Las dos caras de la moneda ol¨ªmpica: el amor de Tamberi y Barshim, el ataque loco de Rooks y Girma en el hospital
El italiano socorre al catar¨ª, que se lesiona en la calificaci¨®n de altura, mientras el norteamericano sorprende en los 3.000m obst¨¢culos en los que repite victoria El Bakkali
Mutaz Barshim y Gianmarco Tamberi vivieron un idilio en Tokio, una medalla de oro compartida, y tres a?os despu¨¦s comparten dolores y penas en la calificaci¨®n de altura. El italiano llega con los flecos de un c¨®lico renal y 38 de fiebre que le aplanaron en su viaje de ida y vuelta a Italia despu¨¦s de llevar su bandera en el barco inaugural por el Sena, y solo salta 2,24m (pasa a la final porque todos saltaron muy poquito), pero aun as¨ª, con los ri?ones destrozados y todo, se deshace, se despepita cuando a su ¨ªntimo de Qatar se le sube el gemelo al empezar a saltar en un intento. Corre hacia ¨¦l, le ayuda a estirar, aparta a los fisios, aparta a todos. Le recupera y Barshim, favorito como ¨¦l a la medalla del esp¨ªritu ol¨ªmpico, si no a la del salto de altura, puede con el list¨®n en 2,27m. Eso ocurri¨® al mediod¨ªa en el estadio.
Cuando la noche cae, la paz entre hermanos se convierte en casi ferocidad en los ¨²ltimos 300m de la prueba de los 3.000m obst¨¢culos. A la salida de la pen¨²ltima curva, el irreverente norteamericano Kenneth Rooks, un don nadie en el mundo de la prueba (lleg¨® a Par¨ªs con una mejor marca de 8m 15,08s), no tiene mejor idea que dar un cambio que parece una bomba por delante de la flor y nata del obstaculismo mundial, los amos de la prueba, el marroqu¨ª Souffiane el Bakkali, el et¨ªope Lamecha Girma, el keniano Abraham Kibiwot¡ Sorprendidos, tan asombrados como el estadio, que deja todo lo que estaba haciendo y no pierde ojo, todos le dejan unos metros, pero cuando recuperan la consciencia y ven lo que pueden pasar, se lanzan a por el norteamericano de Utah en persecuci¨®n tumultuaria, como las que se organizan en la calle al grito de ?al ladr¨®n! ?al ladr¨®n! o como persegu¨ªan a Buster Keaton en Siete Oportunidades. Qu¨¦ fiereza, qu¨¦ caos. Qu¨¦ desastre, casi tragedia, para Girma, el plusmarquista mundial, de 23 a?os (7m 52,11s), que pierde el control y la vista y se traga literalmente la solid¨ªsima valla a la entrada de la curva de la ¨²ltima r¨ªa, y se da un golpe tremendo. Su desastre da m¨¢s fuerzas a El Bakkali, el gigante marroqu¨ª de casi dos metros, que no se para a atenderlo, sino que persiste en la acometida y alcanza al fugitivo Rooks en la r¨ªa, y le supera por poco, y a¨²n tiene que echar el resto en la ¨²ltima recta, porque Rooks, incre¨ªble, no se rinde, y aguanta a su lado, aguanta. Llega segundo (8m 6,41s), rebaja nueve segundos su mejor marca y logra la medalla de plata, tras el marroqu¨ª (8m 6,5s), que conserva as¨ª el t¨ªtulo ol¨ªmpico conseguido en Tokio hace tres a?os. Girma abandona el estadio en camilla y con un collar¨ªn y es trasladado al hospital, donde, seg¨²n el equipo et¨ªope est¨¢ consciente y habla. El espa?ol Dani Arce fue d¨¦cimo (8m 13,80s).
En un 400m de una intensidad ya olvidada en los Juegos, el norteamericano de final impetuoso Quincy Hall, en una forma exuberante a los 26 a?os, alcanz¨® y super¨® en la ¨²ltima recta al soberbio gran favorito, el brit¨¢nico Matthew Hudson Smith para imponerse con unos extraordinarios 43,40s, la cuarta mejor marca de la historia. Al veterano brit¨¢nico, de 29 a?os, que en 2024 est¨¢ haciendo la temporada de su vida, batir el r¨¦cord europeo con sus 43,44s solo le sirvi¨® para una medalla de plata en una final el¨¦ctrica, en la que tambi¨¦n el tercero, el jovencito zambiano, de 21 a?os, Muzala Samukonga (43,74s), el cuarto, el estilista Jereem Richards, de Trinidad y Tobago (43,78s), y el quinto, el veterano de Granada Kirani James (43.87s) bajaron de los 44s. Nunca antes se hab¨ªa visto tal densidad en unos 400m ol¨ªmpicos, solo comparable a la final de R¨ªo 2016 en la que el sudafricano Wayde van Niekerk bati¨® el r¨¦cord del mundo (43,03s) por delante de James (43,76s) y el norteamericano LaShawn Merritt (43,85s).
La semifinal femenina de la distancia vivi¨® el triste renacer de la bahrein¨ª de origen nigeriano Salwa Naser, de regreso tras una sanci¨®n por dopaje (falta de localizaci¨®n), que logr¨® la mejor marca de todas las participantes, 49,08s, y le pondr¨¢ dif¨ªcil mejorar la plata de Tokio a la dominicana Marileidy Paulino (49,21s) en la final.
Letsile Tebogo (19,96s), de Botsuana, fue el ¨²nico atleta que baj¨® de los 20s en la semifinal de 200m y, as¨ª, derrot¨¢ndole en su serie, le anunci¨® a Noah Lyles (20,08s) la batalla que le espera para poder doblar el oro de los 100m.
Y en la final de disco se registr¨® el r¨¦cord ol¨ªmpico del d¨ªa. No lo consigui¨® el gran favorito y plusmarquista mundial (74,35m) Mykolas Alekna, sino el sorprendente jamaicano Roje Stona, de la Universidad de Arkansas y 25 a?os, quien en su cuarto intento clav¨® el disco en la raya exacta de los 70m, superando por tres cent¨ªmetros los 69,97m del lituano en su segundo lanzamiento.
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