Espa?a se lo pasa en grande ante Costa Rica
La Roja, en la mayor goleada de su historia en un Mundial o Eurocopa, abruma a la momificada selecci¨®n centroamericana con un partido redondo de principio a fin
Espa?a gust¨® y se gust¨® en un d¨ªa grande. No estaba en Johannesburgo, pero sell¨® otro partido para su archivo del tesoro, un encuentro para la historia. Porque hist¨®rica result¨® su mayor goleada en una fase final, ya fuera un Mundial o una Eurocopa. El siete a la gripad¨ªsima Costa Rica fue de ¨¦poca.
La Roja, m¨¢s roja que nunca sin el pantal¨®n azul, fue un equipo impecable en todo. Costa Rica no es el Brasil de Pel¨¦, pero desde hace dos d¨¦cadas siempre hab¨ªa sido un rival crudo. En Qatar fue la nada desde el inicio, el equipo de Luis Enrique la dej¨® en los huesos con un f¨²tbol pleno, intachable. Un f¨²tbol jovial, con finura y punter¨ªa. Los muchachos de Luis Enrique, titulares y suplentes, se lo pasaron pipa. A su paso ca¨ªan confetis y serpentinas. En media hora, tres goles, uno por delantero. Y eso que Olmo y Asensio ¡ªen dos ocasiones¡ª pudieron repetir. Una Espa?a de lo m¨¢s recreativa. Una Costa Rica fundida desde el calentamiento.
En el gabinete de medio campo, Busquets dirigi¨® un simposio al que se matricularon con m¨¢s que honores sus tutelados Pedri y Gavi. Jordi Alba hizo de asistente y Rodri asumi¨® con naturalidad su improvisaci¨®n como central. Los ticos, abrumados, ni reconocieron a Unai Sim¨®n, que tuvo un partido primaveral de principio a fin.
Costa Rica propuso un duelo comprimido en su propio terreno y en muy pocos metros. Lo que quiso que fuera un restringido campo de minas result¨® un pase¨ªllo para la Roja. Si no se ve obligado a remar en mar abierto, Busquets a¨²n es un reloj con botas. La hora exacta de Espa?a. Un certamen m¨¢s del capit¨¢n de c¨®mo jugar a un toque, de c¨®mo ajustar la velocidad precisa a la pelota, de c¨®mo seguir la jugada para ir al birle si se extrav¨ªa. A su lado, un Pedri radiante, autor de un pase con escuadra y cartab¨®n a Dani Olmo, al que se le fue el remate por un pelo. Iban cinco minutos, y antes de los 10 de nuevo Pedri en la pasarela. Esta vez para citar a Asensio con el gol, pero al balear tambi¨¦n se le fue el disparo por un dedo. Espa?a, la mejor Espa?a en tiempos, flu¨ªa. Costa Rica, momificada y atornillada, apenas pod¨ªa ni chapotear.
Y lleg¨® el gol, un gol hijo del juego. Una jugada acorde con la facundia espa?ola. Busquets, Alba, Olmo y Gavi conectaron a toda mecha por el balc¨®n del ¨¢rea, hasta que el andaluz quiso enfilar a Olmo con un toquecito con palanca sobre el cogote de los centrales ticos. La pelota sali¨® rebotada, Olmo le gan¨® el pulso a Duarte y bati¨® a Keylor Navas. Un gol con frac.
No fren¨® la Roja, tiesa sigui¨® Costa Rica, chata, sin chicha, sin un bal¨®n con el que jugar. Todo suced¨ªa en sus narices, en el rancho de Keylor Navas. Inspirados los de Luis Enrique lleg¨® el turno de Asensio, el m¨¢s nueve de los tres puntas, pese a las permutas constantes. Por el medio del 2-0, Jordi Alba, que puso en ¨®rbita al madridista. Una virtud singular ha distinguido siempre al lateral barcelonista. Con Messi de colega aprendi¨® que llegado al ataque conven¨ªa pasar, no centrar al tunt¨²n. Lo hizo con Asensio, que tiene un golpeo fenomenal. El bal¨®n de Alba le bot¨® justo antes, pero la zurda de Asensio no tuvo reparos. Sobre la marcha, remate y gol. Otra aventura de Alba deriv¨® en el evidente penalti de Duarte al lateral espa?ol. Luis Enrique orden¨® que lo tirara Ferran, un deseo de que brindaran los tres delanteros. Ferran no fall¨®. Completado el supremo primer acto, Espa?a hab¨ªa dado 549 pases, r¨¦cord mundial, seg¨²n los estad¨ªsticos (acab¨® con 1.000 exactos, de traca). Y no fueron pases para trastear sin m¨¢s. Un equipo redondo, por actitud y aptitud. Un grupo que se lo estaba pasando en grande. Y as¨ª sigui¨®.
En el segundo acto no afloj¨® la Roja. Tampoco cuando llegaron los sosiegos administrados por Luis Enrique. Antes de la primera rueda de cambios, Ferran puj¨® y puj¨® hasta resolver una jugada a trompicones y batir a Keylor Navas, que hab¨ªa salido de merienda. Oviedo y Duarte, un reflejo de esta Costa Rica, defendieron como clarisas.
Lleg¨® el turno de Morata, la puesta en escena de duchos como Koke y Soler. Se produjo la graduaci¨®n mundialista de Nico Williams (20 a?os), el deb¨² de Balde (19), que cerraron el partido junto a Gavi (18). Con Pedri, refrescado antes del final, cuatro sub-21.
Balde fue un cuchillo para Costa Rica, que sigui¨® sin dar la lata a Unai Sim¨®n, ni por asomo. Una selecci¨®n remitida a refugiarse en las cuerdas. Sin mayor ¨¦xito. A Espa?a le dio tiempo del 5-0, otro golazo, esta vez de ese polvorilla que es Gavi, un terremoto, un chaval que no se arrugar¨ªa ante Tyson. Lo mismo le da el partido, el escenario o el resultado. Juega con los cordones al aire, pero no le falta lubricante en las botas. En Al Thumama caz¨® un centro de Morata y clav¨® el 5-0 con un disparo terminal con el empeine exterior derecho. Un tiro exquisito para el tercer goleador m¨¢s joven en la historia de los Mundiales. El primero fue un tal Pel¨¦ y el segundo, el mexicano Rosas.
La noche catar¨ª era roja, muy roja. Tan roja que hubo tiempo para que descorchara el suyo el ¨²nico ariete puro de la plantilla: Morata fue puntual. Lo mismo que Soler, consumado llegador. Una Espa?a arrolladora; una Costa Rica fundida. Ahora, a regular la euforia. El f¨²tbol puede ser muy pu?etero.
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