El maravilloso Letsile Tebogo, campe¨®n ol¨ªmpico de los 200m
El atleta de Botsuana, de 23 a?os, se impone a Bednarek, plata, y a un debilitado Noah Lyles, bronce y positivo en covid, con unos magn¨ªficos 19.46s
No ser¨¢ el magn¨ªfico Letsile Tebogo el que se interponga entre Noah Lyles y la grandeza.
¡°Omae wa-m¨ shindeiru¡±. Ya est¨¢s muerto. Est¨¢s acabado. Mensaje en anime, como le gusta a Noah Lyles. La frase del protagonista de Hokuto no ken (El pu?o de la estrella polar), su ¨²ltima lectura. H¨¦roes de manga y las artes marciales. Los h¨¦roes. Goku. La motivaci¨®n de quien quiere ser Usain Bolt. Y que corri¨® con covid una final en la que qued¨® tercero.
El lenguaje de los avisos importantes. Enviado con sello de urgente, v¨ªa X, al impertinente atleta africano que en las semifinales del mi¨¦rcoles se atrevi¨® a hacerle sudar, y hasta le gan¨®. Los juegos mentales que le gustan, que cree que desequilibran a los rivales, y quiz¨¢s ni sepa que Tebogo se borr¨® de las redes el a?o pasado ¡ª¡±dejar las redes fue algo muy importante. Todo el mundo dice lo que le apetece y eso puede afectarme mentalmente¡±, dijo entonces¡ª y que su fortaleza es el silencio: ¡°Los campeones rara vez hablan. Simplemente, act¨²an y el mundo que les rodea habla¡±.
Tebogo no habla. Tebogo corre. Tebogo sale mejor. A los 10m le saca una d¨¦cima al norteamericano. Mantiene el ritmo en la curva, que recorre, calle siete, con la magn¨ªfica referencia de Ken Bednarek, pa?uelo blanco de luchador. Corre tras el norteamericano, plata en Tokio, y por delante siempre de Lyles, que solo le recorta cuatro cent¨¦simas en los primeros 100m. En 10,12s, los pasa el corcel de Botsuana; en 10,18s el h¨¦roe americano, famoso por una progresi¨®n mete¨®rica en la recta. La aceleraci¨®n que produce Tebogo y que ¨¦l no es capaz de replicar. Tebogo es un rayo. ?l choca contra un muro. Correcaminos y el Coyote, humillado.
El segundo 100m, lanzado, Tebogo, de 21 a?os, de Gaborone, lo quema en 9,34s. Lyles, que no puede atrapar ni siquiera a su amigo Bednarek, una d¨¦cima m¨¢s lento (9,44s). Para ganar, Tebogo necesita correr la carrera casi perfecta y lograr el sexto mejor tiempo de la historia (19,46s) y r¨¦cord africano de un 200m siempre dominado por los 19,19s de Bolt en Berl¨ªn hace 15 a?os (9,92s + 9,27s). Bednarek, plata, 19,62s. Lyles, bronce, 19,70s.
Tebogo, longil¨ªneo (1,86m), zancada hermosa, relajada, veloz, es el primer atleta africano campe¨®n ol¨ªmpico en una prueba de velocidad pura. Y no ha pasado por el sistema universitario de Estados Unidos, como la mayor¨ªa de los grandes talentos de su continente.
El sprint es una historia de contrastes. McLaughlin-Bol. Lyles-Tebogo. Misma velocidad, distinta alma. Mismo deseo. Tebogo renunci¨® a una beca en Estados Unidos, donde le reclamaban las universidades por su velocidad, y sigue viviendo en Gaborone, la capital de Botsuana, gigantesca extensi¨®n en el centro del sur del continente, Sud¨¢frica abajo, Namibia al oeste, Zimbabue al este. Es una flecha de 21 a?os que deslumbr¨® a todos en 2023, el primer africano medallista en los 100m de un Mundial (plata tras Lyles) y bronce en los 200m. Un hombre con una misi¨®n. ¡°Solo soy un chico africano con la misi¨®n de llevar ?frica al mundo¡±, dice. Y en los cascos m¨²sica tradicional botsuana, las ra¨ªces siempre.
En las gradas, Carl Lewis, que anuncia la tarde con su show a la hora de dar los tres bastonazos de Moli¨¨re que inauguran la sesi¨®n. Dando pasos de saltador, cambi¨¢ndolo de mano. Disfrutando del foco. Un campe¨®n que habla y que espera que, 40 a?os despu¨¦s de Los Angeles, Lyles se una a su club de norteamericanos ganadores de los 100m y los 200m.
Lyles habla por los codos. Sale de la puerta en la presentaci¨®n dando saltos, gestos de sus h¨¦roes, una gargantilla de oro espeso al cuello. Y le avisa a Tebogo pocas horas antes de la final de los 200m, mediada la tarde, a¨²n calor, en Par¨ªs, no te muevas, est¨¢s muerto, quiero ser el tercer norteamericano que desde Jesse Owens en Berl¨ªn 1936, el padre de todos los mitos de la velocidad, ha conseguido ganar los 100m y los 200m de unos mismos Juegos Ol¨ªmpicos: despu¨¦s, solo Bobby Morrow, en Melbourne 1956, y Carl Lewis, 1984. Y luego vendr¨ªa Noah Lyles, claro, el Capit¨¢n Am¨¦rica del atletismo, que se sigue durmiendo en los tacos, saliendo sin la fuerza suficiente en los apoyos, que no hieren el suelo.
Y Usain Bolt, siempre en el horizonte cada vez m¨¢s lejano de la ambici¨®n de Lyles, quien hace un a?o, cuando logr¨® los tres oros en el Mundial de Budapest, ya anunci¨® que los r¨¦cords del mundo del jamaicano que domin¨® el sprint mundial desde 2008 hasta 2016 ¨C9,58s en los 100m; 19,19s, en los 200m¡ª estaban en su agenda, y que empezar¨ªa mejorando su salida. No parece que haya cubierto siquiera el primer paso para acercarse. Y las ambiciones crecen. Quiere ser popular. Ser parte de la conversaci¨®n de su pa¨ªs m¨¢s all¨¢ del atletismo, de sus entrenamientos en Florida con Lance Baumann. Se considera un genio del marketing y provoca a los jugadores del dream team, que se pican. ¡°Quiero que me conozca todo el mundo¡±, dice antes de la carrera. Lo repite todos los d¨ªas. ¡°Un nuevo fuego arde dentro de m¨ª¡±. Quiere ser una leyenda y abandona la pista con una tarjeta amarilla por sus excesos en la presentaci¨®n, por la patada que le peg¨® al bloque de salida carg¨¢ndose el n¨²mero 5 que lo diferenciaba, y sentado en una silla de oficina con ruedas (la federaci¨®n estadounidense y el comit¨¦ ol¨ªmpico aseguraron que tiene covid). Pero todas las bocas que crey¨® que hab¨ªa cerrado para siempre con su victoria en los 100m, se abrir¨¢n de nuevo. Ya est¨¢s muerto, le podr¨¢n decir.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir la newsletter diaria de los Juegos Ol¨ªmpicos de Par¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.