Corea vence a Portugal y se clasifica por sorpresa
Un contragolpe aislado de Son en el descuento brinda la victoria a la selecci¨®n asi¨¢tica
Noventa minutos de irrelevancia dieron paso a seis minutos decisivos cuando, tras un c¨®rner en contra, el despeje cay¨® a los pies de Heungmin Son. Reci¨¦n cumplido el tiempo reglamentario, el magn¨ªfico delantero del Tottenham condujo el contragolpe en solitario por una pradera semivac¨ªa. Durante unos instantes solo la habitaron ¨¦l y Palhinha. Pero Palhinha, que presume de recio, se afloj¨®, y en lugar de encimarlo le cedi¨® terreno. Son aprovech¨® el tiempo que le conced¨ªa su adversario para esperar a Hwang Hee-chan, que lleg¨® para meter el gol que dio la victoria a Corea del Sur, clasific¨¢ndola para los octavos de final a costa de Uruguay. La selecci¨®n sudamericana qued¨® fuera del torneo por un gol de diferencia pese a ganar su ¨²ltimo partido.
As¨ª es Corea, un equipo que vino a Qatar a meterse en su campo y a dejar que transcurra el tiempo mientras sus aficionados chillan y Paulo Bento, el t¨¦cnico, mira con gesto afligido el espect¨¢culo que ¨¦l mismo ha dise?ado. Su plan consiste en esperar, tirar los dados con la esperanza de que la suerte evite goles en contra, y jug¨¢rselo todo al error ajeno.
Portugal, que lleg¨® al partido clasificada, con m¨¢s voluntad de ejercitarse que de competir, se adelant¨® en el minuto cinco con una jugada elemental. Pase de Pepe a su lateral, Dalot, que control¨® como la seda y burl¨® a Jin-Su antes de asistir a Horta. La p¨¦sima defensa coreana no sugiri¨® lo que se avecinaba. Un largo e infructuoso asedio portugu¨¦s, con Cristiano al frente de un grupo de jugadores con m¨¢s querencia por la ret¨®rica que por la profundidad. Neves, Matheus y Vitinha cuidaron demasiado la pelota. Entre todos brindaron a Corea un margen para especular. A la salida de un c¨®rner, sucedi¨® lo imprevisto. Cristiano, excelente defensor a bal¨®n parado, se encogi¨® en lugar de atacar el centro. La pelota peg¨® en su hombro y qued¨® servida en el ¨¢rea chica para que la empujara Kim Young-gwon. No se hab¨ªa cumplido media hora y el empate se grab¨® en el marcador como en una roca.
El partido se aletarg¨®. Sentado en el sill¨®n del palco, Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, prefer¨ªa mirar la pantalla de su tel¨¦fono m¨®vil en pos de un mejor aprovechamiento de la jornada laboral. Abajo a pie de campo Fernando Santos administr¨® los cambios para que sus muchachos del banquillo se ejercitaran. Meti¨® a los mejores. Bernardo Silva y William Carvalho ocuparon los lugares de Vitinha y Joao Mario. Fue entonces, con Corea completamente hundida en su ¨¢rea, cuando Portugal perdi¨® el partido. Como mandan las paradojas de esta Copa tan ex¨®tica, un bal¨®n rebotado ilumin¨® a Son, que se vio en una situaci¨®n ventajosa por primera vez en toda la tarde. No lo desaprovech¨®.
Son no hab¨ªa hecho nada digno de admiraci¨®n. Corea tampoco. De repente, se vio ganadora y m¨¢s, clasificada. Al modo japon¨¦s. Por sorpresa. Por primera vez en la historia de la Copa del Mundo dos selecciones asi¨¢ticas (Corea y Jap¨®n) y dos africanas (Marruecos y Senegal) pasan a octavos.
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