Adriana Cerezo, tras perder en cuartos: ¡°Esto no entraba en mi cabeza¡±
La taekwondista, que hab¨ªa proclamado su aspiraci¨®n al oro, se derrumba y Adri¨¢n Vicente se queda sin el bronce
¡°Todos dicen que se aprende perdiendo, pero yo prefiero aprender ganando¡±, afirmaba Adriana Cerezo, una l¨¢grima andante que se abrazaba en los pasillos del elegante Grand Palais en todos los hombros que encontraba a su paso. Inconsolable la joven de 20 a?os. ¡°Esto no entraba en mi cabeza, no entraba en mi cabeza¡±, repet¨ªa la taekwondista de -49 kilos, n¨²mero dos del mundo, que hab¨ªa proclamado en cada esquina que solo le val¨ªa el oro ol¨ªmpico. Puro ardor juvenil. Pero su derrota en cuartos ante la iran¨ª Mobina Nematzadeh fue incontestable. E inexplicable para ella. El rostro triste de una jornada de penas para el taekwondo espa?ol porque Adri¨¢n Vicente (-58) tambi¨¦n se fue sin nada tras llegar al ¨²ltimo combate por el bronce.
Cerezo hab¨ªa aparecido radiante en el recinto ubicado junto a los Campos El¨ªseos. Alta, larga, fina, una guindilla que quer¨ªa picar. La sala majestuosa, con su gran cubierta de cristal, parec¨ªa un estadio por la afici¨®n espa?ola que se hab¨ªa concentrado dentro. La joven luc¨ªa una cinta rosa en el pelo, sonrisa amplia y se impuls¨® con cuatro saltos poderosos. Aqu¨ª estoy yo, no hay quien me pare, plata en Tokio y a por el oro de Par¨ªs. O eso cre¨ªa. Un cuarto de hora m¨¢s tarde, la ni?a maravilla se march¨® arrastrando el cuerpo sin saber qu¨¦ hab¨ªa ocurrido, masticando cada paso. La pierna derecha de su rival la hab¨ªa partido en dos. Y una hora m¨¢s tarde, lo termin¨® de perder todo porque tampoco entr¨® en la repesca del bronce. Ni siquiera la consolaci¨®n.
¡°Hemos dado unos pasitos para atr¨¢s y ojal¨¢ sea para coger impulso. Conf¨ªo en que las cosas pasen por algo. Iremos a por la siguiente de la misma forma que si esto hubiera salido bien¡±, dijo por decir algo esta chica resuelta y con mucha labia cuyo ¨²nico objetivo dos horas despu¨¦s de verse sin nada era parar de llorar.
Despu¨¦s de la plata en Tokio y de que el oro se le escapara en Jap¨®n los ¨²ltimos segundos, para Par¨ªs pens¨® en todo. Por ejemplo, en empaparse de documentales de grandes deportistas. El de Michael Jordan lo ha visto entero cuatro veces. Tambi¨¦n el de Kobe Bryan, Alexia Putellas y Carolina Mart¨ªn, el gran drama de Par¨ªs. Su t¨¦cnico, Jes¨²s Ramal, le hab¨ªa explicado que tambi¨¦n deb¨ªa cuidar lo que met¨ªa en su cabeza, porque de lo que se ve se cr¨ªa. Y le hizo caso.
Este mi¨¦rcoles, poco despu¨¦s de confirmarse que Par¨ªs hab¨ªa terminado para ella, que la repesca tampoco ser¨ªa, su preparador no tard¨® en preguntarle en los vestuarios qu¨¦ idea ten¨ªa para Los ?ngeles 2028. ¡°Ja¡±, le respondi¨®. ¡°Eso me sobra¡±, le replic¨® ¨¦l, seg¨²n contaron ambos. Ramal le hab¨ªa hecho ver que en Par¨ªs ten¨ªa que aspirar a la monta?a m¨¢s alta y la convenci¨® de ello. Pero ¨¦l tambi¨¦n era consciente de que, si todo sal¨ªa mal, hab¨ªa que recalcular la ruta para los pr¨®ximos cuatro a?os. Justo lo que toca ahora. El oro fue para la tailandesa Panipak Wongpattanakit, la que le gan¨® en Tokio.
Mientras Cerezo ahogaba sus penas, Adri¨¢n Vicente se puso las chanclas y se fue a pasear por los Campos El¨ªseos con su entrenador Miguel ?ngel Herranz. Era media tarde y hab¨ªa pasado a la repesca tras caer en los cuartos de final. Por delante ten¨ªa tres horas hasta el siguiente combate. Entonces, todav¨ªa le quedaba una bala. Un rato antes, se hab¨ªa abrazado al azerbaiyano Gashim Magomedov, que le acababa de derrotar. Se agarraba a ¨¦l en los pasillos, lo animaba y sonre¨ªan juntos. Lo necesitaba. ¡°Ahora estamos toda Espa?a con ¨¦l y vamos a por todas. Conf¨ªo en ¨¦l, es un buen amigo¡±, afirmaba este taekwondista de 25 a?os con cara de ni?o, imberbe y discurso r¨¢pido. Si Magomedov se clasificaba para la final, ¨¦l podr¨ªa luchar por el bronce. Es lo que ocurri¨®. Pero tampoco funcion¨® esa tercera v¨ªa. En el combate definitivo, el n¨²mero uno del mundo, el tunecino Mohamed Khalil Jendoubi, lo ape¨® sin contemplaciones.
Tambi¨¦n n¨²mero dos del ranking, como Cerezo, ¨¦l era otra opci¨®n clara de medalla. Su taekwondo se parece a su lenguaje: mucha frescura y ritmo. Su preparador a veces lo tiene que aplacar porque, dice, es muy ambicioso y agresivo con sus rivales, y ese estilo conlleva riesgos. Este 2024 no hab¨ªa competido mucho. Se someti¨® a una limpieza de menisco, se recuper¨® bien, se colg¨® un bronce europeo sin mucho entrenamiento y se refugi¨® en cuarteles a la espera de los Juegos. Este mi¨¦rcoles, cumpli¨® con todos los rituales: siempre coloca la botella a la derecha de la silla de su entrenador. Dice que ese toc se lo ha pegado su t¨¦cnico. De nada sirvi¨®.
¡°He hablado con mi entrenador¡±, explic¨® sobre la preparaci¨®n del ¨²ltimo combate con Jendoubi, ¡°que no ¨ªbamos a perder 1-0 o 2-0. ¡®Vamos a dejar todo, aunque sea para perder por diferencia¡¯. Hab¨ªa que intentar alguna opci¨®n de ko, alguna cosa inesperada¡±, a?adi¨® sobre el final de una jornada muy larga, con muchos parones, en los que existe ¡°mucho tiempo muerto para pensar¡±.
?l lo vio cerca, pero en la ¨²ltima estaci¨®n todo le qued¨® lejos. Cerezo, mientras, sinti¨® en los ¨²ltimos meses que la gloria ol¨ªmpica era posible y se march¨® sin consuelo.
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