Ram¨ªrez y con una escena en blanco y negro a la que Roberto Chale le puso color. Cuando estaba por concluir el primer tiempo, el volante tom¨® el bal¨®n y le dio un pelotazo en la cabeza a Juan Carlos Rulli, emblema del Racing Club, desconcertando a los adversarios y, desde luego, a la platea. Una picard¨ªa por la que seguramente habr¨ªa sido expulsado en este siglo y que le segu¨ªa despertando carcajadas. ¡°Les com¨ª la cabeza¡±, dec¨ªa. El pa¨ªs que despu¨¦s se tatuar¨ªa tres estrellas en el escudo tuvo que ver por televisi¨®n la Copa del Mundo que catapult¨® a Pel¨¦ como O Rei. Torneo donde Per¨² se march¨® en cuartos de final y Chale anot¨® un gol ante Marruecos, con un movimiento de caderas.
Se alz¨® en cuatro ocasiones con el t¨ªtulo de la liga peruana, tres de ellas con el club donde se convirti¨® en ¨ªdolo, Universitario de Deportes y otra con el Defensor Lima. Roberto Chale es de esos pocos personajes que se gan¨® el cari?o de la gente de forma un¨¢nime. A pesar de haberse puesto la camiseta blanquiazul de Alianza Lima en m¨¢s de un amistoso y, adem¨¢s, haberlo dirigido supo disipar escozores con su carisma. D¨ªas muy lejanos, donde los cl¨¢sicos se jugaban con dos hinchadas y donde Alianza Lima no era considerado como el enemigo, sino como el compadre.
Como entrenador logr¨® el tricampeonato con Universitario en el 2000, coronando su leyenda con el equipo crema. Pero adem¨¢s dirigi¨® a la selecci¨®n peruana en las recordadas Eliminatorias para M¨¦xico 86, donde estuvo a punto de dejar a Argentina sin Mundial por segunda vez y, con ello, a un tal Diego Armando Maradona. La tarde del 23 de junio de 1985, en el Estadio Nacional de Lima, pas¨® a la historia por la famosa marca de Luis Reyna a Maradona. Una marca f¨¦rrea, sucia y antirreglamentaria para esta era. Chale dispuso que Reyna se olvidara del partido y b¨¢sicamente se concentrara en desaparecer al ¡®Pelusa¡¯ a empujones, jalones y patadas. Su soldado cumpli¨® el objetivo y Per¨² gan¨® por la m¨ªnima diferencia.
¡°Fue desmedido, malintencionado, injustificable. Hoy por hoy no podr¨ªa hacerse una marca as¨ª ni a m¨ª ni a nadie¡±, declar¨® Maradona all¨¢ por el 2008, sob¨¢ndose los tobillos todav¨ªa. En la vuelta, en Buenos Aires, los de Bilardo lograron la clasificaci¨®n con un empate a dos en el ¨²ltimo minuto. Per¨² ser¨ªa eliminado despu¨¦s en el repechaje. Y al a?o siguiente el ¡°m¨¢s sucio de los dioses¡±, como dir¨ªa Galeano, tocar¨ªa el cielo con las manos.
Aquejado por m¨²ltiples males, Roberto Chale ha muerto a los 77 a?os, en una cl¨ªnica local, en Lima. Como sucede con quienes han marcado ¨¦poca y, adem¨¢s, gozan del cari?o del pueblo, su vida se prolongar¨¢ con cada haza?a. Ha partido una de las figuritas del ¨¢lbum de M¨¦xico 70. El m¨¢s pendenciero. El ¡®Ni?o Terrible¡¯.
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