Javier P¨¦rez Polo y las l¨¢grimas del taekwondo espa?ol
El madrile?o pierde el bronce en -68 kilos y a este deporte ya solo le queda la bala de Cecilia Castro para no irse de vac¨ªo
Al taekwondo empiezan a no salirle las cuentas. En Londres 2012 se colg¨® tres medallas (el oro de Joel Gonz¨¢lez, y las platas de Brigitte Yag¨¹e y Nicol¨¢s Garc¨ªa). En R¨ªo 2016 fueron dos (otra de Joel Gonz¨¢lez ¡ªbronce¡ª y la plata de Eva Calvo). Y en Tokio la cosecha se cerr¨® en una, la plata de Adriana Cerezo. Cuenta hacia atr¨¢s que ya solo depende este viernes de Cecilia Castro, en la categor¨ªa de 67 kilos, para que el registro de Par¨ªs no acabe con un rosco. Los an¨¢lisis t¨¦cnicos de la federaci¨®n la situaban hace unas semanas como la participante, entre los cuatro espa?oles clasificados, con menos opciones de subir al podio. Despu¨¦s de las l¨¢grimas del mi¨¦rcoles de Cerezo y lo lejos que termin¨® Adri¨¢n Vicente de su oponente en el combate por el bronce, el que se march¨® llorando este jueves fue Javier P¨¦rez Polo (-68). A los c¨¢lculos globales para superar los 22 metales le ha salido un agujero en el taekwondo.
P¨¦rez Polo lleg¨® al Gran Palais como el quinto del ranking y, despu¨¦s de un buen arranque (entr¨® en semifinales), se la jug¨® con el brasile?o Edival Pontes, und¨¦cimo del mundo y derrotado en el primer combate. A falta de tres segundos para terminar el primer asalto, el madrile?o dominaba la contienda y, de repente, se fue. Una ausencia tan breve como letal.
¡°Me da arriba [del 2-0 a su favor pasa al 2-3] y en el tercer asalto me como dos seguidas abajo [4-0]. Esos despistes te marcan¡±, explic¨® este madrile?o de 27 a?os que, como Adriana Cerezo, no tard¨® en soltar la l¨¢grima por la ¡°rabia y frustraci¨®n¡±.
En su 1,92 de altura se distribuyen sin problemas de espacio los 68 kilos. Un tipo espigado, muy alto, con buena t¨¦cnica y mucho ritmo. ¡°Un guerrillero¡±, advert¨ªan en la federaci¨®n. A veces, en unos Juegos lo m¨¢s importante es caer a tiempo. Eso ¨¦l lo hab¨ªa cumplido. Despu¨¦s de ir a R¨ªo como sparring de Jes¨²s Tortosa, una primera toma de contacto para absorber el ambiente, acudi¨® a Tokio como subcampe¨®n del mundo. Ah¨ª acab¨® devorado por la presi¨®n y la expectaci¨®n. A las primeras de cambio, flojera de piernas y adi¨®s. Pero a Par¨ªs lleg¨® con un trabajo mental de toma de conciencia de lo que le esperaba. La medalla, sin embargo, le volvi¨® a regatear.
¡°En unas horas lo ver¨¦ mejor¡±, asegur¨®. ¡°Ahora estoy triste, pero s¨¦ todo el recorrido que he hecho para llegar aqu¨ª. En Tokio me fui a casa en el primer combate y hoy he vivido la experiencia al 100%. He estado muy centradito, he competido bien, aunque la medalla se ha ido para Brasil¡±, asegur¨® antes de romper a llorar cuando le mencionaron c¨®mo su padre lo meti¨® en el taekwondo.
Su progenitor lo empuj¨® al gimnasio para que superara la timidez. Lo compagin¨® un tiempo con la nataci¨®n, que era lo que prefer¨ªa su madre, hasta que se impuso el taekwondo. Sin embargo, no le gustaba la competici¨®n. ¡°Un miedica¡±, lleg¨® a decir de s¨ª mismo. No quer¨ªa que le pegaran delante de sus padres, as¨ª que nunca se apuntaba a un torneo. Su padre se enter¨® y entonces no le qued¨® m¨¢s remedio. Y no le fue mal. Enseguida fue campe¨®n de Espa?a y de Europa sub-21. En Par¨ªs, los despistes del combate final lo dejaron sin metal. Su pareja, Cecilia Castro, es la ¨²ltima bala de Espa?a para no dejar a este deporte a cero.
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