Te pareces a Lamine Yamal
La irrupci¨®n de la nueva estrella del Bar?a y el talento precoz de la plantilla, 23 a?os de media, permite a una nueva generaci¨®n de aficionados conectar sin filtros con sus ¨ªdolos
Pau V¨ªctor, 22 a?os, un chico que ni hab¨ªa debutado en Primera Divisi¨®n, era el jugador m¨¢s veterano del banquillo del Bar?a en el estadio de la Cer¨¢mica. En el c¨¦sped tampoco se peinaban canas. Sergi Dom¨ªnguez (19), Gerard Mart¨ªn (22), Pablo Torre (21), Pedri (21), Marc Casad¨® (21) y claro, Lamine Yamal (17). El domingo anterior, en Montilivi, el chaval se acerc¨® a H¨¦ctor Fort (18) e hizo como si le diera de fumar con las manos. Acababa de marcar dos goles, pero en su cabeza, ¨¦l estaba en la calle, en Rocafonda driblando a un perro ¡ª as¨ª aprendi¨® a regatear, cont¨® en France Football ¡ª, cachonde¨¢ndose de su compa?ero porque no se la hab¨ªa dado a Lewandowski. ¡°Se la ha fumado¡±, tuvo que explicarle luego al polaco (35 a?os), que podr¨ªa ser su padre y pon¨ªa cara de no entender nada, porque algunas cosas solo las comprenden quienes tienen edad para vivirlas.
La edad media de los jugadores del Bar?a es de 23,9 a?os, la segunda m¨¢s baja por detr¨¢s del Valencia. El club tiene a tres futbolistas entre los m¨¢s j¨®venes de la Liga (Lamine Yamal, Pau Cubars¨ª y Marc Bernal). En un ambiente as¨ª, los c¨®digos son otros. Y esa es la gracia. Lamine es un chico normal, nacido en Rocafonda, un barrio humilde de Matar¨® donde muchos, como ¨¦l, y como una gran parte de la sociedad espa?ola (un ni?o de cada tres), son hijos de inmigrantes. Es un espejo real, estimulante y sin filtros. Es lo que podr¨ªan ser muchos otros chicos. Es normal, tanto, como que ya sea el jugador del Bar?a que m¨¢s camisetas vende y pronto, probablemente, tambi¨¦n de la selecci¨®n espa?ola.
El tiempo suele ser un espejo implacable. Pero los futbolistas, como el cocktail de gambas, siempre parec¨ªan m¨¢s viejos que sus piernas. El Tato Abad¨ªa, Pardeza, Calder¨¦, Zubizarreta o Joseph Minala, aquel jugador de la Lazio que con 17 te miraba con la melancol¨ªa que impregna la vida a los 55 a?os. No est¨¢ claro si el tiempo pesa el doble cuando uno se pasa el d¨ªa corriendo, o que durante toda su carrera fuimos m¨¢s j¨®venes que ellos, pero uno olvidaba siempre su edad al verlos trotar por el campo o soltar obviedades en la zona mixta. Hab¨ªa distancia. Les admir¨¢bamos, pero nunca fuimos ellos. Luego, de vez en cuando, la cantera obraba el milagro y te identificabas con alguien porque hab¨ªa nacido el mismo a?o que t¨² o no muy lejos de tu casa. Y qu¨¦ caray, si ¨¦l segu¨ªa jugando, por qu¨¦ no ibas a poder hacerlo t¨² tambi¨¦n. Xavi y yo, aunque ¨¦l no lo supiera nunca, vivimos nuestra carrera futbol¨ªstica en paralelo: yo en el sof¨¢ y ¨¦l en el campo. Pero hasta el d¨ªa que se retir¨® pens¨¦ que todav¨ªa ten¨ªa chance de ir convocado alg¨²n fin de semana.
Identificarte con un jugador de tu equipo se hab¨ªa puesto dif¨ªcil para los chicos y chicas ¡ª para ellas, casi imposible ¡ª que ven partidos los fines de semana. No solo por la edad. Pero algo ha cambiado y el f¨²tbol se ha rejuvenecido, logrando conectar de nuevo con esas generaciones que Florentino P¨¦rez considera incapaces de aguantar 90 minutos viendo un partido en televisi¨®n o en un estadio, por muy moderno e insonorizado que sea. Se ve claramente en las camisetas por la calle, tambi¨¦n entre las chicas. Y el mejor ejemplo es Lamine, un menor de edad, con aspecto de ni?o ¡ª es un ni?o ¡ª que termina la ESO en plena Eurocopa, monta un equipo en la Kings League y el domingo siembra terror en las defensas rivales o mete un pase de gol estratosf¨¦rico con el exterior desde 40 metros. Menos en eso, se parece en casi todo lo dem¨¢s.
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