Los penaltis rescatan a Inglaterra, que alcanza la semifinal tras derrotar a Suiza
La selecci¨®n de un previsible y desesperante Southgate se impone a unos helv¨¦ticos con m¨¢s ideas
Como todo en Inglaterra ha sido inexplicable en este torneo, tal vez se pueda aventurar el absurdo de que Gareth Southgate, tan se?alado, hubiera estado buscando una cierta redenci¨®n fuera del juego, en la suerte de laboratorio de los penaltis, donde perdi¨® la final de la ¨²ltima Eurocopa contra Italia en su casa de Wembley. As¨ª alcanz¨® Inglaterra la semifinal, en la que le espera Pa¨ªses Bajos, sin progresar en el juego, vi¨¦ndose de nuevo cerca del precipicio por una Suiza con las ideas m¨¢s claras y argumentos hasta el final de la pr¨®rroga, cuando Shaqiri mand¨® al larguero un c¨®rner ol¨ªmpico.
Southgate, tan previsible como desesperante para los ingleses, mantuvo casi todo aquello con lo que se estrell¨® en 2021, todos los ritos del desempate, hasta meter desde el banquillo un lanzador en los ¨²ltimos minutos. Aunque esta vez le dio a Trent Alexander-Arnold m¨¢s tiempo que a Rashford y Sancho en Wembley. Entonces sali¨® mal, en D¨¹sseldorf acertaron todos sus tiradores, incluido Saka, torturado por aquella final, y Pickford adivin¨® el primero, el de Akanji, el central del City.
As¨ª sigue adelante Inglaterra, de nuevo adormecida hasta que se vio sobre el filo, de nuevo con mecanismos rudimentarios ante el p¨¢nico, balones al ¨¢rea y c¨®rners celebrados como ocasiones de gol. Y as¨ª sigue tambi¨¦n Southgate, que lig¨® su cargo a alcanzar el t¨ªtulo, y que llegaba a los cuartos en el centro de las cr¨ªticas. Bajo su mando, el equipo era peor que sus partes. No dejaban de aparecer sugerencias sobre c¨®mo deber¨ªa organizar a su tropa. Tanto giraron esas ideas, que se dio por hecho que romper¨ªa con el armaz¨®n que hab¨ªa establecido. Tanto se mastic¨® aquello, que Southgate hizo algo asombroso.
El tipo m¨¢s previsible del f¨²tbol, seg¨²n sus cr¨ªticos, y tambi¨¦n alg¨²n partidario, consigui¨® sorprender. Haciendo lo mismo. La federaci¨®n inglesa entreg¨® a la UEFA una alineaci¨®n ¡°t¨¢ctica¡± con una disposici¨®n de piezas que respond¨ªa a las ¨²ltimas murmuraciones: tres centrales (Walker, Stones y Konsa) y Saka como carrilero izquierdo, lejos de su h¨¢bitat natural arriba por la derecha. Si el partido de Inglaterra resultaba de la misma aspereza al ojo que los anteriores, al menos el experimento dar¨ªa para entretenerse. Pero no. Cuando los futbolistas se plantaron en el campo, estaban donde siempre. Y eso, lo de siempre, fue la mayor enmienda de Southgate a s¨ª mismo. Lo mismo fue tambi¨¦n lo que mejor le funcion¨®, dentro de la planicie habitual.
Saka se qued¨® en su pasillo derecho, y desde all¨ª fue lo m¨¢s peligroso de Inglaterra, lo m¨¢s imprevisible del previsible Southgate. El extremo del Arsenal se pareci¨® bastante a eso: al extremo del Arsenal. Un bailar¨ªn indescifrable para Aebischer y Rodr¨ªguez, incluso cuando se iban a por ¨¦l en pareja. Saka exhib¨ªa juego de pies, swing de cadera, y se escapaba al ¨¢rea. Y ah¨ª se disolv¨ªa su empe?o: tampoco le le¨ªan sus compa?eros, que no acud¨ªan al pase atr¨¢s.
Por lo dem¨¢s, Inglaterra era id¨¦ntica a la Inglaterra de la Eurocopa, enredada con la pelota. No produjo ni un tiro a puerta en toda la primera parte. La grada se conformaba con los destellos de Saka y los momentos en que Bellingham estiraba su tranco largo. Pero nada: burbujeo fugaz.
Suiza viv¨ªa con pocas inquietudes. Ni se sent¨ªa amenazada ni necesitaba amasar la pelota para acercarse a Pickford. Xhaka, expulsado de la Premier y revivido con Xabi Alonso en el Leverkusen, ordena con el pase, y tambi¨¦n despu¨¦s de soltar el pase. Es un director de orquesta que entrega la pelota y, con el brazo extendido, las instrucciones de qu¨¦ hacer con ella. El equipo orbita alrededor de la sociedad que forma en el centro con Freuler, de la que emana el juego: fogonazos a los extremos, muy poca ret¨®rica, siempre al acecho de carreras al ¨¢rea.
El avance del cron¨®metro dejaba claro que la soluci¨®n del atasco ingl¨¦s no era la paciencia; ese camino conduc¨ªa al amontonamiento, a cierta languidez. A medida que maduraba Inglaterra, Suiza encontraba m¨¢s oportunidades de correr a la contra, m¨¢s ratos cerca de Pickford. Embolo remat¨® dos veces desde dentro del ¨¢rea a las manos del portero cuando el equipo de Southgate a¨²n no hab¨ªa acertado a tirar a puerta.
Como tampoco lo hab¨ªa hecho cuando Sch?r encontr¨® en el ¨¢rea a Ndoye, que se gir¨® y meti¨® un pase cruzado a esa zona mortal entre los defensas y el portero. Stones lo desvi¨® un poco y el rechace lo caz¨® al segundo palo Embolo, que empuj¨® el gol y desat¨® la reacci¨®n de Southgate. Tres cambios de golpe: Palmer, Shaw y Eze; por Mainoo, Trippier y Konsa. Es dif¨ªcil decir que fue fruto del espasmo del t¨¦cnico, pero dos minutos despu¨¦s de esa peque?a revoluci¨®n, y solo cinco m¨¢s tarde del tanto de Embolo, empat¨® Inglaterra.
El gol result¨® una sorpresa tipo la falsa alineaci¨®n de Southgate. Marc¨® Saka desde su sitio, la ubicaci¨®n que no iba a ser la suya, pero en la que ha deslumbrado en la Premier. Desde la derecha solt¨® un zurdazo cruzado al palo m¨¢s alejado. Un gol como los del extremo del Arsenal firmado por el extremo del Arsenal. El primer tiro a puerta de Inglaterra. El ¨²nico en 90 minutos.
A Inglaterra el arre¨®n solo le alcanz¨® para llegar a la pr¨®rroga. Y por poco: ya en el a?adido, cuando Ndoye se dispon¨ªa a cabecear en el segundo palo, Embolo roz¨® el centro y desactiv¨® el peligro. Se libr¨® ah¨ª, se libr¨® en la pr¨®rroga, y sali¨® viva en los penaltis que la hab¨ªan atormentado.
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