Copa del Rey de baloncesto: honrar el formato

Llega el fin de semana m¨¢s atractivo del baloncesto espa?ol. Pasan los a?os y se mantiene el aroma de gran acontecimiento a celebrar en la pista y las gradas y que se traslada a las calles de la ciudad anfitriona. La rutina provocada por ligas excesivamente largas se reconvierte en pura excitaci¨®n. Los pron¨®sticos cuelgan con alfileres y el mar de competiciones y ventanas que distraen al aficionado se concreta en algo sencillo y entendible. Llegan ocho, el que pierda a casa, solo puede quedar uno.

De la Copa del Rey siempre se espera lo mejor. Desde su primera edici¨®n en este formato, celebrada all¨¢ por 1984 y que termin¨® con la sorprendente victoria del CAI Zaragoza de Kevin Magee, su enorme prestigio se fue cimentando a base de asaltos al poder establecido. Ganar playoffs a cinco partidos cuesta mucho m¨¢s que entrar en ebullici¨®n durante un largo fin de semana y cada triunfo de Joventut, Baskonia, Estudiantes, Unicaja, Zaragoza, Valencia o Manresa ha hecho crecer la leyenda de que, en la Copa, todo es posible. No es lo que dice ahora mismo el palmar¨¦s de los ¨²ltimos quince a?os, donde ¨²nicamente el Unicaja en 2023 ha sido capaz de romper la bicefalia blanca y azulgrana (7 t¨ªtulos cada uno), pero este dato no logra arrancar la ilusi¨®n de reunirse este fin de semana tan especial con la esperanza de que los guiones previos salten por los aires.

Aunque suene a canci¨®n ya escuchada, en esta ocasi¨®n parece que se dan circunstancias suficientes como para pensar que estamos ante la mayor igualdad de los ¨²ltimos tiempos en la zona noble. El motivo es doble. Por un lado, el crecimiento progresivo de varios proyectos que han logrado mantener plantillas, con todos los beneficios que lleva impl¨ªcitos. Por el otro, el aprovechamiento por parte de sus rivales del desgaste f¨ªsico y mental que tienen que soportar los equipos Euroliga, lo que les hace m¨¢s vulnerables los fines de semana, y no solo para equipos punteros.

Basta con echar un vistazo a la clasificaci¨®n para comprobar los efectos de estas circunstancias. La lidera el Madrid, pero llega a Canarias d¨¢ndose golpazos an¨ªmicos en Europa y ense?ando sus puntos d¨¦biles. Las nuevas piezas no terminan de encajar a gusto de todos y las derrotas, se produzcan donde se produzcan, siempre traen dudas. El Bar?a, por su parte, vive en estado de perenne sobresalto y las alegr¨ªas y penas les duran un santiam¨¦n. Con ver la cara del t¨¦cnico Pe?arroya durante un partido te puedes hacer idea de c¨®mo lo est¨¢n pasando por el Palau. Son alternativas m¨¢s s¨®lidas que nunca Unicaja y Valencia, que llevan todo el curso emitiendo muy buenas se?ales, dando motivos bien fundados para el reconocimiento. Ambos despliegan un baloncesto muy atractivo y cuentan con dos entrenadores contrastados que saben sacar provecho a sus profundas y talentosas plantillas.

La Laguna Tenerife, por su parte, llega como siempre, sin hacer mucho ruido, pero rozando el techo de la clasificaci¨®n de la mano de los eternos Marcelinho y Shermadini, los Stockton y Malone del baloncesto insular. M¨¢s sorprendente es el recorrido del Joventut, que tiene como soporte su veterana pareja de p¨ªvots Tomic y Pustovyi y a¨²n m¨¢s el del Baxi Manresa, probablemente el equipo m¨¢s euf¨®rico y peligroso de los ocho. Llegan a Gran Canaria con seis victorias en los ¨²ltimos siete partidos y la ambici¨®n desatada. Cierra el c¨ªrculo el anfitri¨®n, bastante apagado ¨²ltimamente. Con estas din¨¢micas, muy positivas en cuanto a los nuevos aspirantes y demasiado dubitativas en cuanto a los cl¨¢sicos dominadores, las opciones se ampl¨ªan hasta abarcar pr¨¢cticamente a la totalidad de participantes.

La espera ha terminado y todo parece preparado para cuatro d¨ªas con aspiraciones taquic¨¢rdicas. En un universo tan disperso como el del baloncesto europeo, repleto de diferentes competiciones nacionales e internacionales, de club y selecciones, se agradece un torneo puntual, fren¨¦tico, sin pausa y que ha dejado para la historia infinidad de momentos m¨¢gicos asociados a grandes leyendas como Kevin Magee, I?aki Soloz¨¢bal, Mark Davis, Chichi Creus, Pau Gasol, Rudy Fern¨¢ndez o Sergio Llull. El pasado mantiene su huella. Veremos si el presente es capaz de honrar un formato ejemplar, imitado hasta por la NBA.