Llevarse bien y mal, qu¨¦ preocupaci¨®n
Cuando los partidos atraviesan tramos aburridos, como el del Madrid contra el Villarreal, entretiene seguir otro partido: el de los afectos
La primera derrota europea, las lesiones y la buena marcha del Barcelona l¨ªder est¨¢n frustrando uno de los m¨¢s divertidos debates que se producen en el Madrid cuando hay bonanza de fichajes: las estrellas se llevan mal. No es el hecho de c¨®mo se lleven lo que lo hace divertido, sino el proceso. Exige una lupita quisquillosa sobre los jugadores en los v¨ªdeos de los entrenamientos, en los partidos y en las salidas de sus comidas o cenas por Madrid que delate, siguiendo l¨®gicas endiabladas, una aversi¨®n. Cualquier mirada (aquella miradita de Mbapp¨¦ a Endrick, tan viral, como las miradas de S¨¢nchez a los Reyes que para la prensa ultra demuestran la existencia de un golpe de Estado en marcha), cualquier aspaviento, un pase claro que no se da, un saludo que parece, desde Pontevedra, bastante fr¨ªo... todo es susceptible de crisis en el vestuario, uno de los eufemismos m¨¢s sugerentes cuando hay vestuario.
Es por ello que, cuando los partidos atraviesan tramos aburridos, como el de este s¨¢bado contra el Villarreal, entretiene seguir otro partido que yo llamo el de los afectos: qui¨¦n mira a qui¨¦n, qui¨¦n abraza el primero en los goles y qui¨¦n el ¨²ltimo, qui¨¦n defiende primero al compa?ero de los ¨¢rbitros o de los rivales. Por supuesto, qui¨¦n comparte stories y reparte likes en Instagram, qui¨¦n comenta y qu¨¦ comenta. Es una disecci¨®n in¨²til y sin resultado, pero sirve para pasar el rato, un debate sin recorrido que ya zanj¨® Cristiano I El Sabio cuando dijo aquello de que ¨¦l no era de cenitas ni de besitos ni de amigos: al trabajo se va a ganar, a hacer lo mejor para el equipo, a aparcar tus sinton¨ªas personales por la colectiva.
En todo eso pensaba cuando este fin de semana en C¨®rdoba La SER organiz¨® un congreso en el que se habl¨® de polarizaci¨®n, que es una cosa que ha existido siempre, lo que ocurre es que los medios tendemos a tratar lo actual como si fuese nuevo. Qui¨¦nes se llevan bien y qui¨¦nes mal, qu¨¦ consecuencias puede tener eso y por qu¨¦ nos tiene que importar. Por supuesto, el asunto era serio y este no tanto; miren Dani Carvajal, futbolista de la polarizaci¨®n deportiva y pol¨ªtica. Jugador al que el antimadridismo tiene en el punto de mira y sobre el que se ha creado una extraordinaria presi¨®n: una lesi¨®n grave ha servido para saber que esa polarizaci¨®n en torno a ¨¦l ten¨ªa mucho de est¨¦tico. Amor, paz y buenos deseos de jugadores y aficionados rivales.
Llevarse bien o mal es una cosa bastante sobrevalorada que suele servir nada m¨¢s que para debates muy hinchados, muy llamativos, pero puramente superficiales. Llevarse bien o mal sirve para saber con qui¨¦n juntarse fuera del trabajo, pero en el trabajo, salvo superiores averiados mentalmente que te pueden destruir la vida, solo sirve para estropear ese trabajo si eres mal profesional. El ¡°no se aguantan¡± aplicado a jugadores de ¨¦lite produce cierto sonrojo, sobre todo si es verdad: imagina que te preocupe o que le preocupe a ellos.
Pocas cosas unen m¨¢s que la competici¨®n. Una de las escenas que m¨¢s estremece del documental sobre Luis Enrique que ha estrenado Movistar es la que describe el momento en que el jugador Luis Enrique acaba su carrera. Ni sus hijos le recordar¨¢n en el campo, dice, ni ¨¦l sabe muy bien qu¨¦ hacer despu¨¦s, sino competir. ?T¨² sabes lo ¡°amigo¡± que te puedes hacer de alguien que compite por las mismas cosas que t¨² con la misma camiseta que t¨²? ?Sabes cu¨¢nto puedes querer a un tipo que no aguantas cuando te da una asistencia de gol? El f¨²tbol es un deporte tan absurdamente feliz que no est¨¢ re?ido con la enemistad, de existir, ni con la paranoia de sus aficionados, m¨¢s frecuente.
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