El libro gordo de Petete
La presi¨®n en el deporte es necesaria. No se trata de suprimirla, sino de saber que hay ayuda para superarla
Una competici¨®n como los Juegos no solo deja ¨¦xitos y fracasos, fiesta y drama, sonrisas y l¨¢grimas, sino que tambi¨¦n son como el libro gordo de Petete, que, adem¨¢s de entretener, te ense?a. Aqu¨ª van tres lecciones aprovechables.
La de los Gasol. Como no pod¨ªa ser de otra forma, se va digiriendo poco a poco la derrota ante EE UU y sus consecuencias a la vez que crece la riada de reconocimiento internacional hacia los hermanos Gasol. Mira que vivimos en un momento donde la exageraci¨®n campa a sus anchas y en el ¨¢nimo de atraer atenci¨®n, audiencias o clics, y adjetivos grandilocuentes como incre¨ªble, maravilloso o hist¨®rico se aplican con demasiada ligereza. Pero en esta ocasi¨®n, todo lo que se diga parece encajar con dos trayectorias diferentes, pero ambas ejemplares. De Pau queda poco por decir. Solo incidir¨¦ en un baremo significativo. Lo que encuentras frente a lo que dejas. La comparaci¨®n de la Espa?a baloncest¨ªstica de 2001 con la actual, pr¨®diga en t¨ªtulos y tan respetada como reconocida mundialmente, refleja perfectamente el legado de Pau. Es verdad que no ha sido solo ¨¦l, ni mucho menos, pero s¨ª es la primera raz¨®n que fundamenta la abismal diferencia. En cuanto a Marc, seguro que no ha sido f¨¢cil encontrar el sol con un ¨¢rbol al lado que daba tanta sombra. Pero siempre ha sabido cu¨¢l era su sitio, aceptando su papel en cada situaci¨®n, a veces de referente, otras de vital complemento.
La de Biles. En el ¨²ltimo instante, reapareci¨® Biles y hasta consigui¨® una medalla de bronce en barra, lo que le ha valido otra ola de simpat¨ªa y aplauso. No recuerdo un atleta que, casi sin participar, haya acaparado tanto protagonismo y generado tama?a expectaci¨®n. Su llamada de atenci¨®n sobre la salud mental ha conseguido hacer mucho ruido, y que cada vez m¨¢s deportistas no tengan reparo alguno en explicar sus casos. Adem¨¢s de contar lo mucho que entrenaron para lograr un ¨¦xito ol¨ªmpico, cada vez es m¨¢s habitual compartir los momentos dif¨ªciles en cuanto al estado mental. Yo no s¨¦ si esto es algo que ha llegado para quedarse o simplemente es una moda pasajera que no volveremos a tratar hasta dentro de tres a?os, en los pr¨®ximos Juegos. Pero mientras tanto, hay que dar por bueno lo ocurrido. Por cierto y por aclarar, todos los deportistas saben que la presi¨®n es consustancial a su profesi¨®n. Es m¨¢s, resulta absolutamente necesaria, pues te exige, empuja y estimula para intentar ser cada d¨ªa mejor. No se trata de rebajar, ni mucho menos suprimir, sino simplemente saber que cuando el deportista no pueda manejarla por las razones que sea y sus efectos resulten tan perniciosos como peligrosos, vas a poder contar con la ayuda necesaria para superarlo. Y esto s¨®lo es posible si el tema est¨¢ sobre la mesa y no escondido debajo de ella.
La de los equipos. Los deportes de equipo llevan tiempo siendo uno de nuestros puntos fuertes. Una vez m¨¢s, est¨¢n rindiendo bastante satisfactoriamente. Solo el balonmano femenino se qued¨® fuera de los cuartos, donde cayeron los dos equipos de baloncesto y hockey hierba. Han llegado hasta la pen¨²ltima estaci¨®n los dos waterpolos y el balonmano masculino, mientras que los chicos del f¨²tbol tienen como poco la plata ganada. Total, de nueve, cuatro peleando por metales. Est¨¢ claro que en este pa¨ªs del que a veces nos gusta hablar tan mal, somos capaces, al menos en el deporte, de aunar talentos y voluntades, huir de individualismos e intereses particulares y crear la suficiente conciencia colectiva que nos permita asaltar ambiciosos objetivos, solo posibles con todos remando en la misma direcci¨®n. Si el deporte puede resultar ejemplarizante, la lecci¨®n que nos dan estos colectivos deber¨ªa ser de estudio obligatorio. En escuelas y tambi¨¦n en parlamentos. Aunque igual esto es pedir demasiado.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter especial sobre los Juegos de Tokio
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.