Pim, pam, pum: el final m¨¢s cruel para Mar Moln¨¦ y F¨¢tima G¨¢lvez en el tiro ol¨ªmpico
Las tiradoras espa?olas, que llegaban a la final de trap con las m¨¢ximas posibilidades, terminaron cuarta y quinta en los Juegos Ol¨ªmpicos
Los especialistas hablan de la dureza del tiro, de c¨®mo crece la dificultad para mantener la concentraci¨®n y regular el pulso y la respiraci¨®n seg¨²n avanza una competici¨®n con un formato cruel: la que tiembla, a la calle. Y as¨ª, F¨¢tima G¨¢lvez y Mar Moln¨¦, dos pulsos, dos vidas, y una escopeta. S¨®lidas estatuas imp¨¢vidas hasta el pen¨²ltimo minuto, serias, concentradas, ni un movimiento de m¨¢s, ni un parpadeo, la culata de madera de sus escopetas en perfecta simbiosis con sus mejillas y su mirada, protegida de influencias externas por anteojeras, llegado el momento decisivo, Moln¨¦, la tiradora infalible de la v¨ªspera y la ma?ana, y G¨¢lvez, la campeona de Tokio, se derriten de pie, cera al sol, en la pradera abrasada de Ch?teauroux, al sur de Par¨ªs, donde terminan cuarta y quinta respectivamente de la competici¨®n de Foso Ol¨ªmpico.
La victoria se la lleva la extraordinaria y sorprendente Adriana Ruano, que consigui¨® la primera medalla de oro en la historia ol¨ªmpica de Guatemala, y solo la tercera en total, tras el bronce de Jean Pierre Brol en el foso masculino el d¨ªa anterior, justamente, y la plata del marchador Erick Barrondo en los 20 kil¨®metros de Londres 2012. Para conseguirlo, Ruano, gimnasta art¨ªstica de gran nivel hasta que se rompi¨® la espalda, a los 15 a?os, bati¨® el r¨¦cord ol¨ªmpico de la final, destrozando 45 de los 50 platos a los que dispar¨®, y dej¨® a cinco platos a la segunda, la zurda italiana Silvana Marina Stanco. Cuando ellas dos disparaban en la salva de cinco platos final, las dos espa?olas ya no estaban all¨¢. Ni la medallista de bronce, la zurda australiana Penny Smith, la ¨²ltima en ser eliminada en el dur¨ªsimo formato de la final. En la criba del trap ni existe la compasi¨®n ni el derecho a reparar un error ante dianas volantes, grandes como una pastilla de aspirina vista a un metro, que surgen aleatoriamente de tres lanzaplatos, y trayectoria desconocida para comprobar si, en efecto, el ojo puede ser m¨¢s r¨¢pido que la bala.
Por primera vez, dos espa?olas compet¨ªan en una final ol¨ªmpica a seis, mayor¨ªa junto a una guatemalteca, una italiana, una china y una australiana. Era obligatorio imaginarse el mejor final. La ilusi¨®n despertada por las espa?olas, las dos mejores en las fases previas (123 de 125 platos hab¨ªa acertado la tarraconense Moln¨¦, debutante, de 22 a?os, y 122 la andaluza G¨¢lvez, de 37 a?os), se convierte en decepci¨®n en una final que deja a Espa?a sin siesta. Tras un inicio tr¨¢gico ¨Cfall¨® cuatro de sus cinco primeros disparos¨C G¨¢lvez se salv¨® por los pelos de ser la primera de las seis finalistas eliminadas tras los primeros 25 platos. ¡°Ah¨ª se vio la importancia de la elecci¨®n del cristal. Se nubl¨® el d¨ªa y me puse cristales claros, pero luego sali¨® el sol fuerte y as¨ª me brillaba mucho el plato y no lo ubicaba. Me cost¨® relajar la vista¡±. Anal¨ªtica, dispar¨® a tientas contra una penumbra naranja, un disco de 12 cent¨ªmetros de di¨¢metro que salta disparado a 15 metros, a m¨¢s de 100 por hora. Cero emociones con la escopeta al hombro. Apunta con los dos ojos abiertos y casi siempre acierta. No siempre. ¡°Remontar eso, mentalmente, con presi¨®n y calor, ha sido dif¨ªcil¡±.
La zurda Moln¨¦, que aguant¨® una ronda m¨¢s, con 160 disparos en dos d¨ªas, de la nada ha pasado a formar parte de la alegr¨ªa nacional. Ha saltado de ser la reina de los concursos de tiro al plato de las fiestas de los pueblos de su tierra ¨C¡±y llenaba la despensa con los jamones y los quesos que ganaba¡±, revela¨C a verse rodeada de las mejores tiradoras del mundo de la precisi¨®n, y supo transformarse en una francotiradora implacable, como la ni?a a la que su padre le dej¨® disparar una vez que le acompa?aba en una salida de caza y, pum, a la primera le atin¨® al ¨¢rbol al que apuntaba. Empieza a flojear quiz¨¢s cuando se da cuenta de que el premio por el que dispara es bastante m¨¢s importante que un jam¨®n hasta de Jabugo. Cuanto m¨¢s se acerca a la medalla, cuanto m¨¢s cerca est¨¢ del final de las series m¨¢s tiembla. Cuando deja de ser la ni?a que quiere ser, falla. La experiencia que transforma un juego en la vida. ¡°Es verdad que ten¨ªa un poco de nervios, pero la vida est¨¢ para disfrutarla y he disfrutado cada tiro, cada plato y la final como una ni?a¡±, dice en Carrusel Deportivo la deportista de El Morell que viaja desde los 14 a?os con la escopeta y cananas llenas de cartuchos de 214 gramos y 300 perdigones de plomo son sus juguetes. ¡°Con mi psic¨®logo dec¨ªamos que era un poco precipitado pensar en Par¨ªs, pero para Los ?ngeles ¨ªbamos preparados. Cuando gan¨¦ la plaza para el 24, no me lo cre¨ªa, y menos que llegar¨ªa a un cuarto puesto en unos Juegos y haciendo mi r¨¦cord personal en la clasificatoria¡±.
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