Ascensi¨®n al Changabang 46 a?os despu¨¦s: un equipo neozeland¨¦s asciende la cara prohibida
La ruta de esta monta?a del Himalaya indio, escalada ¨²nicamente por Joe Tasker y Peter Boardman en 1976, entra?a peligrosos desplomes de roca
La primera ascensi¨®n de la cara oeste del Changabang (Himalaya indio, 6.864 m) metros) mereci¨® un libro firmado por Peter Boardman y titulado La monta?a resplandeciente. La segunda repetici¨®n de esta ruta legendaria ha llegado, al fin, 46 a?os despu¨¦s y, de momento, solo ha merecido un escueto comunicado con ecos de telegrama firmado por un equipo de alpinismo de Nueva Zelanda: ¡°Pese a contar con m¨¢s de 20 intentos, el Changabang no hab¨ªa conocido ni una sola ascensi¨®n con ¨¦xito con regreso hasta el campo base desde hace 24 a?os (46 a?os en el caso de la cara oeste). Esto ya no es as¨ª, puesto que tres integrantes del equipo neozeland¨¦s de alpinismo efectuaron la semana pasada la segunda ascensi¨®n de la arista oeste hasta la cima¡±. El comunicado mezcla una gran noticia con datos inexactos, puesto que olvida que si bien hace 24 a?os un equipo super¨® la cara norte para plantarse en la cima, otro equipo escal¨® en tres d¨ªas la cara norte en 2018.
El peso del relato terrible de La monta?a resplandeciente, una inmersi¨®n en la psicolog¨ªa de una cordada formada por dos j¨®venes alpinistas llamados Peter Boardman y Joe Tasker, ha sido un freno singular para medirse a esta pared que refulge cuando el sol del atardecer ba?a su granito blanco. Ambos ingleses apenas se conoc¨ªan cuando hicieron saltar por los aires todos los convencionalismos asumidos para medirse a una monta?a de casi siete mil metros: all¨ª donde solo funcionaban equipos numerosos, porteadores de altura y toneladas de material para asediar una pared, Boardman y Tasker decidieron ir solos. Durante 25 d¨ªas se arrastraron pared arriba y pared abajo, soportaron todas las incomodidades imaginables y, adem¨¢s, se vigilaron de cerca para evitar que ninguno de los dos cediese ante el miedo a lo desconocido o ante el suplicio de su escalada. Acabaron haci¨¦ndose tan amigos que murieron de la mano por encima de los 8.000 metros en el Everest, en 1982, tratando de superar la arista noreste. La experiencia en el Changabang les hab¨ªa convencido de que no exist¨ªa reto al que no pudiesen medirse.
Los cinco integrantes del equipo neozeland¨¦s de alpinismo, James Hobson, Kim Ladiges, Matt Scholes, Tim Macartney-Snape y Daniel Joll, vieron arruinados sus planes de viajar a la India cuando lleg¨® la pandemia. La ansiedad generada por algo m¨¢s de dos a?os de espera casi les devora, pero nunca se plantearon abandonar. Antes de viajar, el equipo se desplaz¨® a Chamonix, donde prob¨® su equipo, especialmente las hamacas donde dormir¨ªan en la pared. En 1976, Boardman y Tasker probaron las suyas durmiendo en la c¨¢mara frigor¨ªfica del almac¨¦n de comida en el que trabajaba Tasker. Durante el pasado mes de marzo, los cinco recorrieron varias paredes legendarias del lugar donde naci¨® el alpinismo: la cara sur del Mont Blanc o la norte del Dru, donde soportaron temperaturas de hasta 30 grados negativos: condiciones ideales para imaginar lo que se les ven¨ªa encima y ¡°para recordar c¨®mo se equipa uno para hacer alpinismo¡±.
Ahora, tres de ellos han hecho historia. El neozeland¨¦s Joll y los australianos Scholes y Ladiges han conseguido superar de nuevo los desplomes de roca, los largos de mixto, el complicado acceso a una pared tan preciosa como intimidante. Su ¨¦xito en la oeste del Changabang pone en perspectiva los l¨ªmites alcanzados hace casi medio siglo por Boardman y Tasker: sus contempor¨¢neos casi se rieron de ellos cuando plantearon su objetivo y tiraron de la caracter¨ªstica iron¨ªa brit¨¢nica para calibrar sus posibilidades de ¨¦xito. Nadie sab¨ªa entonces que estaban orquestando un golpe de estado frente a lo establecido: todav¨ªa hoy cuesta encontrar alpinistas capaces de mejorar sustancialmente lo que se hizo a finales de los a?os 70 y en los 80 en el Himalaya.
Mientras llega alg¨²n tipo de detalle acerca de esta primera repetici¨®n de la arista oeste del Changabang cabe preguntarse qu¨¦ tipo de relato acompa?ar¨¢ a la gesta: ?Habr¨¢ un libro que narre la convivencia y las experiencias de Joll, Scholl y Ladiges? ?O la comunicaci¨®n tendr¨¢ el signo de los tiempos y cabr¨¢ en un tuit? Mientras esto se aclara, conviene regresar una y otra vez a la obra de Peter Boardman: ¡°Hace falta mucha resistencia para aplastar las esperanzas y ambiciones de tus sue?os de infancia, y someterte a una rutina de trabajo que encaja en un peque?o diente del gran engranaje de la civilizaci¨®n occidental. ¡®Unos monta?eros muy valientes¡¯. Pero, ?qu¨¦ son los monta?eros? ?H¨¦roes profesionales del mundo occidental? ?Par¨¢sitos escapistas que juegan a ser aventureros? ?Inconformistas obsesivos que hacen algo diferente? ?Descontentos egoc¨¦ntricos que carecen de la disciplina necesaria para avenirse a las normas?¡±. Boardman y Tasker concedieron al alpinismo un relato intimista y filos¨®fico a la altura de sus mejores ascensiones. Y es esta una combinaci¨®n que hoy en d¨ªa, y sin que se sepa exactamente por qu¨¦, resulta muy dif¨ªcil encontrar.
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