Las olas y el mar
Lamine Yamal es ese extremo retador y el¨¦ctrico que en menos de cinco partidos ha hecho olvidar a Demb¨¦l¨¦, aquel jugador que hasta era visto como posible Bal¨®n de Oro
Todas las olas del mar deben su belleza a la retirada de las que le precedieron. Andr¨¦ Gide.
Pedro Miguel Etxenike, premio Pr¨ªncipe de Asturias de Investigaci¨®n Cient¨ªfica en 1998 es, adem¨¢s de insigne cient¨ªfico, un hombre de profunda y amplia sabidur¨ªa, uno de esos que parecer¨ªa creado con la pauta de Leonardo. Hace unos a?os le escuch¨¦ la frase que es la entrada de este art¨ªculo y me la guard¨¦ porque si algo hay en esto del f¨²tbol son olas y oleajes, y una visi¨®n tan constructiva de las viejas olas en retirada me parec¨ªa una mirada luminosa de todas esas cuestiones sucesorias que, de tiempo en tiempo, nos suelen acompa?ar en los debates futboleros.
En qu¨¦ club no se han planteado un d¨ªa u otro qu¨¦ haremos cuando se vaya X o qu¨¦ ser¨¢ de nosotros cuando ya no seamos dirigidos por Y. O ese recurrente qui¨¦n va a marcar los goles ahora que ya no est¨¢ Z (uy, esta tambi¨¦n valdr¨ªa para qui¨¦n para y deja la porter¨ªa a 0, pero esa Z¡).
Si hay un club, pero no solo, en donde todo esto es visible, ese es el FC Barcelona. Si quieren pruebas de ello, pueden releer la rueda de prensa de presentaci¨®n de Deco en la que muchas de las cuestiones iban ligadas a logros deportivos europeos comparados con los logrados hace ya muchos a?os. O preguntas recurrentes sobre cracks que hicieran olvidar a supercracks, al punto de que Deco tuvo hasta que responder sobre la no llegada de Messi, situaci¨®n que se entiende que si era presentado este pasado mi¨¦rcoles no deber¨ªa corresponderle en su tiempo de responsabilidad.
Hubo muchas y variadas olas del pasado que iban chocando con la visi¨®n presente de Deco. Pero, ll¨¢menme otra vez raro, a m¨ª me falt¨® una que hasta no hace tanto era santo y se?a en eso que se llama ADN Bar?a y que no es otra que la referencia a la idea del juego que tanto dio y diferenci¨® al equipo. Pero el mi¨¦rcoles pas¨® de puntillas, casi como si nadie quisiera levantar esa liebre, esa que se refer¨ªa a que la cuesti¨®n no es s¨®lo ganar, sino c¨®mo el f¨²tbol del Bar?a quiere llegar a ese triunfo. Aquello que antes se defin¨ªa como no s¨®lo importa el qu¨¦ sino el c¨®mo.
Parafraseando a Etxenike se dir¨ªa que la belleza de lo que hoy el Bar?a deber¨ªa aportar a la resoluci¨®n del dilema de c¨®mo se ganan los partidos, se deber¨ªa desarrollar a partir de aquella ola maravillosa e indescriptible sobre la que los cul¨¦s, y con ellos el f¨²tbol espa?ol, surfearon y dominaron el f¨²tbol mundial hace, m¨¢s o menos, una d¨¦cada.
Si quieren otro ejemplo futbolero para la m¨¢xima de Andr¨¦ Gide que sabiamente recog¨ªa Etxenike, podemos observar las miradas, comparaciones y comentarios sobre Lamine Yamal, ese extremo retador y el¨¦ctrico que en menos de cinco partidos ha hecho olvidar a Demb¨¦l¨¦, aquel jugador que hasta era visto como posible Bal¨®n de Oro. Resulta, sin embargo, que Lamine se ha hecho imprescindible en la banda derecha del ataque de Xavi y ha llegado a la selecci¨®n espa?ola con toda la intenci¨®n de quedarse muchos, muchos, muchos a?os. Un caso claro de aquellos que Albert Valent¨ªn definir¨ªa como los que prefieren pedir perd¨®n que permiso.
La cuesti¨®n es que esa ola magn¨ªfica de Lamine debe crecer y desarrollarse en su propia hermosura, siendo puesta a cada segundo en comparaci¨®n con aquella majestuosa y ¨²nica de Leo Messi. La cuesti¨®n ser¨ªa que haciendo caso a Etxenike, a los sabios siempre hay que hacerles caso, Yamal crecer¨¢ con el ejemplo y la contraposici¨®n de un mito casi ¨²nico en el f¨²tbol de todos los tiempos como es Leo. Y su belleza ser¨¢ extraordinaria, ya lo es, siempre que le dejemos ser ¨¦l mismo y que le dejemos apoyarse en el mito de Messi para crecer, aprender, equivocarse y seguir creciendo.
No, no son dos olas que chocan para ver qui¨¦n es m¨¢s fuerte; son dos olas (la que ya se va retirando pero sigue siendo poderosa y la que va llegando con la intenci¨®n de ocuparlo todo) que se sustentan para ser bellas y magn¨ªficas. Y la suma, si les dejamos y ellos aceptan cada uno su parte del reto, ser¨¢ majestuosa.
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