Las mujeres de Australia baten el r¨¦cord mundial en el relevo de 400 libre
Bronte Campbell, Meg Harris, Emma McKeon y Cate Campbell logran el oro con 3m 29,69s, Canad¨¢ gana la plata y Estados Unidos, el bronce
Los 15.000 asientos vac¨ªos del Centro Acu¨¢tico de Tokio esperar¨¢n a la multitud eternamente. El tiempo se congel¨® con la pandemia para esta infraestructura colosal, envuelta en la penumbra. Solo abajo, por la piscina iluminada, pasa la gente y pasan los Juegos. Lentamente. Como si la cat¨¢strofe que sacude al planeta desde hace m¨¢s de un a?o hubiese puesto un freno invisible en el curso de las cosas, los nadadores hacen esfuerzos supremos pero los cron¨®metros se toman unos segundos, o unas d¨¦cimas, de m¨¢s. As¨ª, al t¨¦rmino de la primera sesi¨®n matinal, las dos finales de 400 estilos se hab¨ªan ganado en tiempos de Sydney 2000, y para la conquista del oro del 400 libre masculino hab¨ªa bastado un tiempo digno de Atlanta 1996. La pesadez se apoderaba del vaso cuando irrumpieron las cuatro gracias de Australia para batir el r¨¦cord mundial del relevo de 400 metros de nado libre.
Nadie esperaba otra cosa que un tsunami de Bronte Campbell, Meg Harris, Emma McKeon y Cate Campbell, representantes del pa¨ªs que m¨¢s velocistas produce en el mundo. Entre las cuatro establecieron el primer r¨¦cord mundial que liber¨® las aguas de la estancada piscina de Tokio (3m29,69s) y prolongaron una hegemon¨ªa que se traduce en tres oros sucesivos desde los Juegos de Londres.
Hab¨ªan transcurrido 51 a?os desde que los hombres bajaron de 3,30 minutos en el 4x100. La barrera psicol¨®gica era un hilo a punto de romperse y no hab¨ªa dudas de qui¨¦nes ser¨ªan las encargadas. El cuarteto de sprinters de Australia pulveriz¨® el 3m30s que ellas mismas establecieron en 2018 siguiendo una cadena de tiempos regresivos que iniciaron en 2014. Nada menos que siete a?os de dominio total.
Australia cerr¨® la primera sesi¨®n de finales con tres medallas por seis de Estados Unidos. La batalla de los dos superpoderes de la nataci¨®n comenz¨® con estr¨¦pito. Pero ning¨²n t¨ªtulo ¡ªtampoco el campeonato que Chase Kalisz consigui¨® con un tiempo mediocre en 400 estilos¡ª tuvo el valor del oro en los relevos.
El oro de las mujeres australianas simboliza un dominio sin precedentes por la homogeneidad del equipo y por la prolongaci¨®n en el tiempo de los ¨¦xitos. Hay que remontarse a la d¨¦cada de los sesenta del pasado siglo para contemplar algo parecido, cuando el equipo femenino de Estados Unidos extendi¨® un dominio inapelable. Pero entonces las nadadoras se retiraban muy pronto. Tres de las integrantes del cuarteto que nad¨® la final en Tokio, con la excepci¨®n de Meg Harris, de 19 a?os, se colgaron el oro en R¨ªo hace un lustro.
Demogr¨¢ficamente, Australia se queda lejos de las grandes potencias que desaf¨ªa. Pero la nataci¨®n es el deporte m¨¢s practicado en la isla y la organizaci¨®n que la gobierna, Swimming Australia, no est¨¢ dirigida por funcionarios desesperados por meterse en la FINA sino por expertos bien elegidos. Su presidente es Kieren Super Fish Perkins, dos veces campe¨®n ol¨ªmpico y uno de los libristas m¨¢s recordados del siglo XX. Su director de alto rendimiento es Alex Baumann, campe¨®n ol¨ªmpico y r¨¦cordman mundial de 200 y 400 estilos en 1984, antes de dedicarse a la gesti¨®n. Responsable sucesivamente de formar los equipos de nataci¨®n de Canad¨¢ para los Juegos de 2012 y Nueva Zelanda para 2016, sus excelentes resultados le merecieron la oferta australiana. Cuando la pandemia paraliz¨® al mundo ¡ªy a los nadadores de medio mundo¡ª Perkins y Baumann dise?aron un plan para redoblar los entrenamientos. Las delegaciones acantonadas en Tokio comienzan a preguntarse qu¨¦ hicieron exactamente porque es evidente que sus nadadores van a otro ritmo.
Lo manifiestan los r¨¢nkings de 2021, encabezados por australianas en 50, 100, 200 y 400 metros libre, en 100 y 200 espalda, y en el 200 estilos; y por australianos en 400 y 800 libre. Nada menos que en nueve pruebas individuales de 28, quienes m¨¢s r¨¢pido han nadado desde enero han sido miembros del equipo amarillo.
¡°Subid¨®n de adrenalina¡±
¡°Cuando nado con estas chicas la adrenalina siempre da un subid¨®n¡±, dijo Emma McKeon tras nadar la posta m¨¢s r¨¢pida de una mujer en la historia de los Juegos: (51,35s). Cate Campell, cuyo gran logro individual fue la medalla de oro en el 100 libre de los Mundiales de Barcelona de 2013 pero que sin embargo ostenta la posta de 100 m¨¢s r¨¢pida de la historia (51,00s) es el hilo conductor de una saga que se expresa en equipo mejor que en solitario. ¡°Formar parte de este relevo es una herencia que recogimos de gente como Libby Trickett o Alice Mills¡±, dijo. La mayor de las hermanas, que suma sus cuartos Juegos, ya form¨® parte del relevo de 2012, el primer oro de una tr¨ªada que supone un mazazo para la nataci¨®n de Estados Unidos.
Estados Unidos no conquista el oro en el relevo de 4x100 libre desde los Juegos de Sydney, hace dos d¨¦cadas. En Tokio comenz¨® mal desde la primera posta. Erika Brown, con 54,02s segundos en sus 100 metros, se qued¨® relegada a la sexta posici¨®n por Bronte Campbell (53,01s), la canadiense Kayla S¨¢nchez (53,42s), la brit¨¢nica Anna Hopkin (53,16s), o la sueca Pernille Blume (53,07s).
Abbey Weitzeil, Natalie Hinds y Simone Manuel solo pudieron asegurar un bronce. Asaltaban la plata cuando Canad¨¢ se les interpuso con la fenomenal Penny Oleksiak, que nad¨® su posta en 52,26s y conquist¨® el segundo puesto despu¨¦s de haber hecho el mismo trabajo en los Juegos de R¨ªo, entonces con el premio del bronce.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter especial sobre los Juegos de Tokio
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.