Las respuestas futbol¨ªsticas de Flick
Donde parec¨ªa haber escasez, el t¨¦cnico alem¨¢n del Barcelona encontr¨® soluciones avivando el profesionalismo y la emoci¨®n de sus jugadores
La Liga es una competici¨®n de resistencia que el Bar?a empez¨® esprintando para sacar ventaja clasificatoria y psicol¨®gica. Un equipo joven, talentoso y en¨¦rgico que parece haber reencontrado la confianza. Esta resurrecci¨®n tiene su base en un gran compromiso f¨ªsico. Raphinha, por ejemplo, volvi¨® a ser aquel jugador que bajo la direcci¨®n de Bielsa corr¨ªa como todos y jugaba como nadie. Hay jugadores a los que el cumplimiento de las obligaciones colectivas les conecta con el bal¨®n, con el juego, con el gol. Si se logra en cada jugador ese 10% m¨¢s de implicaci¨®n y esfuerzo, se suma un 110% de todo el equipo. Flick, precisamente el hombre que caus¨® al Bar?a su herida m¨¢s profunda, ha logrado dar con el remedio en tiempo r¨¦cord. La t¨¢ctica, que parece haberse adue?ado de todo el debate futbol¨ªstico, es solo una peque?a parte de la revoluci¨®n. Donde parec¨ªa haber escasez, Flick, con discreci¨®n, encontr¨® respuestas futbol¨ªsticas avivando el profesionalismo y la emoci¨®n de sus jugadores.
En cambio, el Madrid empez¨® el campeonato con los problemas propios de la abundancia. Venir de una Liga, una Champions y una Supercopa Europea ganadas, recuperar a Courtois y a Militao, tener a Vinicius como candidato al Bal¨®n de Oro y presentar a una figura Mundial como Mbapp¨¦, suena a ¨¦xito antes de empezar. Y a trampa. Expectativas disparadas, angustia segura. Recuerdo que en los d¨ªas felices de Los Gal¨¢cticos (tambi¨¦n los hubo infelices) y tras uno de los fichajes m¨¢s ruidosos, el mismo Florentino oli¨® el peligro: ¡°La hostia que nos vamos a dar¡±, dijo en medio del clamor popular, consciente de que cuanto m¨¢s grandes son las expectativas, m¨¢s alta es la cima desde la que te puedes caer. Hace falta un esfuerzo de adaptaci¨®n y ajustes, pero el enemigo de estos primeros partidos fue la ansiedad por el miedo a defraudar. De los temblores emocionales el f¨²tbol no exime a nadie, tampoco a los mejores.
Mientras dejamos la Liga en modo avi¨®n, aparece la selecci¨®n con su prestigio reci¨¦n estrenado. Y dan ganas de verla. La Eurocopa y la Copa Am¨¦rica fueron dos maneras distintas que encontr¨® el f¨²tbol de mostrarnos su decadencia l¨²dica. Hay estrategia, entrega, duelos ganados y perdidos, lucha f¨ªsica¡ Lo que ha dejado de haber es juego. Para eso es necesario un grado de libertad, una dosis de espontaneidad, un aporte de imaginaci¨®n. Todo eso est¨¢ siendo suplantado por la fuerza, la velocidad y el imperio del control, al que la tecnolog¨ªa est¨¢ haciendo una seria contribuci¨®n. Donde antes llegaba el ojo cl¨ªnico del entrenador, ahora llega la incansable b¨²squeda estad¨ªstica del algoritmo. No estamos lejos del d¨ªa en el que un equipo pedir¨¢ tablas y el otro se lo conceder¨¢.
En la ¨²ltima Eurocopa, de esa monoton¨ªa futbol¨ªstica nos sac¨® Espa?a, que gan¨® el Campeonato y lo salv¨® de la mediocridad. Creador del tiqui-taca que lo llev¨® a la gloria, termin¨® cayendo en el exceso y muri¨® de mil toques en el Mundial de Brasil y en el de Qatar. Toques y m¨¢s toques, siempre hacia los laterales y sin encontrar al jugador que le agregara peligro a la posesi¨®n. Bastaron dos j¨®venes de origen africano, uno con una culebra en la cintura y el otro con un turbo en las piernas, para cambiar la velocidad y hacer menos previsible el juego de ataque.
Espa?a dijo presente en Alemania y dijo futuro en Par¨ªs. En dos grandes compromisos internacionales, se hizo con el control de juego para dominar los partidos y supo acelerar con velocidad, habilidad e imaginaci¨®n para sorprender en los ¨²ltimos 20 metros. No es f¨²tbol moderno, sino el buen f¨²tbol de toda la vida.
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