Sin suerte no se va a ninguna parte. Con fe, a todas
Selecci¨®n acostumbrada a generar expectativas tras felices primeros partidos, conviene recordar la derrota de Sud¨¢frica para poner en perspectiva esta goleada
Tarde veraniega en Alemania, campo de sol y sombra, y debut de Espa?a a las seis; reminiscencias de una tarde de junio hace 18 a?os en otro debut espa?ol en Alemania, este en el Mundial 2006 (qu¨¦ viejos somos y qu¨¦ felices fuimos despu¨¦s, madre m¨ªa). Partido famoso porque Carles Puyol sali¨® con la trompeta de las cuevas de la defensa, se merend¨® a dos rivales con una ruleta de fantas¨ªa, a otro con una pared y marc¨® Torres un golazo que declar¨® en el campeonato el estado habitual de euforia que no...
Tarde veraniega en Alemania, campo de sol y sombra, y debut de Espa?a a las seis; reminiscencias de una tarde de junio hace 18 a?os en otro debut espa?ol en Alemania, este en el Mundial 2006 (qu¨¦ viejos somos y qu¨¦ felices fuimos despu¨¦s, madre m¨ªa). Partido famoso porque Carles Puyol sali¨® con la trompeta de las cuevas de la defensa, se merend¨® a dos rivales con una ruleta de fantas¨ªa, a otro con una pared y marc¨® Torres un golazo que declar¨® en el campeonato el estado habitual de euforia que nos llev¨® a anunciar la jubilaci¨®n de Zidane con resultado conocido.
Minuto 30 en la Euro 2024 y dos goles de Espa?a protagonizados por Fabi¨¢n. Fabi¨¢n desmantel¨® a Croacia primero con un pase al agujero del cerrojo que recogi¨® Morata con estilo poco ortodoxo (su estilo); el delantero del Atleti utiliz¨® el primer control para alejar el bal¨®n del rival y colocarlo en su zurda; con ella marc¨® el primero. Fabi¨¢n (en mi cabeza continuamente el soniquete de la canci¨®n de Javier ?lvarez, ¡°cuando el sue?o me ha vencido, con aletas en los pies, jugando con un pez, veo a veces a Fabi¨¢n. Dulce mar, dulce mar, sum¨¦rgeme en tu sal¡±), Fabi¨¢n, dec¨ªamos los noventeros, no necesit¨® a nadie para el segundo: hizo una batida de recortes en el vest¨ªbulo del ¨¢rea (qu¨¦ ser¨¢ eso) que termin¨® con un zurdazo a porter¨ªa. A¨²n faltaba una conexi¨®n inveros¨ªmil: Lamine Yamal coloc¨¢ndosela a Dani Carvajal, que hizo un remate de puro nueve que asombrar¨¢ a los dos o tres que no vieron la final de Champions.
Espa?a es una selecci¨®n que los sesudos con anteojo dir¨ªan interesante (yo tambi¨¦n y sin lentillas). Grupo aparentemente compacto, con un par de veteranos de post¨ªn, mucho f¨ªsico en el centro y dos cargas de dinamita endiabladas atadas a las l¨ªneas de banda, Lamine Yamal y Nico Williams. J¨®venes e incontenibles, est¨¢n en la edad de la impaciencia y esa impaciencia es, precisamente, la que da un punto revolucionario a su manera de entender el juego. Lo de Yamal, en concreto, mete miedo; para el bal¨®n y se convierte en sabio, lo lanza a correr con ¨¦l detr¨¢s y parece una de esas grietas que atraviesan los valles anunciando terremotos. Pudo marcar en el segundo tiempo y hubiera sido de justicia que lo hiciese: lo har¨¢ en los partidos siguientes porque los goles que no se marcan al principio son como los abrazos que uno se ahorra al conocer a alguien: acaban saliendo por alguna parte, y m¨¢s efusivos. En cuanto a Williams, si llega a la sexta marcha no hay defensa que impida que llegue a la l¨ªnea de fondo silbando como un pajarito.
Selecci¨®n acostumbrada hist¨®ricamente a generar expectativas tras felices primeros partidos, conviene recordar la derrota de Sud¨¢frica para poner en perspectiva esta goleada. Espa?a llegar¨¢ todo lo lejos que pueda cuando m¨¢s escondida est¨¦, cuando menos aparezca en las quinielas; no como tapada, no seamos ingenuos, pero s¨ª como batall¨®n con el que se cuenta en unos octavos o cuartos (y dale con los 90) para colarse en la final qui¨¦n sabe a¨²n c¨®mo. Hay selecciones a priori superiores y las hay inferiores a posteriori, que es lo m¨¢s interesante de todo. El pu?etazo en el tablero de la tarde del s¨¢bado promete al menos un futuro emocionante, y deja la huella en el campo de una selecci¨®n con un extraordinario sentido de la oportunidad (el gol de Carvajal en el descuento del primer tiempo, cuando los goles valen doble) y una formidable punter¨ªa, un ataque rentabil¨ªsimo y feliz que se nutre de jugadores de estado de excepci¨®n, puro v¨¦rtigo. Hace falta suerte, y de momento la suerte sonr¨ªe. Sin suerte no se va a ninguna parte; con fe, a todas.
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