El Real Madrid es mundial: derrota al Pachuca y gana la Copa Intercontinental
El equipo de Ancelotti suma su quinto t¨ªtulo de 2024 al derrotar al cuadro mexicano en el torneo de campeones continentales con un gran partido de Vinicius y Bellingham
Es el destino del Real Madrid. Puede navegar cavilante y desorientado en la temporada, sin conseguir encajar todav¨ªa al futbolista m¨¢s deseado en el equipo m¨¢s exitoso, pero olisquea un trofeo y lo atrapa. Dej¨® apenas un peque?o tramo de ilusi¨®n al Pachuca mexicano, lejos del nivel de los blancos, y se lanz¨® con voracidad creciente a por la copa. Mbapp¨¦ no luce como se esperaba, pero en el estadio en el que hab¨ªa deslumbrado justo dos a?os antes en la final del ¨²ltimo Mundial, marc¨®, como lo hizo en la Supercopa de Europa en su estreno como madridista. Dos finales, dos goles. El Real, de nuevo impulsado por Vinicius y Bellingham, cierra 2024 aparentemente desorientado, pero con cinco t¨ªtulos, un tercio de los 15 que lleva Ancelotti, el t¨¦cnico m¨¢s premiado de la historia del club m¨¢s premiado.
Llegaron a Qatar a fijar su lugar en el planeta futbol¨ªstico, en el torneo de los campeones continentales, prolongaci¨®n de la Champions de Wembley, y de entrada lucieron una especie de desgana deslavazada. Equivocaban pases sencillos, se les escapaban controles de escuela y se mov¨ªan con la lentitud y la pesadez de un paquidermo reci¨¦n levantado. El Pachuca lat¨ªa a otro ritmo. Para el equipo mexicano, a¨²n m¨¢s en crisis en su torneo dom¨¦stico, era el partido de una vida, un premio infinito. Se lanz¨® a por ¨¦l tratando de ahogar al Madrid muy arriba. Y ese Madrid adormilado parec¨ªa dejarse hacer. El primer tiro lo registr¨® Luis Rodr¨ªguez, que oblig¨® a Courtois a estirarse.
Ancelotti se desesperaba en la banda. Lo que mostraban sus futbolistas resultaba incluso m¨¢s desconcertante que la pobreza del principio de curso. La l¨®gica dec¨ªa que la noche era una invitaci¨®n a recoger otra copa, y parec¨ªan querer saltarse el partido.
El Pachuca, aparte de con el entusiasmo inflamado, se hab¨ªa presentado a la cita muy exprimido, tras eliminar en los cuartos al Botafogo, ganador de la Libertadores, y al Al Ahly, el campe¨®n africano, despu¨¦s de una pr¨®rroga y unos penaltis angustiosos en los que se vio perdido. Era un grupo consumido pese al impulso de la calidad de Idrissi en el medio y del empe?o insistente de Rond¨®n en la punta. Se fueron desinflando en paralelo a la crecida de Camavinga, que barr¨ªa el centro con energ¨ªa implacable.
Tambi¨¦n al tiempo que el Real encontraba a Bellingham entre l¨ªneas. El ingl¨¦s es la pieza que conecta y lubrica al Madrid. A su alrededor comenzaron a aparecer Mbapp¨¦, Rodrygo y Vinicius. Al d¨ªa siguiente de ganar el premio The Best de la FIFA, el brasile?o agit¨® el juego no a trav¨¦s del regate y el v¨¦rtigo, sino del pase, un registro en el que sigue creciendo de manera extraordinaria.
El Real hund¨ªa al declinante Pachuca y picaba con la profundidad de sus env¨ªos. Hasta que Valverde encontr¨® otra vez a Bellingham entre l¨ªneas y el ingl¨¦s lanz¨® al espacio al ¨¢rea a Vinicius, que se puso a bailar: una bicicleta dej¨® al portero con la rodilla en tierra, desde donde intent¨® perseguir luego gateando el regate hacia fuera. El brasile?o alcanz¨® la l¨ªnea de fondo y ech¨® la pelota atr¨¢s para que marcara Mbapp¨¦, que entr¨® en el once pese a retirarse lesionado solo ocho d¨ªas antes. El Madrid comenzaba a echarle el lazo a su segundo t¨ªtulo del curso con una jugada del brasile?o casi igual a la que realiz¨® en el 1-0 de la Supercopa de Europa en Varsovia, donde fue Valverde el que emboc¨® su pase atr¨¢s.
El gol supuso otra peque?a liberaci¨®n para Mbapp¨¦, que al poco tir¨® una rabona cerca del centro del campo. Se le ve¨ªa m¨¢s alegre y m¨¢s activo por esas zonas centrales por las que tambi¨¦n aparec¨ªa Bellingham. Era la sala de control desde donde constru¨ªa el Madrid. Un toque del franc¨¦s ah¨ª para Rodrygo deriv¨® en la siguiente diana. El brasile?o dribl¨® por la frontal hasta que encontr¨® el ¨¢ngulo donde colocar la rosca. Despu¨¦s de casi tres meses de lesiones y sequ¨ªa, marcaba por segundo partido consecutivo, tras hacerlo el s¨¢bado en Vallecas.
En el Pachuca, Rond¨®n, inacabable a sus 35 a?os, se resist¨ªa a ver esfumarse su ¨²ltimo gran sue?o y prob¨® a Courtois con una falta lejana y un cabezazo poderoso. Fueron apenas dos fogonazos cuando el Madrid ya hab¨ªa entrado en una fase recreativa, cada vez m¨¢s divertido con un Vinicius juguet¨®n y virguero. Se qued¨® dos veces mano a mano con el portero, tir¨® fuera desde la frontal y termin¨® embocando un penalti mal tirado que dobl¨® la mano del guardameta y se col¨® hasta la red.
Fue otro de esos partidos que contienen la esencia del Madrid: sestea o duda el tiempo que puede permitirse, hasta que identifica el instante decisivo y aplasta con un derroche de calidad implacable. Y levanta otro trofeo, mundial, mientras parece seguir dudando.
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