Lo que Rubiales ha unido
El presidente no repar¨® en que las jugadoras no solo persiguen el ¨¦xito deportivo, sino social, y por tanto su recorrido va m¨¢s all¨¢ del Mundial
A la espera de que act¨²en los tribunales, muy necesarios en un momento en que los juicios populares acostumbran a aplicar condenas en nombre del bien com¨²n, crece la admiraci¨®n hacia Jenni Hermoso en la misma medida que aumenta el rechazo a Luis Rubiales. No es una casualidad si se tiene en cuenta que no se sabe muy bien qu¨¦ pasar¨¢ con la federaci¨®n y especialmente con su presidencia, y por contra no hay dudas, en cambio, sobre la continuidad de la selecci¨®n campeona del mundo en 2023.
El ¨¦xito, y por supuesto la gesti¨®n de la victoria, dentro y fuera del campo, antes y despu¨¦s de la Copa, se asocia a la figura de la jugadora y no a la de Rubiales, por m¨¢s que haya intentado personalizar el triunfo en un ejercicio de narcicismo que no tuvo sentido en S¨ªdney ni en Madrid. Rubiales se apropi¨® hasta tal punto del trofeo que se adue?¨® tambi¨¦n de sus futbolistas y por supuesto de la jugadora que fall¨® un penalti, como se supone corresponde al buen samaritano que consuela con un pico a quien cometi¨® el error: Hermoso.
La historia del triunfo no se escribe ya a partir del gol de Olga Carmona, sino del penalti fallado por Hermoso. No es un acto de generosidad, sino de perd¨®n que delata a Rubiales. El presidente actu¨® como un cacique en lugar de abogar por la solidaridad y fomentar la uni¨®n de un colectivo partido antes de afrontar el Mundial: la mayor¨ªa acudi¨® a por el t¨ªtulo, mientras que la minor¨ªa, popularizada en el grupo de las 15, renunci¨® en favor de la dignidad y profesionalidad colectiva con independencia del marcador de Nueva Zelanda y Australia.
La presi¨®n ayud¨® a mejorar las condiciones con las que la selecci¨®n disput¨® el torneo ¡ªmediara m¨¢s o menos Rubiales¡ª, y, por tanto, se impon¨ªa reconocer que el ¨¦xito deb¨ªa ser compartido por las que viajaron y las que se quedaron en Espa?a. Alcanzada la victoria, sin embargo, el presidente ningune¨® a ambas y vej¨® a Hermoso cuando se dudaba sobre la manera como se las compondr¨ªan las presentes con las ausentes, y se tem¨ªa que el reencuentro agrandara las diferencias en lugar de la reconciliaci¨®n y se abriera un cisma entre Mapi Le¨®n y Aitana Bonmat¨ª o Alexia Putellas.
Ocurri¨® que el protagonista del d¨ªa despu¨¦s fue Rubiales. La actuaci¨®n del presidente convirti¨® en figura a Hermoso, punto de encuentro de las jugadoras y aficionadas, internacionales o no; convocadas, rechazadas o que se borraron; todas simbolizadas por una delantera que ha acabado por aglutinar al f¨²tbol femenino. No hay futbolista m¨¢s representativa que esa mujer nacida hace 33 a?os en Carabanchel y criada en casa de sus abuelos, ¨ªntima de Putellas y elogiada por Natalie Portman.
Aunque no tiene ni aspira al Bal¨®n de Oro, Hermoso ha jugado en el Rayo, Atl¨¦tico y Bar?a, equipos muy vinculados a la historia del f¨²tbol femenino, y ha trascendido en el mundo con su paso por el Tyresso (Suecia), el PSG (Francia) y ahora el Pachuca (M¨¦xico). Todav¨ªa es la m¨¢xima goleadora en la historia de la selecci¨®n y del Bar?a. Hermoso, sin embargo, es para Rubiales la futbolista que merec¨ªa consuelo por el penalti fallado en la final de S¨ªdney. No repar¨® el presidente en que las jugadoras no solo persiguen el ¨¦xito deportivo, sino social, y, por tanto, su recorrido va m¨¢s all¨¢ del Mundial.
Ambos, Rubiales y Hermoso, entienden el sentido de representatividad de forma opuesta y por tanto su trayectoria es tambi¨¦n antag¨®nica desde la comparecencia del presidente en S¨ªdney. El Mundial fue muy diferente con y sin Rubiales. El presidente fue al fin y al cabo el que encumbr¨® a la jugadora cuando no se sab¨ªa qu¨¦ pasar¨ªa con la selecci¨®n y nadie dudaba, en cambio, sobre la direcci¨®n de la federaci¨®n, justamente lo contrario de cuanto ocurre desde la conquista de la Copa. Hoy el nexo y la jugadora con la que se identifica todo el mundo se llama Jennifer Hermoso.
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