El f¨²tbol can¨ªbal y un protest¨®n
El mayor defecto de Doncic es sus constantes protestas a los ¨¢rbitros
Anda que no ten¨ªan el Barcelona y Messi un momento mejor para decir c¡¯est fini. Estamos en los ¨²ltimos d¨ªas de competici¨®n ol¨ªmpica, con finales a troche y moche en un mont¨®n de disciplinas, y van y sueltan una noticia que oscurece medi¨¢ticamente todo lo dem¨¢s. Hay una cosa que hacen muy bien los cuatro deportes profesionales m¨¢s importantes en EEUU. B¨¦isbol, baloncesto, hockey hielo y f¨²tbol americano se van alternando en el calendario, logrando que en los momentos cumbre de cada deporte no haya competencia y tengan la atenci¨®n y el espacio que merecen. El f¨²tbol, en cambio, lo canibaliza todo pr¨¢cticamente durante el a?o entero. Pero bueno, al menos cada cuatro, los Juegos Ol¨ªmpicos ofrecen una ventanita de poco m¨¢s de quince d¨ªas para especialidades que viven en la sombra, deportistas cuya ¨²nica oportunidad de salir en los papeles se produce en ese espacio ol¨ªmpico. Por eso me da hasta rabia que justo ahora, a falta de un fin de semana, el asunto de Messi haya explotado y casi monopolice la atenci¨®n.
De pasada aprovecho para confesar que una vez m¨¢s, y viendo las reacciones producidas en este asunto, creo que hace ya un tiempo que se nos ha ido la chaveta con el f¨²tbol y los futbolistas. S¨ª, ya s¨¦ que existe una conexi¨®n emocional entre el f¨²tbol y la sociedad que lo explica, y tambi¨¦n eso de la necesidad de pertenencia a una tribu y dem¨¢s conclusiones de sesudos estudios sociol¨®gicos que intentan explicar el fen¨®meno futbol¨ªstico planetario. Pero aun as¨ª. La importancia que le damos, el espacio period¨ªstico que ocupa o la relevancia que tiene cualquier cosa que haga o diga alguno de sus protagonistas me sigue pareciendo excesiva, y cada d¨ªa m¨¢s. Que conste que lo digo desde mi afici¨®n hacia este deporte. Al menos en lo que se refiere al juego en s¨ª. De lo otro, del entorno que lo rodea, las pol¨¦micas sin fin, las rivalidades desbocadas, los periodistas forofos y muchas figuras que con su comportamiento parecen vivir en los mundos de yuppi, de eso hace tiempo que sal¨ª escopeteado.
A Doncic, por ejemplo, le gusta mucho el f¨²tbol. Luka Doncic, una de las estrellas de estos Juegos, un descomunal jugador que ha llevado a Eslovenia a pelear por el bronce. Pero tiene un defecto ahora mismo hasta irritante, sus constantes protestas a los ¨¢rbitros. Ya en el Real Madrid, una buena escuela, apunt¨® maneras de protest¨®n, pero pens¨¦ que cuando fuese a la NBA de meritorio, abandonar¨ªa ese camino. Pero he aqu¨ª que de meritorio estuvo tres partidos, el resto ha sido de estrella emitiendo cada vez m¨¢s luz a su alrededor. Y seg¨²n sub¨ªa en el escalaf¨®n, aumentaba la frecuencia de sus quejas, hasta lo de estos Juegos. Ante Francia y como hizo contra Espa?a, no hubo casi jugada en la que no intentase comerle la oreja a alguno de los colegiados. Cuando entras en esta din¨¢mica, un d¨ªa vas, ves fantasmas y derrapas de verdad salt¨¢ndote alg¨²n l¨ªmite. Ocurri¨® despu¨¦s de la semifinal, cuando solt¨® aquello de ¡°la FIBA probablemente estar¨¢ contenta¡±. No es lo mismo una pelea psicol¨®gica con un ¨¢rbitro que poner en duda la limpieza de un campeonato.
Zeus (dios al que dedicaban los Juegos en la antigua Grecia) me libre, no ser¨¦ yo quien le diga a Luka lo que tiene o no tiene que hacer, pero me da un poco de pena que est¨¦ metido hasta las cejas en esa din¨¢mica. Ni le hace ning¨²n bien a su imagen, no resulta nada ejemplarizante para los j¨®venes y ni mucho menos le hace falta para jugar maravillosamente a este deporte. Espero que se le pase pronto.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter especial sobre los Juegos de Tokio
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.