Antonia Real, la ni?a que fue a unos Juegos con 12 a?os

Ocurri¨® el 20 de julio de 1976, en los Juegos de Montreal. Una ni?a llamada Antonia Real Horrach salt¨® a la piscina ol¨ªmpica y con 12 a?os, 10 meses y seis d¨ªas se convirti¨® en la deportista espa?ola m¨¢s joven en participar entonces en unos Juegos. El r¨¦cord sigue vivo (Carlos Front entr¨® en la embarcaci¨®n de ocho con timonel en Barcelona 92 con 11 a?os, en un puesto estrat¨¦gico reservado a ni?os por su poco peso) y Antonia Real, hoy una profesora jubilada de 60 a?os, madre de dos hijas y abuela de cuatro nietos, recuerda aquella ¨¦poca con el cari?o reservado a los momentos inolvidables. ¡°?Qu¨¦ aventura! Fue una etapa muy bonita de mi vida¡±, explica. Y viaja en el tiempo para contar c¨®mo una peque?a que hab¨ªa empezado a nadar a los seis a?os estaba solo seis despu¨¦s compitiendo con las mejores nadadoras del planeta.

¡°Nac¨ª en Palma, el 14 de septiembre de 1963, la tercera de cuatro hermanos. Mi padre era polic¨ªa nacional y mi madre, ama de casa. Viviendo en una isla, mis padres quer¨ªan que los hijos aprendi¨¦ramos a nadar. Empec¨¦ en la piscina de S¡¯aigua dol?a, que era exterior, y pod¨ªamos pr¨¢cticamente ir solo en verano. Hasta que se inaugur¨® en el 70 el Club Nataci¨® Palma. El agua me gust¨® enseguida, me sent¨ªa bien, a gusto en ese medio. Era f¨¢cil para m¨ª. No me gustaban otros deportes. Los hermanos y yo nos enganchamos al club y hac¨ªamos la vida all¨ª, ¨¦ramos una familia de amigos¡±, cuenta.

Anto?ita result¨® ser un prodigio. Con 10 a?os fue campeona de Espa?a alev¨ªn en 100m libre y comenz¨® con las pruebas de fondo, coleccionado los r¨¦cords juveniles y luego absolutos en casi todas las distancias. ¡°Todo fue muy r¨¢pido¡±, revive; ¡°en dos a?os ya ganaba los campeonatos nacionales y as¨ª consegu¨ª la marca m¨ªnima y me clasifiqu¨¦ para los Juegos¡±. La federaci¨®n no incluy¨® a su entrenador en la expedici¨®n a Montreal 76 y tampoco sus padres pudieron viajar, de modo que la peque?a Antonia se lanz¨® a la aventura junto a los otros ol¨ªmpicos espa?oles. Le impresion¨®, recuerda, la convivencia en la villa ol¨ªmpica, y sobre todo la ceremonia de apertura, aunque no tanto la competici¨®n en s¨ª. ¡°La piscina para m¨ª era como siempre. Ya estaba acostumbrada a competir en pruebas internacionales. Lo ¨²nico diferente es que estaban las nadadores americanas, con los que no coincid¨ªa nunca, pero por lo dem¨¢s para m¨ª era nadar como otras veces. El momento de entrar en el estadio para la ceremonia s¨ª me impact¨®. Desfilar ante miles de personas, en ese recinto tan grande, es algo que no olvidar¨¦¡±, apunta.

La joven fue quinta en 400m libre en su serie y sexta en la de 800m libre. Su r¨¦cord era de otro tipo. Hab¨ªa entrado en la historia, aunque, matiza, aquello ¡°no cambi¨® nada¡±: ¡°Mi padre ten¨ªa muy claro que por encima de la piscina estaban los estudios, y con 15 a?os dej¨¦ de competir. Entonces no hab¨ªa las facilidades para el deporte que hay ahora, no exist¨ªan los centros de alto rendimiento ni nada as¨ª. Yo iba a clase por la ma?ana, hasta las 12. Al salir, nadaba una hora y algo hasta la hora de comer. Volv¨ªa al colegio por la tarde y luego otra vez a nadar, hasta la noche. As¨ª de lunes a viernes y los fines de semana a las competiciones. Era muy sacrificado¡±. Anto?ita sigui¨® estudiando en la EGB y despu¨¦s curs¨® Magisterio, profesi¨®n en la que ha trabajado hasta jubilarse el pasado septiembre. Ahora ver¨¢ los Juegos de Par¨ªs, donde Naia Laso, la skater de 15 a?os, es la benjamina de toda la expedici¨®n espa?ola.

Montreal 76 fueron los Juegos de Nadia Comaneci, la gimnasta de 14 a?os que asombr¨® al mundo. Espa?a acudi¨® con una delegaci¨®n de 114 deportistas, entre ellos solo 11 mujeres, que compitieron en 13 disciplinas. El abanderado fue el boxeador Enrique Rodr¨ªguez Cal y el equipo caz¨® dos medallas de plata, en pirag¨¹ismo K4 1000m y en la clase 470 de vela, adem¨¢s de siete diplomas ol¨ªmpicos. Eran otros tiempos, de escasez y penurias, fuera y dentro de las competiciones. El pa¨ªs, y el deporte de su mano, a¨²n viv¨ªa lastrado por el pasado. Anto?ita Real era solo una ni?a que nadaba feliz y que, casi sin darse cuenta, escribi¨® una curiosa p¨¢gina en la historia ol¨ªmpica.

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