Vinicius vuela, Mbapp¨¦ marca y el Madrid se lleva la Supercopa contra el Atalanta
El brasile?o, con un gran partido, abre el camino al primer t¨ªtulo de la temporada para un Madrid que se mostr¨® desorientado en el centro y se impuso en una final en la que el franc¨¦s se estren¨® con gol
Antes de que se produjera aquello que hab¨ªa llevado al Real Madrid a un empe?o de casi una d¨¦cada, el primer gol de Kylian Mbapp¨¦ con su camiseta, transcurri¨® algo m¨¢s de una hora de bruma en la que Vinicius result¨® ser el ¨²nico capaz de aportar claridad, desequilibrio, soluciones. El brasile?o, que hab¨ªa participado en diez goles en sus diez finales anteriores, abri¨® el camino al primer t¨ªtulo del curso con otra contribuci¨®n: un regate hasta la l¨ªnea de fondo y una asistencia a Fede Valverde. Ah¨ª empez¨® a vencerse el Atalanta, un equipo ordenado, pero bastante justo, sumido en un terremoto interno y plagado de lesiones. Ah¨ª empez¨® a ganar su sexta Supercopa, lo que le deja como el equipo con m¨¢s, por delante de las cinco del Bar?a y el Milan, y lo que eleva a Carlo Ancelotti a compartir con Miguel Mu?oz la cima de entrenador con m¨¢s t¨ªtulos de la historia del club, 14 ya.
El tanto fabricado por Vinicius, el m¨¢s clarividente sobre el campo, abri¨® el camino a la fiesta del final y tambi¨¦n destrab¨® una noche inc¨®moda de la que el Madrid no hab¨ªa sostenido el mando. El Atalanta, cauto y poco amenazado, se anim¨® a buscar un poco m¨¢s el gol. Los que encontraron premio fueron los cuatro de arriba de Ancelotti. Por fin. Rodrygo lanz¨® a Vinicius al espacio al ¨¢rea, el 7 cruz¨® al otro lado y desde all¨ª Bellingham vio a Mbapp¨¦ moverse cerca del punto de penalti, desde donde marc¨®, lo que supuso el desahogo definitivo para la grada madridista.
Aunque al principio no parec¨ªa evidente que algo as¨ª pudiera suceder. La cita se anunciaba para el fulgor del estreno de Mbapp¨¦, pero m¨¢s all¨¢ de la agitaci¨®n que provocaron dos carreras sueltas, lo que empez¨® dejando la noche era una profunda nostalgia de Toni Kroos. El Madrid se comportaba como un cuerpo al que acaban de extraerle la columna vertebral, y se desparrama sin terminar de encontrar el punto sobre el que acomodarse. De repente, todo parec¨ªa fuera de sitio. El bal¨®n supon¨ªa una urgencia m¨¢s que una herramienta con la que desmontar entramados rivales, muy lejos de funcionar como un eje alrededor del que ordenarse.
Parec¨ªan vivir en una emergencia, sin un plan. Ni Valverde ni Tchouameni agarraban el tim¨®n en el centro. Funcionaban como meras estaciones intermedias. Les llegaba la pelota, la entregaban a Bellingham, a Rodrygo, a Mbapp¨¦ o a Vinicius, y se desactivaba el circuito. La corriente no regresaba por all¨ª. Cualquiera de los de arriba emprend¨ªa la marcha hacia delante, de manera imprecisa, deslavazada, sin fruto. Es cierto que un escuadr¨®n as¨ª casi siempre acaba por conseguir premio, pero la sensaci¨®n era de desbarajuste general. Lo que sol¨ªa arreglar Kroos solo con plantarse en su sitio y ponerse a repartir pases.
El vac¨ªo en el medio ten¨ªa tal calibre, que Vinicius no necesitaba demasiado para destacar como el mejor creador de juego. Ni siquiera se daban las condiciones para que luciera su electricidad. Se descolgaba a recibir, ganaba algo de tiempo, se fabricaba un poco de espacio y encontraba una carrera de Bellingham, o una amenaza de Mbapp¨¦, inc¨®modo como nueve, sin aire. Tambi¨¦n empez¨® en el brasile?o lo m¨¢s picante que produjo el Madrid: un pase suyo ya dentro del ¨¢rea a Rodrygo, que tir¨® al larguero.
El Atalanta de Gasperini parec¨ªa todo lo contrario de lo que hab¨ªan anunciado sus circunstancias previas. El veterano t¨¦cnico llegaba peleado con Koompeiners, su futbolista m¨¢s importante, que se quiere ir a la Juve, y al que dej¨® fuera de la lista; tambi¨¦n se present¨® en Varsovia con la angustia de los cuatro futbolistas que se le hab¨ªan lesionado. Pero ante ese Madrid de revoltijo, De Roon y Pasalic parec¨ªan manejar un plan preciso con opciones de terminar fructificando en otro instante m¨¢gico de Lookman, el autor del hat trick que les dio en mayo la Europa League, el t¨ªtulo que les hab¨ªa conducido a medirse al Madrid en Varsovia. Aunque quien m¨¢s cerca estuvo fue Pasalic, que oblig¨® con un cabezazo a la cl¨¢sica intervenci¨®n milagrera de Courtois cuando el marcador a¨²n no se hab¨ªa movido.
Para entonces, Ancelotti ya hab¨ªa enviado a calentar a Modric, Brahim y G¨¹ler. No hicieron falta. Apareci¨® Vinicius, despej¨® la bruma y dio pista al despegue de Mbapp¨¦, que tiene el domingo otra parada en Mallorca.
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