La noche de las grandes emociones cierra los Juegos magn¨ªficos en el Stade de France
Attaoui termina quinto el 800m con un tiempo (1m 42,08s) que le habr¨ªa hecho campe¨®n en todos los Juegos menos en Londres la tarde en la que Jakob Ingebrigtsen recupera el amor de la afici¨®n
Letsile Tebogo es casi dios y Par¨ªs, la capital de Botsuana, que, a punto estuvo, falt¨® esto, una d¨¦cima de segundo, un parpadeo, de privar al imperio, a Estados Unidos, del oro en el relevo 4x400, su tesoro, el mayor s¨ªmbolo del poder¨ªo de su atletismo. El maravilloso Tebogo, ganador de los 200m, toma el testigo en la ¨²ltima posta con una desventaja de dos d¨¦cimas. Medio metro por delante, el norteamericano al que debe abatir, nada menos que Rai Benjamin, el fen¨®meno que el d¨ªa anterior hab¨ªa derrotado a Karsten Warholm en la final de los 400m vallas. El estadio ext¨¢tico enloquece. Los azules claro, los africanos pueden derribar al pa¨ªs m¨¢s poderoso. Tebogo, encendido aprieta, aprieta, aprieta, y cuando sale de la ¨²ltima curva, Benjamin siempre delante, parece que s¨ª, que podr¨¢, que su clase, que su zancada fluida, tan suave que no hiere, como la brisa, derrotar¨¢n al poder¨ªo tremendo, a la potencia de Benjamin. Es una lucha po¨¦tica, un sue?o, en la que se impone el realismo. Por una d¨¦cima.
Estados Unidos, empujada por la incre¨ªble Botsuana de su h¨¦roe Tebogo, bate el r¨¦cord ol¨ªmpico (2m 54,43s), Tebogo bate un r¨¦cord de velocidad: 43,03s en su 400m lanzado. Y aun frustrado, el estadio estalla, y unos minutos despu¨¦s repite j¨²bilo, aunque no tan exaltado, con el relevo largo femenino, no tan emocionante por la victoria clara de las norteamericanas (3m 15,27s), con un cuarteto en el que su majestad Sydney McLaughlin consigue su segundo oro tras el de los 400m vallas y Gabby Thomas, que siempre se acuerda de las que sufren endometriosis en sus agradecimientos, la tercera, tras los 200m y el relevo corto, y el estadio aclama a su Francia, quinta, que bate el r¨¦cord nacional (3m 21,41s), y su primera relevista, Sounkamba Sylla, a la que el Estado proh¨ªbe correr con velo lo hace con una gorra que le recoge todo el cabello y una camiseta blanca de maga corta por debajo de los tirantes.
Es el fin de la ¨²ltima noche en el estadio, la velada de las grandes emociones, en la que el mal amado Jakob Ingebrigtsen recibe el perd¨®n y la aclamaci¨®n tras su imponente victoria en los 5.000m, Faith Kipyegon bate el r¨¦cord ol¨ªmpico de los 1.500m con unos incre¨ªbles 3m 51,29s en una carrera sin liebres ni mec¨¢nicas ni luminosas ni humanas.
Y todo comenz¨® a las 19.15, cuando el sol a¨²n quemaba, el Mondo lavanda quemaba y el agua era un bien preciado. Son los 800m de ensue?o, la prueba de los sibaritas. Moha Attaoui, magn¨ªfico, sale a la carrera con su botellita de agua, y la deja encima de su bloque de salida, el seis, marcando su territorio. El objeto que rompe la uniformidad del escenario, de la misma manera que el fenomenal c¨¢ntabro rompe los esquemas de la prueba, explosivo, resistente y muy r¨¢pido. Cuando regresa despu¨¦s de la presentaci¨®n oficial, la botella sigue ah¨ª. Bebe un sorbo, se enjuaga la boca, se moja el cuello. Cumplido su ritual, corre como un diablillo entre gigantes. Una mina entre sus piernas. A la espalda del armario Marco Arop (el campe¨®n del mundo), y todos detr¨¢s de otro grandote, el keniano Emmanuel Wanyonyi, locomotora del AVE a quien nadie pasa. 50,28s el primer 400m. Y no baja el ritmo. Liebre de s¨ª mismo a quienes los dem¨¢s empujan, Wanyonyi cubre el segundo 400m en 50,91s. Solo David Rudisha, King David en Londres 2012, ha corrido m¨¢s r¨¢pido (1m 40,91s, r¨¦cord del mundo) en unos Juegos; solo dos han corrido m¨¢s r¨¢pido en la historia. Y entre los que le persiguen en una carrera de v¨¦rtigo, como vertiginosa en su carrera en el atletismo, Moha Attaoui, Torrelavega, 22 a?os, hace un a?o una promesa de talento, que tiraba de sus ahorros y de los premios para poder pasar unas semanas en altitud, ahora, profesional establecido entre la cr¨¨me de la cr¨¨me del mediofondo mundial. ¡°No pienso en todo lo que he hecho este a?o¡±, dice Attaoui, subcampe¨®n de Europa en Roma en junio. ¡°Yo voy d¨ªa a d¨ªa¡±. Hace menos de un mes bati¨® el r¨¦cord de Espa?a con una marca tan inesperada que nadie daba con los adjetivos para describirla: 1m 42,04s, la novena de la historia. En la final de Par¨ªs a punto estuvo de superarla, sin embargo, pero su 1m 42,08s (50,8s + 52,0s), una marca que le habr¨ªa hecho campe¨®n ol¨ªmpico en todos los Juegos menos en Londres, solo le sirvi¨® para ser quinto. Tan inmensa fue la final que una marca de 1m 41,67, r¨¦cord de EE UU, ni le vali¨® a Bryce Hoppel para subir al podio, que ocuparon tras Wanyonyi, el canadiense Arop (1m 41,20s) y Djamel Sedjati (1m 41,50s), el argelino al que, informa L¡¯?quipe, la polic¨ªa antidopaje registr¨® el jueves su apartamento en la Villa Ol¨ªmpica. El s¨¦ptimo, el botsuano Tshepiso Masalela, tambi¨¦n baj¨® de 1m 43s.
El resultado del registro a Sedjati no se conoce, pero s¨ª la felicidad de Ingebrigtsen, el dios ca¨ªdo del 1.500m que en los 5.000m se lanz¨® desde muy lejos a por el et¨ªope Hagos Gebrhiwet, que atac¨® feroz a 600m. Con tranquilidad, casi flema, Ingebrigtsen (1m 49s tremendos en su ¨²ltimo 800m) le alcanz¨® y le super¨® muy f¨¢cil, y gan¨® por distancia la medalla que le redime (13m 13,66s).
Ah, y Francia, en la ¨²ltima oportunidad, consigui¨® por fin una medalla en el estadio. Fue una mujer, por supuesto, la vallista de talento Cyrena Samba-Mayela, la campeona de los 60m vallas en el Mundial de Glasgow, que logr¨® la plata emparedada entre la norteamericana Masai Russell (12,33s) y la campeona de Tokio tremenda, la portorrique?a Jasmine Camacho-Quinn.
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