¡°?Quo vadis, Laporta?¡±; qu¨¦ ser¨¢ del Bar?a
La mala gesti¨®n presidencial se mezcla con la desmovilizaci¨®n social y con una oposici¨®n azulgrana atomizada
Los delirios de grandeza de Laporta, aquellas ganas de ¡°volver a veros¡± que tanta fortuna causaron en el barcelonismo por desafiar al Madrid en la misma puerta del Bernab¨¦u en la campa?a electoral de 2021, se han convertido en pesadillas por la dolorosa realidad que carcome al FC Barcelona. Las miserias de Gaspart no son las mismas que las de Bartomeu. Ya no est¨¢ Cruyff y ni siquiera se guard¨® el duelo por Messi. Mejor no recordar tampoco el adi¨®s de Guardiola. Hoy el futbolista sobre el que gira el tormento barcelonista se llama Dani Olmo y tiene un a?adido no menos importante de nombre Pau V¨ªctor.
No es una cuesti¨®n de decadencia puesto que Olmo es un internacional que da pleno sentido a la idea de Flick y vida a las aspiraciones azulgrana en la Liga y la Champions. La gravedad del asunto est¨¢ en que ha sido el propio presidente del club el que ha disparado un tiro al pie de su equipo por no encontrar el dinero para mantener la inscripci¨®n del jugador en la Liga. El da?o reputacional es enorme porque Laporta se olvid¨® con su proceder de que una entidad puede ser pobre y orgullosa sin perder la dignidad, mantener un cierto decoro por no hablar de desprestigio, ser fiel a una carta de naturaleza grabada a fuego durante 125 a?os.
El mal ya no tiene remedio institucionalmente con independencia de la suerte que corran la ficha y el contrato de Olmo, que acababa en 2030. El caso dif¨ªcilmente tendr¨¢ m¨¢s recorrido despu¨¦s de que un juez resolviera: ¡°Se habr¨ªa contratado a quien deber¨ªa cubrir una baja por maternidad/paternidad antes de conocer que exist¨ªa el embarazo¡±, en alusi¨®n a las normas de la Liga. La operaci¨®n del ¨²nico fichaje de la temporada habr¨¢ sido catastr¨®fica a expensas de la decisi¨®n que tome el jugador, de 26 a?os, que de momento quedar¨ªa liberado y deber¨ªa ser indemnizado despu¨¦s de que el Bar?a pagara unos 60 millones al Leipzig.
Las cuentas se resentir¨¢n, al igual que se desestabilizar¨¢ todav¨ªa m¨¢s al equipo, en el caso de que no pueda jugar Olmo. Y, en el dif¨ªcil supuesto de que pudiera formar pr¨®ximamente en las alineaciones azulgrana, no ser¨ªa f¨¢cil para el Bar?a soportar la presi¨®n y el agravio comparativo que pudieran sentir y expresar los dem¨¢s clubes de la Liga, dolidos por las pr¨¢cticas de Laporta, como ya se demostr¨® en verano pasado con el Athletic despu¨¦s del fallido intento de negociar con Nico Williams. La palabra del presidente ya no tiene credibilidad en la Liga. Tebas solo quiere papeles desde el enredo de Bar?a Studios y la fallida inversi¨®n de Libero.
Laporta pierde su gracia cuando no puede hablar y, si es necesario, embaucar a sus socios; sin la voz pierde el carisma y la seducci¨®n que tanto le ayudaron a trampear las cuestiones m¨¢s adversas frente a la administraci¨®n deportiva y pol¨ªtica; y tampoco tiene ya la cintura con la que enredaba a los socios m¨¢s insospechados para encontrar el aval m¨¢s dif¨ªcil como pas¨® antes de tomar posesi¨®n en 2021. Ya nadie m¨¢s arriesg¨® de su bolsillo para mantener en n¨®mina a Olmo. Laporta ha tenido meses para solventar un contencioso que pod¨ªa resolver cuando le diera la gana seg¨²n afirm¨® en septiembre pasado en el Auditorio 1899.
No se cumpli¨® el anuncio sobre la continuidad de Olmo, como tampoco logr¨® retener a Messi, ni regresar el 29 de noviembre al Camp Nou. Las promesas fallidas y la improvisaci¨®n manifiesta en la gesti¨®n de la entidad han provocado la salida de m¨¢s de 20 ejecutivos y de varios directivos como el vicepresidente econ¨®mico Eduard Romeu. No hay CEO ni un plan de negocio y en cambio se han hecho imprescindibles los intermediarios y los comisionistas por cantidades que son muy parecidas a la que se necesitaba por Olmo. Ya no se habla de fichajes sino de inscripciones y de hipotecas m¨¢s que de palancas en las oficinas del Camp Nou.
La ¨²nica excusa para salir del caos es acusar a la Liga por sus cambios de criterio, a la Federaci¨®n por su pasividad y al f¨²tbol y a la vida por el madridismo sociol¨®gico, una t¨¢ctica tan chapucera ahora mismo que atenta incluso contra el victimismo argumentado que ilustra el relato hist¨®rico del Bar?a. Los intangibles del Bar?a, la divisa del ¡°m¨¦s que un club¡± y del estilo de juego como identidad futbol¨ªstica, as¨ª como el dichoso entorno, est¨¢n seriamente comprometidos en un momento en que se negocia con Qatar y no se habla tanto de Unicef despu¨¦s del impacto y erosi¨®n que ha supuesto el caso Negreira.
Mecanismos de control
El desgobierno del club coincide con la desmovilizaci¨®n social desde que unos 60.000 aficionados est¨¢n en excedencia, como si su Bar?a solo jugara por televisi¨®n, a la espera de poder regresar al Camp Nou. El nuevo estadio contin¨²a en obras hasta no se sabe cu¨¢ndo y el equipo se bate como puede en Montju?c, un campo que ni se llena y cuya Grada d¡¯Animaci¨® est¨¢ clausurada por Laporta. El presidente se remite a una asamblea que despacha telem¨¢ticamente las cuentas y las salvedades de las auditor¨ªas m¨¢s controvertidas con tanta suficiencia que obliga a preguntar sobre la eficacia de los mecanismos de control del club en el a?o 2025.
La oposici¨®n ha estado dormida y ha despertado atomizada, como si diera por amortizado a V¨ªctor Font, el rival de Laporta en los comicios de 2021. El desinter¨¦s por el Bar?a ha sido general en muchos sectores de la sociedad civil catalana desde que se supo el agujero que provoc¨® la pandemia y la negligencia de Bartomeu. El momento de incertidumbre pol¨ªtica obliga a preguntar tambi¨¦n por el papel de cohesionador social y de pilar de Catalu?a que ha tenido siempre el Bar?a. Nadie parece saber c¨®mo afrontar el debate sobre el modelo de gobernanza o de propiedad del club que exigen los acontecimientos a partir del mandato de Laporta.
Quiz¨¢ lleg¨® el momento de delimitar responsabilidades y exigir respuestas; el presidente necesita m¨¢s recursos que el gas emocional y el ilusionismo para gobernar al Bar?a. No ha sido una casualidad que el mayor rid¨ªculo haya llegado por unos palcos Vip de un nuevo estadio todav¨ªa en construcci¨®n, todo tan virtual hoy como la ficha de Olmo.
Aparentar ya no sirve de nada, ni siquiera al populista Laporta, cuando el club est¨¢ tan descapitalizado como desnortado, y sin embargo, ha sido capaz de engendrar a Lamine. La renovaci¨®n del genio se convertir¨¢ en un acto de fe m¨¢s de un club cada vez m¨¢s descre¨ªdo, acabe como acabe el disparatado caso Olmo. El mal ya est¨¢ hecho y la pregunta es saber qui¨¦n querr¨¢ jugar a partir de ahora en el Barcelona.
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