Espa?a no chuta ni a tiros
La Roja, a la que no le sobr¨® f¨²tbol, se vuelve a quedar seca tras 17 remates y 917 pases ante una r¨¢cana Suecia y la grada carga contra Morata
Dicen que en ocasiones la realidad es la escoria de la ilusi¨®n. Desde luego, lo fue para Espa?a. Todo estreno provoca ilusi¨®n. Y cabe que se imponga la realidad m¨¢s cruda: para esta selecci¨®n el gol es tan remoto como un viaje marciano. No le sobr¨® una gota de f¨²tbol, pero un pu?ado de ocasiones no le bastaron frente a la r¨¢cana Suecia, equipo limitado al atrincheramiento. La gente, la espa?ola, lo pag¨® con Morata, tomado como portada del mal mayor de esta Roja. No acert¨® el madrile?o, como tampoco sus sucesores: Gerard, Oyarzabal, Sarabia... De nada le sirvi¨® a Espa?a dar palique a la pelota con 917 pases (el 85% de la posesi¨®n) ni 17 remates (solo cinco a puerta). Por ahora, esta Roja chuta poco y mal.
Tan novicia es esta Espa?a que acuna Luis Enrique que en el estreno en la Eurocopa solo se alistaron de inicio tres jugadores con pisadas en grandes torneos de selecciones: Alba, Koke y Morata. Sin contar sus internacionalidades, el resto de principiantes promediaba ocho. Consecuencia del nomadismo constante del f¨²tbol espa?ol desde que apagaron una a una las velas de los tiempos de serpentinas. En Sevilla, tras las muchas auditor¨ªas del seleccionador asturiano, un equipo en busca de su dinast¨ªa al pie de un Everest, con la sobrecarga de los fracasos encadenados desde 2012.
Quiso Luis Enrique exprimir de entrada el 4-3-3, con Ferran y Dani Olmo como extremos y Pedri y Koke como escoltas de Rodri en el gabinete del medio campo. Sin chispa para el desborde, solo Jordi Alba y Llorente ventilaban por los costados. M¨¢s previsible era Espa?a por el embudo, bloqueada ante el enchironamiento de Suecia, por La Cartuja solo dispuesta al fregado defensivo.
A la Roja le faltaba volumen. Mucha monserga con la pelota, pero mucho juego de parabrisas, demasiada parsimonia. Ni un intr¨¦pido frente al apolillado rival sueco. Con todo, no precis¨® de gran cosa para generar media docena de ocasiones en el primer acto. Olsen se cruz¨® en el camino de Olmo, al que frustr¨® un cabezazo y un disparo con cicuta desde fuera del ¨¢rea. Koke se extravi¨® solo en una llegada sin arrestos al punto de penalti: el bal¨®n sobrevol¨® el segundo anfiteatro. Una jaimitada del central Danielson cit¨® a Morata con el gol. Su remate, cara a cara con el meta Olsen, se fue al vac¨ªo. El p¨²blico la tom¨® con el delantero de la Juventus, antes y despu¨¦s dale que dale al tajo. Pero en una Espa?a que tan poco intima con el gol, el ariete tiene una asignatura capital. M¨¢xime cuando en el banquillo anda en chanclas Gerard Moreno, mejor goleador espa?ol del curso.
Ni por las bravas
En el seco, muy seco c¨¦sped de La Cartuja, el relato del partido se redujo al campo sueco. De no ser por Isak, Luis Enrique pudo haber perpetuado la trama de la porter¨ªa y ahorrarse un guardameta. De turista casi todo el encuentro Unai Sim¨®n solo tuvo foco para desviar un centro pifiado y la primera vez que apareci¨® Isak, ya cumplido el minuto 40. Tras una jugada algo trompicada, el estupendo delantero de la Real se revolvi¨® y su pase a la red lo desvi¨® Llorente al poste a la izquierda de Unai. De la nader¨ªa absoluta, con sus camaradas con dedicaci¨®n exclusiva a la madriguera de Olsen, Isak se bast¨® para tener en alerta a Espa?a. Repiti¨® tras el intermedio, cuando gan¨® y protegi¨® varias pelotas que permitieron estirarse a los suyos. Y tuvo aire para dejar a Berg con el gol en los morros, pero el chico debi¨® pisarse los cordones.
Por suerte para el grupo espa?ol, Jan Andersson, seleccionador rival, despidi¨® a Isak un par de minutos despu¨¦s que Luis Enrique a Morata. Un cruce de caminos: la hinchada, como ya hab¨ªa hecho, carg¨® contra el espa?ol. Isak devolvi¨® al p¨²blico los aplausos mientras se retiraba. Morata no es el ¨²nico camino al gol, hay otros atajos, otros responsables de tal barbecho.
Sin Morata, tampoco compareci¨® Gerard. Murmullo en la grada. Lo hizo Sarabia y Ferran se coloc¨® de nueve. No hab¨ªa forma. Esta Espa?a presiona con ¨¢nimo, procura dar sentido al juego ¡ªaunque se vuelva ret¨®rica en muchos tramos¡ª, pero no da con la diana ni a tiros. As¨ª que, finalmente, j¨²bilo popular: la cometa de Gerard Moreno. Para entonces, exiliado Isak, Unai se instalaba, literalmente, en medio campo propio. Dimitida Suecia, Thiago pudo maniobrar como lo que no es, un pivote defensivo. La Roja al servicio del ingenio de Thiago, Pedri y Koke. Nada. Lo mismo dieron Gerard, Sarabia y Oyarzabal. M¨¢s elemental que en el primer tiempo, la Roja del segundo cre¨® menos ocasiones. Hasta que por las bravas, ya descamisada, Gerard tuvo la mejor. Su cabezazo lo rechaz¨® Olsen con la bota derecha. Tampoco emboc¨® Sarabia. Ni con unos ni con otros. Para Espa?a, el gol es mucho peor que su peor pesadilla. Pero tan arcano es el f¨²tbol, que el gol tan enigm¨¢tico es cuando se va como sibilino cuando vuelve.
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