Por un beso, la que se est¨¢ liando¡
El debate sigue estando hoy en si, entre todos, hemos exagerado tanto esta historia que al final un desliz va a acabar condenando a un tipo que no pudo controlar su emoci¨®n
Por un piquito. Solo por un pico cari?oso en un momento de euforia y celebraci¨®n. La que se est¨¢ liando. Qu¨¦ exageraci¨®n. Y este se?or puede ir a prisi¨®n. Qu¨¦ barbaridad.
Hasta ahora nunca nadie se hubiera atrevido a judicializar un beso tonto, desacertado, incorrecto o fuera de lugar. La mayor¨ªa hubiera pensado en el qu¨¦ dir¨¢n, en la bola de nieve que se formar¨ªa, en los juicios de valor, en las consecuencias (para los acusados y para la denunciante), en la lentitud de la justicia, en lo larga que se har¨ªa la agon¨ªa, en la etiqueta que arrastrar¨ªa para siempre. La mayor¨ªa hubiera callado. Total, tampoco fue para tanto.
La mayor¨ªa, habi¨¦ndose visto el gesto como se vio, se hubiera puesto una coraza, hubiera rebajado la calentura y restado importancia al asunto. Exactamente, lo que hizo Jenni Hermoso los instantes posteriores a ese beso tonto, desacertado, incorrecto y fuera de lugar. Y a pesar de que (o precisamente por eso) quien se lo dio era su superior jer¨¢rquico, Luis Rubiales. Todo un presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol, una entidad que se mueve por la vida manejando un presupuesto de 400 millones de euros.
A Jenni Hermoso, la del beso (esa etiqueta que arrastrar¨¢ para siempre) nadie le pregunt¨® c¨®mo estaba en aquellas horas y d¨ªas despu¨¦s del d¨ªa D. El d¨ªa en que la selecci¨®n espa?ola femenina gan¨® la Copa del Mundo de f¨²tbol. El d¨ªa en que el presidente le dio un pico a la delantera estrella del equipo. Nadie m¨¢s all¨¢ de sus amigas m¨¢s cercanas le dio las herramientas necesarias para actuar en un caso como ese. Nadie en toda la estructura de la federaci¨®n record¨® que exist¨ªa un protocolo antiacoso, redactado apenas meses antes y expresamente para casos como el que se juzga: un beso en la boca. El aparato la dej¨® sola. Y no contentos con eso, Rubiales y sus adl¨¢teres usaron todas sus artes, tiraron de todos los contactos y de su capacidad y poder como dirigentes de la federaci¨®n para tratar de tapar el asunto. Que no se hablara m¨¢s. ?Que somos campeonas del mundo!
Todo eso, el beso que todos vimos en agosto del 2023, y el acoso constante que la futbolista y su entorno sufrieron para que el tema dejara de estar en boca de todos, ha quedado probado en el juicio que acaba de quedar visto para sentencia.
El debate, en la barra del bar y en la sala de la Audiencia Nacional, sigue estando hoy en si, entre todos, hemos exagerado tanto esta historia que, al final, un desliz va a acabar condenando a un tipo que no pudo controlar su emoci¨®n y su euforia. Y castigando a otros tres que solo quer¨ªan lo mejor para su amigo. Y su jefe. Que vienen a ser la misma persona.
La agresi¨®n no fue tal, nos dice la abogada de Rubiales, porque ella no la percibi¨® como tal. Si no, de qu¨¦ iba a estar ri¨¦ndose y d¨¢ndole palmaditas en la espalda. Y la coacci¨®n no existe porque confundimos las conversaciones amistosas (con cierto tono amenazante, vamos a reconocerlo, eso s¨ª, es que estaban muy nerviosos y decepcionados por el comportamiento de su amiga) con la intimidaci¨®n con violencia. ¡°Rogar no es intimidar, rogar es pedir¡±, se ha insistido desde la defensa.
As¨ª, uno de los abogados defensores ha alegado que todo era una farsa, una reconstrucci¨®n de los hechos para hacer crecer ¡°lo del beso¡± y hacernos creer que la federaci¨®n era ¡°como una mafia¡± y que ¡°todos ellos¡± trabajaron ¡°coordinados para coaccionar a Hermoso¡±. Se cre¨ªa el abogado estar coprotagonizando una telenovela. O eso nos dijo. Y se olvid¨®, al hablar con tanta sorna, de que hay otra causa abierta en los tribunales de Majadahonda que describe a esa c¨²pula directiva de la federaci¨®n, con Rubiales a la cabeza, como una organizaci¨®n criminal. Esa otra telenovela, por cierto, se sustenta en una investigaci¨®n de la UCO de la Guardia Civil.
Y mientras ese otro caso se resuelve, aqu¨ª estamos. Por un piquito. Y mucho m¨¢s.
Qu¨¦ hubiera sido de todos nosotros, de todas nosotras y de este caso si en lugar de llamarnos ¡°pringados¡± y ¡°tontos del culo¡±, Rubiales hubiera pedido perd¨®n al bajarse del pedestal. Si hubiera hablado con Hermoso, como el amigo que dice que era, y le hubiera pedido disculpas, sin m¨¢s.
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