El chiste del madridismo sociol¨®gico
El ¨²nico problema real con este concepto reside, precisamente, en tener que explicarlo como un mal chiste, que no es lo mismo que un chiste malo
Madridismo sociol¨®gico es que un profesor de ciencias naturales te saque a la pizarra una vez por semana y te obligue a escribir lo siguiente: ¡°Amancio Amaro Varela, nacido el 16 de octubre de 1939 en La Coru?a y apodado el Brujo, lider¨® al Madrid de los yey¨¦ en la conquista de la sexta Copa de Europa para nuestra querida Espa?a: el mundo no ha vuelto a ver un futbolista semejante¡±. Algunas veces me lo mandaba copiar cien veces en un folio. O doscientas, dependiendo de su estado de ¨¢nimo. En ocasiones especiales, incluso rez¨¢bamos por ¨¦l. O por el Real Madrid al completo, sobre todo durante los a?os dorados de la Quinta del Buitre, supongo que por aquello de dar caza a la S¨¦ptima.
Madridismo sociol¨®gico era un cura obligando a confesar como pecado haberte hecho pasar por Schuster cuando chutabas una falta en el campito de tierra de detr¨¢s de la iglesia. ¡°Para una que me dejan tirar y encima me castigas¡±, recuerdo que le dije a mi padre cuando el cura en cuesti¨®n me condujo ante su presencia agarrado de una oreja por no querer renegar del rubio alem¨¢n. ¡°T¨² di que eres Schuster, pero dilo bajito, que no te escuche nadie¡±, me aconsejaba ¨¦l una vez a solas, m¨¢s preocupado por el negocio que por mis l¨®bulos pendulares: cualquiera que haya vivido en un pueblo sabe que el cura suele ser el mejor, o el peor, embajador de sus bares.
Madridismo sociol¨®gico es un alcalde que organiza una caravana de veh¨ªculos por todo el municipio para celebrar un triunfo liguero de los blancos. Y que pone toda la flotilla del ayuntamiento al servicio de la celebraci¨®n, incluido aquel viejo cami¨®n de la basura que para la ocasi¨®n se decoraba con una s¨¢bana pintada: ¡°barca merda¡±, dec¨ªa. Madridismo sociol¨®gico tambi¨¦n era aquella omisi¨®n voluntaria de las may¨²sculas y la cedilla. Un d¨ªa que algunos concejales de la oposici¨®n le reprocharon el dispendio por la celebraci¨®n y el uso de los veh¨ªculos municipales, el alcalde se encendi¨® un puro y anunci¨® que se lo hab¨ªa enviado su buen amigo Ram¨®n Mendoza. ¡°Yo no me presento a presidente del Madrid y ¨¦l no se presenta a alcalde de Poio¡±, gustaba de decir cuando los plenos se trasladaban a los bares y el cachondeo se impon¨ªa, definitivamente, a las mociones.
Madridismo sociol¨®gico debe ser todo aquello que uno es capaz de revivir con cierto cari?o ¡ªy hasta con un punto de emoci¨®n¡ª por el simple hecho de que nuestros recuerdos est¨¢n construidos sobre la s¨®lida base de ese mismo madridismo sociol¨®gico. Es Alfredo Landa en Lleno, por favor. Y es tu abuelo asegurando que esa frase de ¡°Dios, Franco y Don Santiago Bernab¨¦u¡± ya la dec¨ªa ¨¦l mucho antes de que se la robase ¡°un listo¡± de la televisi¨®n. Es la propia televisi¨®n tratando de negar lo que a todos deber¨ªa resultarnos obvio, ya no dir¨¦ normal. Y son los defensores del madridismo sociol¨®gico cuando se monta cierto revuelo por las palabras de Joan Laporta y no saben muy bien qu¨¦ responder o c¨®mo reaccionar: ?lo defendemos o lo negamos? Al final resultar¨¢ que el madridismo sociol¨®gico se parece demasiado al chiste aquel que Aitor Esteban ha contado m¨¢s de una vez en el Congreso de los Diputados, el de las setas y los Rolex. O que el ¨²nico problema real con el madridismo sociol¨®gico reside, precisamente, en tener que explicarlo como un mal chiste, que no es lo mismo que un chiste malo.
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