El Real Madrid, las expectativas y las dificultades
En los partidos m¨¢s dolorosos, el cansancio contribuy¨® al desorden. Pero al cansancio lo vence un est¨ªmulo superior y toca buscarlo
Entre las muchas cosas que hay que manejar en el f¨²tbol, la gesti¨®n de las expectativas es de las m¨¢s importantes y tiene dos lados. Uno es amable y benefici¨® al Madrid la temporada pasada, como beneficia al Bar?a esta temporada. Recordemos que se march¨® Benzema y no lleg¨® Mbapp¨¦, lo que fue interpretado como una gran p¨¦rdida. Adem¨¢s, hubo lesiones de gran alcance que afectaron a todo el sistema defensivo. El club decidi¨® no compensar en el mercado, lo que la desgracia destruy¨® y, sin embargo, el equipo encontr¨® respuestas futbol¨ªsticas y an¨ªmicas para levantar Liga y Champions. Nadie esperaba nada y se logr¨® todo. El escenario ideal para consagrar h¨¦roes.
El otro lado de las expectativas es filoso y contra eso lucha el Madrid en estos d¨ªas. Se interpret¨® que la recuperaci¨®n de los lesionados ten¨ªa el valor de grandes incorporaciones, a lo que hab¨ªa que agregar el fichaje, esta vez s¨ª, de Mbapp¨¦, figura planetaria. ?C¨®mo no creer que todo ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil y que el talento se encargar¨ªa de suplir al esfuerzo? Se dijera o se callara, todos esper¨¢bamos un paseo por la Liga y el protagonismo devastador de todos los a?os en la Champions. Pero no es lo mismo jugar para alcanzar la gloria que para evitar el fracaso.
Las expectativas disparadas no preparan para las dificultades. De modo que bastaron dos malos resultados para que llegaran algunos desagradables invitados como la ansiedad, el desorden y el rugido animal de la opini¨®n p¨²blica. Con la marcha de Kroos desapareci¨® el paciente y sabio engranaje que ya era una costumbre rutinaria alrededor del jugador alem¨¢n. El m¨²sculo da presencia, pero no dominio. Sin un estratega, los partidos se abren de la peor manera, con espacios por todas partes, que provocan la sensaci¨®n de que puede pasar cualquier cosa. Cada bal¨®n perdido genera tensi¨®n y una sensaci¨®n de amenaza. El f¨²tbol, por otra parte, decidi¨® que la cuota de suerte con la que premi¨® al Madrid las temporadas pasadas, se la traspasar¨ªa a los rivales. Nada que alegar, el f¨²tbol siempre fue as¨ª de caprichoso.
Apunt¨¦ m¨¢s arriba que las expectativas beneficiaron al Bar?a esta temporada. Administrar carencias te hace rebuscar en la cantera y acudir al orgullo, el sacrificio, la sobreconcentraci¨®n. Flick ha hecho un gran trabajo, es indiscutible, pero se encontr¨® a una plantilla muy predispuesta al esfuerzo que facilit¨® las cosas y despej¨® el camino. Como esper¨¢bamos poco, toca admirar mucho.
Ser¨¦ obvio, el Madrid tiene que sacar fuerzas de flaqueza. En los partidos m¨¢s dolorosos (Bar?a, Mil¨¢n) el cansancio contribuy¨® al desorden. Si algo ense?a el entrenamiento es que al cansancio lo vence un est¨ªmulo superior. Toca buscarlo. Los aficionados son un est¨ªmulo. La lucha por los t¨ªtulos son otro est¨ªmulo. La competencia por el Bal¨®n de oro y por la gloria son est¨ªmulos individuales y tambi¨¦n cuentan. Como la verg¨¹enza de no ser y la posible p¨¦rdida de prestigio individual y colectivo, que tambi¨¦n deben servir como est¨ªmulos inversos contra la pereza muscular, contra la asfixia pulmonar y contra todos los males an¨ªmicos. Llegados a este punto, cada entrenamiento debe ser un desaf¨ªo y, para que eso ocurra, cada d¨ªa hay que plantearlo como una remontada.
Apunt¨® Ancelotti que se vienen tiempos dif¨ªciles en los que habr¨¢ que luchar contra la evidencia clasificatoria y contra un contexto muy exigente. Algunos de los problemas los tendr¨¢ que resolver el mercado, porque el dise?o de la actual plantilla no alcanza para salvar todas las trabas que le quitan fluidez al equipo. Pero hay otras grandes palancas (esta palabra me suena) en donde apoyar la recuperaci¨®n: algunos de los mejores jugadores del mundo y la orgullosa cultura del club que defienden.
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