Dani Olmo, el soldado ¡®alem¨¢n¡¯ de Luis Enrique
El jugador del Leipzig es el atacante que mejor y m¨¢s r¨¢pido comprendi¨® el libreto ofensivo del seleccionador
El mi¨¦rcoles, a su paso por la zona mixta del estadio de Al Thumama, Dani Olmo (Terrassa, 24 a?os) fue el primero de los internacionales espa?oles que trat¨® de rebajar la euforia desatada tras la goleada a Costa Rica. ¡°Ahora viene Alemania, que necesita ganar y a nosotros no nos servir¨¢ de nada esta goleada si no les ganamos¡±, advirti¨® el extremo del Leipzig, un entusiasta del paradigma del f¨²tbol abrasivo de ida y vuelta y de constantes duelos de uno contra uno por todo el campo que despliegan Alemania y los clubes de la Bundesliga.
Su tanto, a los 10 minutos, resquebraj¨® el sistema defensivo de los costarricenses y entr¨® en la historia como el n¨²mero 100 de Espa?a en la Copa del Mundo. Gavi puso un globo por encima de la defensa y la frialdad germ¨¢nica con la que aprovech¨® el bote para picar la pelota con suavidad y superar la salida de Keylor Navas estuvo precedida uno de los desmarques de afuera hacia adentro que Luis Enrique les pide a los extremos. El movimiento fue de izquierda a derecha, pero cinco minutos antes ya se hab¨ªa citado cara a cara con Navas con otro corte en el ¨¢rea similar, pero de derecha a izquierda. ¡°Luis Enrique hizo que se alternaran Ferran y ¨¦l en los primeros minutos para que los defensas de Costa Rica no tuvieran claras las marcas. Dani lo interpret¨® muy bien¡±, observa Pedri.
Hijo de Miguel Olmo, exentrenador del Sabadell, Luis Enrique lo tiene como uno de los pupilos que menos tard¨® en comprender y ejecutar correctamente el libreto que les tiene reservado a los atacantes. El seleccionador lo ha hecho jugar en todas las posiciones de ataque. Como falso nueve, su actuaci¨®n en las semifinales de la Eurocopa fue memorable. Desquici¨® a los resabiados Chiellini y Bonucci cada vez que bajaba al centro del campo a recibir. Ese d¨ªa, Espa?a perdi¨® en la tanda de penaltis, pero se confirm¨® como ese futbolista de una sola pieza para las grandes citas que Luis Enrique hab¨ªa imaginado. El preparador asturiano tambi¨¦n lo ha probado como interior en varias ocasiones y tambi¨¦n lo ha convencido. Tanto que cuando ofreci¨® la lista y fue cuestionado por haber convocado solo a siete centrocampistas, se?al¨® a Olmo como el octavo si fuera necesario.
¡°A Luis Enrique le gusta mucho. Es un chico que, aunque parece t¨ªmido y tranquilo, luego es muy bromista cuando se junta con Pedri¡±, relatan en la expedici¨®n espa?ola.
Luis Enrique se inquiet¨® cuando el 3 de septiembre el ligamento interno de la rodilla izquierda de Olmo se rompi¨® en el Leipzig-Eintracht de Fr¨¢ncfort. El diagn¨®stico aclar¨® que la rotura era parcial y no total, lo que lo hubiera dejado fuera del Mundial. Con todo, el seguimiento de su recuperaci¨®n de los servicios m¨¦dicos federativos fue exhaustivo durante las siete semanas que estuvo de baja. Luis Enrique estuvo al corriente en todo momento de su evoluci¨®n.
La alta intensidad a la que siempre juega Olmo, sea titular o entre en el segundo tiempo, son otras de las virtudes con las que ha conquistado al preparador gijon¨¦s. En este sentido, en cuanto comprob¨® que la lesi¨®n no le hab¨ªa dejado secuelas, desaparecieron sus dudas de incluirlo en la lista para el Mundial. Contra Costa Rica, Olmo tambi¨¦n mostr¨® las grandes dosis de concentraci¨®n con las que disputa los partidos. El trabajo con especialistas de la psicolog¨ªa deportiva ha formado parte de su crecimiento como jugador. Tambi¨¦n su cambio de dieta. Desde hace aproximadamente un a?o, Olmo no ingiere carne porque le produc¨ªa un malestar corporal y los nutricionistas que lo asesoran le dijeron que esto pod¨ªa ser uno de los motivos de las roturas de fibras que a veces padec¨ªa.
Con esa restricci¨®n, Olmo no debi¨® probar el viernes el plato estrella del restaurante Saltbate de Doha: bistec con polvo de oro de 24 quilates y a 500 euros la pieza. All¨ª se dieron cita 20 de los internacionales espa?oles en el d¨ªa libre que Luis Enrique decidi¨® aprovechar para salir a montar en bicicleta.
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