Algo ha cambiado, ?verdad?
Nada va a empa?ar lo que han conseguido las jugadoras de la selecci¨®n espa?ola, por mucho que algunos se empe?en. Pero eso no significa ignorar los hechos
?C¨®mo explicarles a algunas de las ni?as que estuvieron en la explanada de Madrid R¨ªo lo que se siente al ser campeonas del Mundo? Seguramente ni ellas, las 23 que estaban sobre el escenario, sabr¨ªan describirlo y no son conscientes todav¨ªa de lo que esa estrella que llevan grabada significa.
Yo nunca voy a saber lo que se siente cuando te conviertes en la mejor del planeta. Nunca voy a ganar un Mundial y, por supuesto, nunca voy a marcar un gol en una final. No me van a convocar con la selecci¨®n ni sentir¨¦ sobre mis hombros cu¨¢nto pesa una medalla de oro. Pero ellas me han hecho creer que esa estrella que les pertenece por derecho tambi¨¦n es un poco nuestra. Por eso nosotras tambi¨¦n debemos estar a la altura y devolv¨¦rselo no s¨®lo con buenas palabras y tuits reivindicativos, sino tambi¨¦n con hechos.
?C¨®mo se le explica a cualquier persona que haya aterrizado en los ¨²ltimos d¨ªas en el planeta Tierra que lo que pas¨® en Madrid R¨ªo no era s¨®lo f¨²tbol? ?C¨®mo explicarles a estas 23 jugadoras que Espa?a y el mundo ahora s¨ª las mira despu¨¦s de ignorarlas durante a?os?
Los miles de personas que acompa?aron a la r¨²a de las campeonas desde que aterrizaron en Madrid y celebraron con ellas en el escenario forman parte del cambio. El recibimiento, las pantallas gigantes instaladas por todo el pa¨ªs el d¨ªa de la final, la gente celebrando el triunfo en la playa o reunida con la familia para ver a la selecci¨®n femenina, escenificaron la transformaci¨®n.
Algo ha cambiado en el ¨²ltimo mes. ?O no? No debe haber cambiado tanto la pel¨ªcula cuando, despu¨¦s de un hecho hist¨®rico como este, tenemos que hablar de temas no deportivos. Nada va a empa?ar lo que han conseguido estas jugadoras, por mucho que algunos se empe?en. Nada va a eclipsar su momento, no van a poder. Pero eso no significa ignorar los hechos.
A estas alturas todo el mundo ha visto el beso que le dio Luis Rubiales, presidente de la federaci¨®n espa?ola de f¨²tbol, a Jenni Hermoso en el momento deportivo m¨¢s importante de su vida. A estas alturas todo el mundo se ha formado ya una opini¨®n sobre si fue o no apropiado. Justificaciones no han faltado, algunas de ellas me han dado verdadera verg¨¹enza ajena. Ahora que el mundo mira a estas futbolistas, algunos ven lo que les interesa ver. Y no me refiero solo a la escena del beso, sino tambi¨¦n al momento en el que el presidente de la federaci¨®n se agarra los test¨ªculos al lado de la reina Letizia y la infanta Sof¨ªa. No tiene justificaci¨®n. Y no somos tan tontos. Ni es solo f¨²tbol. Ni fue solamente un beso. Este es el Mundial del cambio, y no solo para el f¨²tbol espa?ol, sino que este campeonato ha sido un punto de inflexi¨®n para el deporte femenino en nuestro pa¨ªs.
No s¨¦ si la cosa habr¨¢ cambiado mucho, poco o nada, eso solo lo sabremos con el tiempo. Pero s¨ª tengo claro que muchas cosas deben cambiar. Tambi¨¦n tengo claro que mejorar¨¢n con los hechos y no con las palabras. No, el beso que plant¨® Rubiales a Jenni cogi¨¦ndole la cara no fue un gesto consentido ni fue una reacci¨®n natural. No se puede aceptar algo que no es natural y que no es fruto de un momento de efusividad. S¨ª que pasa. Y s¨ª, tiene importancia. No, tampoco fue una disculpa lo que vino despu¨¦s y s¨ª, fue un discurso obligado. Hay cosas que siguen como siempre. C¨®mo hemos cambiado, ?verdad?
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