Tres panteras grises en el podio europeo
Los tres entrenadores que ganaron las competiciones continentales, Ancelotti, Gasperini y Mendilibar, superan los 60 a?os, pero no por eso pasan de moda
Ancelotti, 64 a?os; Gasperini, 66 a?os; Mendilibar, 63 a?os. Estos son los t¨¦cnicos que han ganado para sus equipos las competiciones europeas del a?o, Champions, Europa League y Conference League, con Real Madrid, Atalanta y Olympiacos, respectivamente. Tienen enfoques distintos, pero les emparentan sus edades, son vecinos en el ya sexto piso de sus vidas. Por eso los asocio bajo el ep¨ªgrafe de Panteras Grises, evocando aquel partido pol¨ªtico que levant¨® la bandera de la edad en Alemania entre 1989 y 2008, y que tuvo un ¨¦mulo fugaz entre nosotros.
Los tres se formaron en el tiempo pre ...
Ancelotti, 64 a?os; Gasperini, 66 a?os; Mendilibar, 63 a?os. Estos son los t¨¦cnicos que han ganado para sus equipos las competiciones europeas del a?o, Champions, Europa League y Conference League, con Real Madrid, Atalanta y Olympiacos, respectivamente. Tienen enfoques distintos, pero les emparentan sus edades, son vecinos en el ya sexto piso de sus vidas. Por eso los asocio bajo el ep¨ªgrafe de Panteras Grises, evocando aquel partido pol¨ªtico que levant¨® la bandera de la edad en Alemania entre 1989 y 2008, y que tuvo un ¨¦mulo fugaz entre nosotros.
Los tres se formaron en el tiempo pre Big-Data, cuando contaba m¨¢s el instinto y la psicolog¨ªa que las hojas de Excel y el atiborre de datos ofrecidos a los futbolistas, y me gusta que les haya ido bien. No es que desprecien las posibilidades de este tiempo, ni yo tampoco. Se apoyan en ellas, pero no las ponen en el centro de su trabajo. La gran sorpresa, claro, ha sido Mendilibiar, el m¨¢s a la pata la llana de los tres. (¡°?Griegos, viva la madre que os pari¨®!¡±, fue su alocuci¨®n triunfal desde el balc¨®n del Ayuntamiento).
Ten¨ªamos su figura muy emparentada con el Eibar, club en el que estuvo dos veces y al que m¨¢s entren¨®. Parec¨ªa que ese era su biotopo natural y desde all¨ª nos llegaban opiniones y frases suyas de vieja sensatez que le hac¨ªan cercano. Lleg¨® al Sevilla como bombero y gan¨® la Europa League; el club, que ten¨ªa otros planes, empez¨® a desgana el siguiente curso con ¨¦l y en cuanto pudo le ech¨®. Eso fue en octubre del a?o pasado; en febrero de este curso lleg¨® al Olympiacos, tambi¨¦n como bombero, y lo ha llevado a la conquista de su primer t¨ªtulo continental. Sencillez, cercan¨ªa con el jugador, acierto para hacer la mezcla, repudio frontal de las ?o?er¨ªas. Un mensaje hundido en las ra¨ªces del f¨²tbol.
Gasperini es el m¨¢s met¨®dico y en¨¦rgico de los tres. Ap¨®stol de la defensa de cinco con velocidad para salir en las alas, lo que le cost¨® cr¨ªticas por ultradefensivo, se ha mantenido en su idea hasta sacarla adelante, precisamente con un juego netamente ofensivo. El suyo ha sido, como tantos, un club vendedor, de esos que viven de que la buena mano del t¨¦cnico haga lucir a jugadores que luego son traspasados para poder mantener con sueldos progresivamente m¨¢s altos una plantilla competitiva. Un poco al modo del Sevilla de Monchi o del Borussia Dortmund. Su buen ojo para encontrar repuestos (el ¨²ltimo caso es Lookman, fichado por 15 millones tras una carrera sin brillo por media Inglaterra y parte de Alemania) le ha permitido ir continuamente a m¨¢s. En la final arras¨® al Bayer Leverkusen ante los ojos at¨®nitos de toda la afici¨®n del continente.
El tercero, o primero en fama y categor¨ªa, o el de en medio en edad, es nuestro Ancelotti, tambi¨¦n un hombre sin pamplinas. Desde luego que tiene un gran equipo de analistas en cuyos datos se apoya, pero los mezcla provechosamente con todo el caudal de conocimiento previo adquirido desde los viejos buenos tiempos del Milan de Sacchi (¡°cuando mayor es el caos m¨¢s cerca est¨¢ la soluci¨®n¡±, me dijo un d¨ªa este, y bien que se vio en la final de Wembley) a todo aquello que le ha ido empapando en su ya muy largo recorrido por el f¨²tbol. Una mirada, una ceja en alto, un razonamiento. As¨ª trata a los jugadores. ¡°Me gusta de Nacho que es un defensa pesimista¡±; ¡°tengo un sue?o, bailar con Camavinga¡±. No se lo imagina uno abrasando a sus jugadores con datos.
No reneguemos de las posibilidades que la tecnolog¨ªa ofrece al f¨²tbol, pero tampoco conviene hacer de ello un becerro de oro. Hace poco se difundi¨® que computando los Expected goals (abreviable en xGA), Bar?a, Arsenal y Bayern habr¨ªan sido campeones de sus ligas. Pero no lo fueron. Y el Almer¨ªa no hubiera descendido. Pero baj¨®. El f¨²tbol no est¨¢ ah¨ª, sino en la solidaridad y el estado de ¨¢nimo de un grupo de j¨®venes reunidos en una misma plantilla a las ¨®rdenes de un jefe que les sepa tratar. Y parece que el viejo lenguaje a¨²n es ¨²til para ello, o eso nos inclina a pensar la feliz coincidencia de esta terna de panteras grises coronada en el f¨²tbol continental versi¨®n 2024.
Ellos tres son, parad¨®jicamente, la ¨²ltima moda.
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