Gol anulado
El escritor argentino Mart¨ªn Caparr¨®s y el mexicano Juan Villoro mantienen una correspondencia durante todo el torneo y constatan que el bal¨®n sabe tambi¨¦n mucho de amistad
Mart¨ªn querido:
Despu¨¦s del M¨¦xico-Argentina hago un gesto de paz: intercambio de camisetas. Te preguntas si la derrota me alej¨® del f¨²tbol, pero te recuerdo que, desde mi primera carta, presum¨ª de nuestra aptitud para la ca¨ªda. Lo raro, lo desconcertante, lo paralizador, hubiera sido ganar. Perder ante Argentina no es otra cosa que una costumbre inc¨®moda, como descubrir que en el avi¨®n te toca junto al ba?o.
Paso a un tema que me preocupa m¨¢s. El videoarbitraje pretende acabar con una de las maravillas del f¨²tbol: el error humano. Que el ¨¢rbitro se equivoque significa que el juego se parece a la vida, donde recibes castigos y recompensas no siempre merecidos. 22 ambiciosos salen al campo para ser dioses; ante ellos, una persona se atreve a ser humana.
Dotado de un tr¨¦mulo silbato, el ¨¢rbitro imparte la jurisprudencia m¨¢s improvisada del planeta. En ocasiones esto es insufrible (en M¨¦xico, el Parque Asturias se incendi¨® en 1939 a causa de un error arbitral, y el Barcelona jam¨¢s olvidar¨¢ que en 1969 el colegiado Guruceta marc¨® un penalti en favor del Real Madrid por una falta cometida un metro fuera del ¨¢rea). Pero hay compensaciones; si el silbante se equivoca en nuestro beneficio, gritamos con agradecido cinismo: ¡°??rbitro justo!¡±.
No es casual que el VAR se implementara despu¨¦s de las investigaciones del FBI a la FIFA. En 2015 qued¨® claro que esa ¡°organizaci¨®n no lucrativa¡± ten¨ªa el c¨®digo de ¨¦tica de un c¨¢rtel. ?C¨®mo desviar la atenci¨®n de los sobornos que comenzaron con los millones que Jo?o Havelange recibi¨® a cambio de darle los derechos de televisi¨®n a Horst Dassler, due?o de Adidas?
En 2015, Sepp Blatter y Michel Platini fueron apartados de sus cargos sin recibir mayores sanciones. Gianni Infantino, brazo derecho de Platini, asumi¨® el tim¨®n y se dispuso a respetar los compromisos con las dictaduras de Rusia y Qatar.
Para minimizar el esc¨¢ndalo, desplaz¨® la b¨²squeda de justicia a la cancha. Con calculada demagogia, declar¨®: ¡°El VAR no est¨¢ cambiando el f¨²tbol, sino que lo est¨¢ haciendo m¨¢s limpio, m¨¢s honesto, m¨¢s transparente y m¨¢s justo¡±. No present¨® el videoarbitraje como un recurso t¨¦cnico sino moral. ?La televisi¨®n cumplir¨ªa con los requisitos que deber¨ªan cumplir los directivos!
Eso no elimin¨® las pifias. A veces el VAR no anula el error, solo lo retrasa, y cuando el gol se admite tard¨ªamente, la celebraci¨®n sabe a guiso recalentado.
El VAR equivale a contestar el tel¨¦fono mientras haces el amor. Enemiga de la espontaneidad, la FIFA ha puesto un tel¨¦fono en la cama.
Adem¨¢s, con el offside autom¨¢tico hemos llegado a una situaci¨®n irracional. Si un jugador adelanta a otro con el cuerpo entero es obvio que cobra il¨ªcita ventaja. Sin embargo, en un af¨¢n cientificista, se miden partes m¨ªnimas del cuerpo: quien tiene un dedo delante del defensa est¨¢ en fuera de lugar, aunque eso no ayude para nada. Si de fraccionar la anatom¨ªa se trata, al menos se deber¨ªa aplicar un criterio como el de los pollos rostizados: pata, pechuga o muslo de ventaja.
El asunto ha cambiado nuestra relaci¨®n con el juego. Mi amigo Silvestre, que est¨¢ a punto de cumplir cinco a?os, vino a casa en compa?¨ªa de sus padres a ver un partido. Es un chico alerta e ingenioso que conoce a los jugadores por nombre y apodo y lanza frases como esta: ¡°Al Fideo lo van a poner en ba?o Di Mar¨ªa¡±. Aprend¨ª de sus comentarios, pero aprend¨ª m¨¢s cuando, terminado el encuentro, hizo un dibujo que revela una caracter¨ªstica esencial del f¨²tbol contempor¨¢neo. Un arquero se lanzaba en pos de un bal¨®n, pero el t¨ªtulo de la obra desacreditaba el lance: Gol anulado. El VAR ya pertenece al imaginario de la infancia.
Por desgracia, la cultura de la cancelaci¨®n va en aumento. En Rusia se acudi¨® 20 veces al VAR mientras que tan solo en las dos primeras jornadas de Qatar hubo m¨¢s de diez goles anulados, entre ellos tres a Argentina en el mismo partido, que val¨ªan la serenidad de un pueblo, y dos a Alemania (contra Jap¨®n y Espa?a) que significaban cuatro puntos. Ante Suiza, Vinicius anot¨® con elegancia su primer gol mundialista, pero la deidad digital lo invalid¨® por una discutible acci¨®n previa. Por suerte, Casemiro dispar¨® de tres dedos para clavar otro gol de museo.
El bal¨®n oficial de Qatar incluye un sensor persecutorio que es captado por 12 c¨¢maras en el estadio y recopila informaci¨®n en busca del offside.
Estamos a punto de que el futbol se convierta en un videojuego. Solo falta eliminar un obst¨¢culo: los jugadores.
Un abrazo de gol (no anulado por el VAR).
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