Dominique Mo?si: ¡°La realidad geopol¨ªtica imita a ¡®Juego de tronos¡±
El analista franc¨¦s defiende en su ¨²ltimo ensayo que las series televisivas sirven hoy para explicar las claves pol¨ªticas
Las violentas y despiadadas venganzas de Juego de tronos como proyecci¨®n de los conflictos pol¨ªticos de Oriente Pr¨®ximo y de la guerra de Siria. Homeland como veh¨ªculo para dulcificar los fracasos de la pol¨ªtica b¨¦lica norteamericana en Irak y Afganist¨¢n. House of Cards y su tortuoso presidente de Estados Unidos, encarnado por Kevin Spacey, convertida en la serie favorita de unas ¨¦lites chinas que encuentran en ella la prueba de que nadie tiene por qu¨¦ venir a darles a ellos lecciones de democracia. Relacionar las series de moda con la geopol¨ªtica era un fil¨®n. Y Dominique Mo?si no ha dejado pasar la oportunidad.
Analista pol¨ªtico formado en la Sorbona y en Harvard, cofundador del Instituto Franc¨¦s de Relaciones Internacionales y europe¨ªsta entusiasta, Mo?si es un intelectual franc¨¦s de 71 a?os cuya principal contribuci¨®n hasta la fecha ha sido situar las emociones en el coraz¨®n del tablero geopol¨ªtico con la publicaci¨®n, en 2008, de La geopol¨ªtica de la emoci¨®n, obra que ya ha sido traducida a 25 idiomas. Embarcado en el reto de desarrollar un libro sobre el triunfo del miedo en el planeta, Mo?si de pronto se vio confrontado a sus hijos treinta?eros, que le dec¨ªan que no se pod¨ªa escribir sobre tal cosa sin pasar antes por un visionado de la serie televisiva Juego de tronos.
Superados sus reparos iniciales, el veterano columnista, que publica en peri¨®dicos de todo el mundo, se lanz¨® a tal empresa, y aquello desemboc¨® en Geopol¨ªtica de las series o el triunfo global del miedo (Errata Naturae).
En su elegante piso parisiense, espacio cl¨¢sico, de techos altos con molduras, y arropado por una poblada librer¨ªa en la que tratados de pol¨ªtica internacional conviven con libros de arte, Mo?si desgrana sus reflexiones en un c¨®modo sof¨¢.
Estamos en una transici¨®n. El orden estadounidense ya no existe y no hay un ¨¢rbitro de sustituci¨®n
PREGUNTA.?Usted que suele escribir libros de geopol¨ªtica y acude a debates con intelectuales, ?ha tenido en alg¨²n momento la sensaci¨®n de que hab¨ªa escrito un libro demasiado ligero, que se trataba de una concesi¨®n a lo popular?
RESPUESTA.?Pens¨¦ que no hab¨ªa que dejar la geopol¨ªtica, que se ha convertido en algo muy serio, solo a los expertos y a los ide¨®logos; quise que la sociedad civil, el mayor n¨²mero posible de ciudadanos, fuera consciente de los retos en este ¨¢rea. Y lo hice con categor¨ªas de pensamiento lo suficientemente sofisticadas como para no caer en el simplismo. ?Por qu¨¦ no utilizar las series, un medio popular, de moda y que se est¨¢ convirtiendo en un medio de calidad?
P.?Sostiene usted que el impacto de las series es muy real e inmediato y que la vida en ocasiones imita a estas ficciones televisivas. ?Cu¨¢l ser¨ªa para usted el mejor ejemplo de esta idea?
R.?Desde el punto de vista geopol¨ªtico, he tenido la impresi¨®n de que la realidad imitaba a Juego de tronos, y no al rev¨¦s. Hab¨ªa esa intuici¨®n tr¨¢gica. Hay episodios de la serie que anticipan los asesinatos p¨²blicos de Daesh; hay di¨¢logos, casi shakespearianos, que no deben de estar muy lejos de los que hoy puede mantener un diplom¨¢tico ruso con uno norteamericano. Eso es lo que me ha fascinado. Los guionistas pueden intuir el mundo que viene como lo pueden hacer los poetas, los pintores; quienes no lo hacen son los expertos.
Decir que Rajoy no es carism¨¢tico no es ofenderle. Es resiliente. Y resistir est¨¢ bien, pero no es suficiente
P.??Cree que esas ejecuciones p¨²blicas inspiraron a los terroristas?
R.?No es que crea que los terroristas ven Juego de tronos, pero s¨ª tienen juegos violentos. Cuanto m¨¢s nos acercamos a comprender el fen¨®meno terrorista, m¨¢s leg¨ªtima me parece la tesis de que asistimos a una islamizaci¨®n de los radicales, y no solo a una radicalizaci¨®n del islam. Tenemos a lobos solitarios que ven la televisi¨®n, que est¨¢n desequilibrados mentalmente, que van a pasar a la acci¨®n y no distinguen entre lo real y lo imaginario.
P.?Juego de tronos es una serie que rebosa violencia, y tambi¨¦n sexo. Una de las cr¨ªticas que se le hace es que a veces su uso resulta gratuito.
R.?S¨ª, por supuesto. Es una serie que derriba todos los tab¨²es de forma sistem¨¢tica. Matan a los buenos, los malos empiezan triunfando¡ Un nivel de violencia, de sexo y de desnudez as¨ª hubiera sido imposible en los canales tradicionales estadounidenses. Cadenas como la HBO han ofrecido un tipo de libertad que ha fascinado a la gente¡ Recuerdo que tras ver el episodio de la ¡°boda roja¡±, me fui a la cama y le dije a mi esposa: ¡°Est¨¢ claro, estamos en la transgresi¨®n sistem¨¢tica, ya puedo escribir, no voy a ver m¨¢s cap¨ªtulos¡±. Pero al d¨ªa siguiente segu¨ª, y comprend¨ª que me hab¨ªa convertido en un adicto.
P.?En House of Cards hay una frase que se repite: la democracia est¨¢ sobrevalorada. ?Considera que las democracias occidentales est¨¢n en crisis?
R.?Si retomo las categor¨ªas de mi libro La geopol¨ªtica de la emoci¨®n y las aplico al mundo contempor¨¢neo, veo un EE UU en el que hay cada vez m¨¢s miedo; una Europa dividida; una Alemania confundida por la entrada de 14 diputados de la extrema derecha en el Parlamento; una Francia regenerada por la elecci¨®n de Macron; una Espa?a fragmentada y un Reino Unido enredado en el Brexit¡ En Europa hay una mezcla de miedo y esperanza. El presidente Macron tiene en estos momentos una responsabilidad gigantesca: es el ¨²ltimo recurso del modelo de democracia liberal, de la racionalidad. La fuerza y la debilidad de Macron es que tiene enfrente a Donald Trump.
P.?En el libro La geopol¨ªtica de la emoci¨®n habla del miedo que atenaza a Europa: el miedo al otro, el miedo al futuro, la ansiedad por la p¨¦rdida de identidad. ?C¨®mo se puede combatir esto?
R.?Creo que pasa por el liderazgo. Por un l¨ªder carism¨¢tico que triunfar¨¢ si sus palabras se transforman en resultados. Creo que Macron puede tener ¨¦xito. Las condiciones econ¨®micas son mejores que en 2007. Y una parte del pueblo franc¨¦s piensa que es ahora o nunca, que las reformas son dif¨ªciles, y que hay que pagar un precio por ellas.
P.??Qu¨¦ precio?
R.?Sacrificios en t¨¦rminos finanacieros y de seguridad del trabajo. Pero esa es la v¨ªa de la esperanza.
P.?Hay quien dice que los sacrificios se acaban pidiendo siempre a los mismos. Se acusa a Macron de ser el presidente de los ricos.
R.?No creo que sea del todo justo. La apuesta de Macron es encontrar el equilibrio preciso entre la liberaci¨®n de las energ¨ªas para los m¨¢s din¨¢micos y la protecci¨®n de los m¨¢s d¨¦biles. No es tarea f¨¢cil.
P.?Usted sostiene que en el caos que vive el mundo, circunstancias excepcionales requieren de l¨ªderes excepcionales que est¨¦n dispuestos a adoptar decisiones dif¨ªciles.
R.?Yo tomar¨ªa el ejemplo de Espa?a, a contrario sensu. Europa necesita de Espa?a, pero no una Espa?a desmembrada. Yo no apoyo la independencia de Catalu?a, ni la de Escocia. Hace falta una Europa m¨¢s fuerte. Creo que en Espa?a las cicatrices de la historia no se han cerrado. Si a eso se a?ade el encuentro de una deriva radical del lado catal¨¢n y de una gran mediocridad gubernamental del lado espa?ol, tiene uno la receta para un desastre. En ninguno de los dos casos ha habido un aut¨¦ntico liderazgo. Y el resultado ha sido catastr¨®fico.
P.?Hablando de l¨ªderes excepcionales en circunstancias excepcionales, usted tiene esperanzas con Macron, Merkel le parece una buena dirigente, ?qu¨¦ opina de Mariano Rajoy?
R.?Su imagen no le coloca en la misma categor¨ªa que Macron y Merkel. Decir que no es carism¨¢tico no es ofenderle; no lo es. Ha demostrado ser resiliente. Y resistir est¨¢ bien, pero no es suficiente. Se le puede reprochar que no arrastra los corazones de la gente.
P.?En un mundo en que China crece como potencia, y EE UU ya no quiere ser la polic¨ªa del mundo en solitario, ?qu¨¦ papel queda para Europa?
R.?Creo que puede resultar fundamental. Norteam¨¦rica ya no es Norteam¨¦rica y China no es a¨²n China. Estamos en un mundo de transici¨®n. El orden estadounidense ya no existe y no hay un ¨¢rbitro de sustituci¨®n. China no quiere desempe?ar ese papel. Y Europa no tiene los medios de EE UU. Pero la naturaleza aborrece el vac¨ªo. Y Europa encarna hoy el ¨²ltimo recurso del mundo democr¨¢tico liberal. Trump ha reducido el soft power de Am¨¦rica, la capacidad de convencer; se ha convertido en una caricatura. Entramos en un mundo distinto.
P.?Desde que escribi¨® La geopol¨ªtica de la emoci¨®n, en 2008, muchas cosas han cambiado. ?En qu¨¦ punto est¨¢ el mapa geopol¨ªtico de las emociones?
R.?En Europa emerge la esperanza y tambi¨¦n la divisi¨®n; se profundiza el miedo en Estados Unidos; Asia ya no es el continente de la esperanza, el miedo ha ganado terreno con la amenaza de Corea del Norte, el crecimiento, que ya no es el que era, la subida de un nacionalismo religioso en India, de la mano de Modi, el budismo fan¨¢tico en Myanmar.
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