La Espa?a de Lamine y Panero
Hay algo en ese sonre¨ªr y ese caminar de Lamine que nos recuerda la capacidad del f¨²tbol para alegrarnos la vida y cargarnos de razones en pos de la belleza
Observando la par¨¢bola que traz¨® el disparo de Lamine Yamal contra Francia me entraron ganas de volver a estudiar matem¨¢ticas. O filosof¨ªa, que alg¨²n problema te¨®rico debe encerrar el hecho de encarar a una de las defensas m¨¢s experimentadas de Europa, abordar la problem¨¢tica moral del respeto a tus mayores, imaginar un desenlace satisfactorio para una parte importante de la humanidad y soltar un pepino a la escuadra que no es otra cosa, ustedes comprender¨¢n, que el ejercicio de la raz¨®n en todas sus formas. Qu¨¦ l¨¢stima el no haber aprovechado mejor los esfuerzos de mis padres por concederme una preparaci¨®n acad¨¦mica con la que ellos no pudieron ni so?ar. Y qu¨¦ pertinente recordar lo que cada uno de nosotros estaba haciendo a la edad en que Lamine Yamal plant¨® su primera gran pica en la escena internacional.
Creo que fue Michi Panero quien acu?¨® aquello tan certero de que ¡°en la vida se puede ser de todo, menos un co?azo¡±. Y sea dicho lo del co?azo con todo el sentido metaf¨®rico de la expresi¨®n y siendo fiel a las palabras del poeta: que nadie entienda, o quiera entender, esto como algarada machista, o de desprecio a m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n. La Espa?a de Lamine Yamal, Nico Williams, Rodri Hern¨¢ndez y Carvajal, entre otros, es el equipo m¨¢s divertido y trascendente de esta Eurocopa, lo cual no es poco decir tras haber asistido a un torneo en el que las grandes selecciones del continente parecen no saber qu¨¦ hacer con sus reservas nacionales de talento, mientras alguna otra, como en el caso de Francia, ya no es tanto que no sepan como que no quieran: qu¨¦ tristeza ser o sentirse franc¨¦s y presentarse ante el mundo como una gamba en gabardina untada en mayonesa.
Espa?a, esta Espa?a liderada por un seleccionador sospechoso en origen (sin grandes m¨¦ritos para acceder al cargo y lastrado ¨¦ticamente por aquellos aplausos al discurso salvaje de Luis Rubiales en la sede de la RFEF), es un equipo que compite al m¨¢ximo nivel mientras se ocupa de devolver al espectador una parte de lo entregado, da igual si hablamos de dinero, ilusi¨®n o tiempo. Ese hincha, a menudo despreciado por quienes entienden que el f¨²tbol va solo de ganar y que cualquier camino es honesto. Ese aficionado sangrado por clubes, federaciones, operadores de televisi¨®n o marcas de ropa, se ha encontrado en esta Espa?a a un grupo dispuesto a demostrar que el sufrimiento solo es una forma distinta de belleza cuando el talento puede fluir en tiempo y forma hacia la porter¨ªa contraria. ?Qu¨¦ habremos hecho mal durante tanto tiempo para que entrenadores como Deschamps, por ser el ejemplo m¨¢s pr¨®ximo, se empe?en en tratar de demostrar que el camino m¨¢s recto a la victoria es no intentarlo?
Hay algo en la par¨¢bola de Lamine Yamal (en la par¨¢bola trazada por su disparo, que para paralelismos b¨ªblicos ya habr¨¢ tiempo cuando cumpla la mayor¨ªa de edad) que nos devuelve a la senda de la raz¨®n y el conocimiento. Hay algo en ese sonre¨ªr y ese caminar que nos recuerda la capacidad del f¨²tbol para alegrarnos la vida y cargarnos de razones en pos de la belleza. O en pos de la vida ca?¨®n, como cantan los chavales de Alcal¨¢ Norton. Hay algo en esta Espa?a de mil colores y mil banderas que nos recuerda la diferencia esencial entre imaginar un golazo por la escuadra o pasar por la vida sin leer a Panero. Menuda lecci¨®n de vida nos est¨¢n dando estos chavales, yo dir¨ªa que sin querer d¨¢rselas de nada.
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