Par¨ªs, malhumorada y expectante ante su hora estelar
La crisis pol¨ªtica y la frialdad de los franceses siembran dudas sobre si, a partir de la inauguraci¨®n el viernes, los JJ OO despertar¨¢n el entusiasmo popular. Pero la cita acelera la revoluci¨®n ecol¨®gica en la ciudad y transforma su extrarradio
Par¨ªs y los parisinos son as¨ª. Quejicas y gru?ones, nunca satisfechos. Y, al mismo tiempo, convencidos de que no hay mejor ciudad en la tierra. Son as¨ª, y no hay Juegos Ol¨ªmpicos que puedan remediarlo.
Hay, en el mejor de los casos, indiferencia a unos d¨ªas de la ceremonia inaugural en el Sena el viernes 26 de julio y, en el peor, cabreo por las molestias que crean los preparativos. No es f¨¢cil encontrar parisinos que, si no est¨¢n obligados a quedarse por motivos profesionales, o si no tienen medios econ¨®micos para largarse, tengan previsto pasar aqu¨ª el verano.
¡°Podr¨ªa pensarse que, una vez que los Juegos hayan empezado, la magia se impondr¨¢: nos apasionaremos por tal o cual prueba, por tal o cual atleta, sobre todo si Francia obtiene medallas¡±, dice el ensayista Dominique Mo?si, un parisino que habla desde Normand¨ªa, donde piensa quedarse en las pr¨®ximas semanas. ¡°Pero, por ahora, hay una especie de clima un poco extra?o. La indiferencia se impone sobre la expectativa alegre¡±.
¡°No quiero parecer demasiado parisina y quejarme...¡±, previene la escritora italiana Andrea Marcolongo, que reside en una de las zonas de acceso restringido en Par¨ªs y, en el momento de la conversaci¨®n, se preparaba para marcharse unas semanas. Enseguida a?ade: ¡°Me parece que la ciudad se ha transformado en un teatro para un gran espect¨¢culo, pero se han olvidado de invitar a los ciudadanos. Me siento como si hubiese llegado una producci¨®n procedente de la Luna¡±.
¡°El negativismo y el pesimismo son genuinos¡±, apunta Simon Kuper, periodista franco-brit¨¢nico con dos d¨¦cadas en Par¨ªs y el ¨²nico, entre los parisinos entrevistados, que s¨ª estar¨¢ en la ciudad durante los Juegos. ¡°Se piensa: ¡®Todo ser¨¢ terrible, nadie podr¨¢ salir de casa, habr¨¢ ataques terroristas todo el tiempo¡¯. Estuve en Londres en 2012 y ah¨ª hubo negatividad antes y positividad durante los Juegos, pero ahora es incluso m¨¢s negativo que en Londres¡±.
Las valoraciones de Mo?si, Marcolongo o Kuper no son extravagantes. Un 36% de franceses siente indiferencia ante los JJ OO, seg¨²n un sondeo del instituto Ifop. Un 23%, inquietud. Un 5%, c¨®lera.
Por primera vez en un siglo, los JJ OO regresan a la ciudad que los invent¨® en su forma moderna. Algunas inquietudes son l¨®gicas; otras, exageradas. Preocupa la seguridad en una ciudad con experiencia de atentados. Hay cr¨ªticas por la evacuaci¨®n de los campamentos de inmigrantes y personas sin techo. Al ser esto Francia, siempre planea la posibilidad de que haya huelgas, aunque las autoridades llevan meses negociando compensaciones para evitarlas.
La pregunta es si el d¨ªa de la ceremonia inaugural cambiar¨¢ el humor. Los JJ OO se clausuran el 11 de agosto y entre el 28 del mismo mes y el 8 de septiembre se celebran los Juegos Paral¨ªmpicos. Con 15.000 atletas ol¨ªmpicos y paral¨ªmpicos, 45.000 voluntarios, 15 millones de visitantes, ?despertar¨¢ por fin el entusiasmo popular?
Desde hac¨ªa tiempo se repet¨ªa en Par¨ªs un mantra: no habr¨¢ problema; la apat¨ªa o el malhumor han sido habituales en las v¨ªspersas de otras ediciones. Y se se?alaba el ejemplo de Londres 2012. El entusiasmo entre los londinenses tambi¨¦n era escaso, pero tras la inauguraci¨®n todo el mundo se volc¨® en el acontecimiento, que fue un ¨¦xito y proyect¨® una imagen de Reino Unido como pa¨ªs moderno y global.
Es verdad que despu¨¦s lleg¨® el Brexit, pero el argumento destinado a los esc¨¦pticos en Par¨ªs, durante tiempo, fue mostrar al ¨²ltimo gran momento de Londres: ¡°Esperen que todo empiece y ver¨¢n c¨®mo los JJ OO electrizan Francia y su capital¡±.
Y es perfectamente posible que todo cambie a partir del viernes, cuando desfilen las delegaciones, no por un estadio ol¨ªmpico como es tradici¨®n, sino por el Sena. En vez de una pista de atletismo, un r¨ªo con una historia y unas cualidades cuasi mitol¨®gicas. En vez de las gradas de un estadio, un decorado con Notre-Dame, el Louvre, el Grand Palais y la Torre Eiffel. Promete ser lo nunca visto.
Pero Par¨ªs y los parisinos son como son, y aqu¨ª es una obligaci¨®n ver la botella medio vac¨ªa. ?Por qu¨¦ estos engorrosos controles para acceder a algunas zonas de la ciudad?, ?por qu¨¦ estos estadios desmontables como andamios ante la Torre Eiffel o la plaza de la Concordia que, dicen algunos, afean la ciudad? ?Y no hay peligro de atentados?, ?y qu¨¦ hacen tantos polic¨ªas y gendarmes, 35.000?, ?por qu¨¦?, ?por qu¨¦?.
¡°Los parisinos casi siempre son negativos¡±, analiza Kuper, que acaba de publicar en ingl¨¦s el ensayo Impossible city. Paris in the twenty-first century (Ciudad imposible: Par¨ªs en el siglo XXI). ¡°Pienso que la negatividad tiene que ver en parte con el sistema educativo: las escuelas francesas ense?an a ser cr¨ªticos, y lo ense?an muy bien. La gente simplemente no posee el lenguaje para expresar sentimientos positivos¡±.
La pol¨ªtica ha venido a enturbiar las cosas. Par¨ªs y los franceses llegan exhaustos a la cita despu¨¦s de unos de los meses m¨¢s intensos que se recuerdan en a?os. Han pasado todo junio y parte de julio absorbidos por las elecciones legislativas que Emmanuel Macron convoc¨® por sorpresa.
Los pol¨ªticos estaban pendientes de sus futuros sillones. Los ciudadanos, de si los gobernar¨ªa o no la extrema derecha. Nadie estaba a lo que habr¨ªa tenido que estar: los JJ OO. Y se entiende.
No hace ni un mes, era veros¨ªmil que el Reagraupamiento Nacional de Marine Le Pen saliese victorioso y que esta semana un primer ministro de este partido se sentase en la tribuna de autoridades en el Sena. No hace ni un mes, uno de los cerebros de esta ceremonia, el historiador Patrick Boucheron, especulaba: ¡°Si el 26 de julio la ceremonia tiene lugar bajo un Gobierno del Reagrupamiento Nacional, entonces se ver¨¢ en el mundo entero y nos acordaremos por los siglos de los siglos, como los Juegos Ol¨ªmpicos de Berl¨ªn¡±.
No ha sucedido. Francia no tendr¨¢ un gobierno de extrema derecha durante los JJ OO. Pero, desde las legislativas del 7 de julio, que dejaron un Parlamento sin mayor¨ªas y un Gobierno en funciones, se ve a s¨ª misma como un pa¨ªs ingobernable.
¡°Francia habr¨ªa debido estar en el firmamento de su gloria, pero ahora aparece, incluso a ojos de los franceses, como el enfermo de Europa¡±, dice Mo?si, autor de Le triomphe des ¨¦motions : La g¨¦opolitique entre peur, col¨¨re et espoir (El triunfo de las emociones: la geopol¨ªtica entre miedo, c¨®lera y esperanza).
Par¨ªs es una ciudad de miserias y esplendores, una ciudad en la que las capas de la Historia, y sus mitos, se superponen. Podr¨ªa contarse por ejemplo el verano de 2024 como el ¨²ltimo cap¨ªtulo de un libro que conduce de los JJ OO de la Antig¨¹edad a los actuales.
¡°Pero queda muy poco del esp¨ªritu ol¨ªmpico antiguo y lo que era el ritual antiguo¡±, precisa la helenista Marcolongo, que acaba de publicar Courir: de Marathon a Ath¨¨nes, les ailes aux pieds (Correr: de Marat¨®n a Atenas, las alas en los pies). ¡°La mayor¨ªa de los s¨ªmbolos que nos parecen antiguos relacionadas con los JJ OO son en realidad modernos, como los anillos y la llama. Es divertido y fascinante ver c¨®mo en 2024 y en Par¨ªs, en los Juegos m¨¢s modernos y ecol¨®gicos posibles, todav¨ªa necesitamos creer que hay una base antigua para nuestra modernidad¡±.
Podr¨ªa contarse tambi¨¦n otra historia, m¨¢s reciente: la de Par¨ªs y su historia gloriosa de reyes y revoluciones, de avances cient¨ªficos y genios literarios, una capital que fue imperial y que todav¨ªa se percibe como capital global.
¡°Hay en Par¨ªs una actitud displicente de gran capital, por oposici¨®n a Barcelona en 1992¡±, resume Mo?si. ¡°Los franceses lo miran un poco como los londinenses, habitantes de una gran metr¨®polis mundial que se dicen: ¡°Oh l¨¤ l¨¤! Esto no lo necesitamos... ?Somos Par¨ªs! ?Somos Londres!¡±
Hay una historia m¨¢s breve, que es la que cuenta Kuper en su libro: la del Par¨ªs del siglo XXI y sus transformaciones. Es la historia de la revoluci¨®n de las bicicletas y de la limpieza del Sena. La historia de la ciudad del lujo y el aburguesamiento, la de de las desigualdades y la miseria urbana. La ¡°ciudadela¡±, como la describe el ge¨®grafo Christophe Guilluy en sus libros, aislada de la banlieue pobre y multicultural por el bulevar perif¨¦rico, y de la Francia de las ciudades medianas y los pueblos por un abismo mental y cultural. La que es un coto electoralmente vedado para Le Pen.
Y hay otra historia m¨¢s corta a¨²n: la de la ¨²ltima d¨¦cada. El proyecto ol¨ªmpico se puso en marcha en el s¨ªmbolico a?o de 2015, el de los atentados islamistas contra el semanario sat¨ªrico Charlie Hebdo y en la sala de fiesta Bataclan, las terrazas del este de Par¨ªs y el Stade de France en el estadio ol¨ªmpico de Saint-Denis.
Recordaba hace un a?o la alcaldesa, Anne Hidalgo: ¡°Lo que me dio miedo en aquel momento fue escuchar a j¨®venes, incluso ni?os, explicando que los h¨¦roes eran los terroristas y que Charlie Hebdo era culpable de un exceso de libertad de expresi¨®n. ?Lo o¨ª! Y me dije: ¡®Esto no va nada bien. Debemos encontrar algo que d¨¦ una perspectiva, un impulso a la juventud, al pa¨ªs, y los Juegos pueden ser este momento federador¡±.
Y esta podr¨ªa ser la historia que est¨¢ por escribir, la de estos Juegos. La historia de reconciliaci¨®n de la Francia fracturada.
Podr¨ªa serlo si no hay incidentes ni atentados.
Si parisinos y franceses logran aparcar sus neurosis por unos d¨ªas (¡°Francia¡±, dec¨ªa el fil¨®sofo Sartre, ¡°fue anta?o el nombre de un pa¨ªs; hoy es el nombre de una neurosis¡±) y se lanzan a disfrutar del instante.
Si logran reconocer que al menos los Juegos habr¨¢n permitido acelerar la transformaci¨®n ecol¨®gica y la remodelaci¨®n de la banlieue. Porque es el extrarradio, habitualmente asociado a la pobreza y la violencia, el que acoger¨¢ la Villa Ol¨ªmpica y buena parte de las competiciones. El 80% de las inversiones p¨²blicas han ido al departamento de Seine-Saint-Denis, al norte de Par¨ªs.
Es all¨ª, en la banlieue, donde se han construido las nuevas infraestructuras que mejorar¨¢n las conexiones con el centro de la capital y donde se desplegar¨¢ en los pr¨®ximos a?os el ambicioso plan del Gran Par¨ªs. Es all¨ª donde Par¨ªs 2024 dejar¨¢ su huella m¨¢s duradera.
¡°Los franceses no lo reconocer¨¢n como un ¨¦xito¡±, vaticina Kuper. ¡°Pero una vez que dejemos de preocuparnos por el terrorismo, la organizaci¨®n y el exceso de gente, en septiembre tendremos el mejor Par¨ªs que jam¨¢s haya existido¡±.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir la newsletter diaria de los Juegos Ol¨ªmpicos de Par¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.