Perder
La idea era tan arriesgada como seductora: se trataba de jugar con grandeza sin tener a grandes jugadores, todos igual de buenos, en lugar de empeque?ecer a los futbolistas
Los ganadores no se preparan para perder, incluso cuando se sabe que su equipo dif¨ªcilmente alcanzar¨¢ el t¨ªtulo, como ha sido el caso de la selecci¨®n y Luis Enrique. Ni la trayectoria ni la n¨®mina de futbolistas jugaban a su favor si se tiene en cuenta que Espa?a solo gan¨® tres partidos de la fase final de una Copa del Mundo desde que sali¨® campeona en Sud¨¢frica 2010. Ha goleado a Costa Rica en Qatar 2022 (7-0), venci¨® a Ir¨¢n en Rusia 2018 (1-0) y derrot¨® a Australia en Brasil 2014 (3-0). Ninguno de sus internacionales ha figurado adem¨¢s en la lista de finalistas de un Bal¨®n de Oro que en 2010 junt¨® a Xavi e Iniesta con Messi.
Hay buenos jugadores, la mayor¨ªa bien valorados en el mercado, interesantes futbol¨ªsticamente por una formaci¨®n tan acad¨¦mica que a veces parecen salidos de un mismo club, y al mismo tiempo se cuentan j¨®venes especiales a los que se adivina un gran futuro como Pedri, Gavi o Nico. Falta en cualquier caso quien marque la diferencia al igual que Mbapp¨¦ en Francia, Messi en Argentina, Kane en Inglaterra o Neymar en Brasil. Ning¨²n t¨¦cnico del pa¨ªs ha mostrado por otra parte el inter¨¦s, la preparaci¨®n y el curr¨ªculo para dirigir al equipo como Luis Enrique.
La coyuntura invitaba por tanto a elegir el mejor momento para claudicar, un adi¨®s a la carta que pudiera ser asumido con dignidad, un cruce de cuartos por ejemplo con Brasil. ?nicamente Luis Enrique se negaba a aceptar la rendici¨®n e invit¨® a su selecci¨®n y a los aficionados a subir a una ola de optimismo que result¨® contagiosa despu¨¦s de un estreno al que solo le falt¨® un gol para cantar mambo ante Costa Rica. El seleccionador asumi¨® incluso el relato del torneo como streamer y con su Twitch, sin intermediarios como la prensa, empatiz¨® con los aficionados hasta interesar a muchos de los que se desentend¨ªan del f¨²tbol y mucho m¨¢s de un Mundial que se celebraba en un sitio como Qatar.
La trama funcion¨® porque la idea era tan arriesgada como seductora: se trataba de jugar con grandeza sin tener a grandes jugadores, todos igual de buenos, en lugar de empeque?ecer a los futbolistas, disimular sus carencias y admitir su inferioridad en un equipo menor, como si todos fueran malos ¡ªresistir es vencer¡ª, carne de ca?¨®n antes o despu¨¦s en la Copa del Mundo. Tampoco el f¨²tbol quiere saber nada de la clase media tan presente en el equipo de Espa?a. La alternativa era jugar bien con un equipo joven y ambicioso: 20 de los 26 convocados debutaban en un Mundial. Y la apuesta sali¨® resultona porque se habl¨® y mucho del f¨²tbol innovador de la selecci¨®n, como si se tratara de la vieja Holanda.
Hasta que lleg¨® el colapso contra Jap¨®n y Espa?a tuvo que ser rescatada por Alemania para perder despu¨¦s con Marruecos. Aquella selecci¨®n concebida para atacar y que defend¨ªa con el bal¨®n como si no tuviera porter¨ªa ni portero que guardar, da?ina con el toque porque la circulaci¨®n era r¨¢pida y la precisi¨®n manifiesta, se torn¨® previsible y est¨¦ril, sin picos de juego ni sorpresa, empachada de bal¨®n, tan homog¨¦nea en la victoria como en la derrota, sin titulares ni suplentes, negada por Marruecos. El peor rival y el escenario m¨¢s cruel para el plan de Luis Enrique. Los datos se volvieron en su contra: tres disparos despu¨¦s de mil pases y tres penaltis fallados cuando se practicaron mil tiros antes de Qatar.
Nadie de los que apostaban por la derrota desde que comenz¨® la Copa acept¨® perder, tanto por el partido ¡ªirresoluble¡ª como por el momento ¡ªoctavos¡ª y el rival: Marruecos. Igual de decepcionados por el desenlace se sintieron cuantos han vivido la aventura mundialista con Luis Enrique. La diferencia es que ninguno se sinti¨® enga?ado ni traicionado, tampoco v¨ªctima de la cultura de la apariencia, porque el camino ha sido emocionante y fiel al ideario del seleccionador, que no eludi¨® la responsabilidad de l¨ªder y defendi¨® a sus jugadores, consecuente con una obra iniciada en 2018.
El culpable es el mismo al que le dio un ataque de estilo y pens¨® en ganar en lugar de visualizar cuando se pod¨ªa perder: Luis Enrique. El t¨¦cnico no pudo evitar lo inevitable despu¨¦s de defender la modernidad y el optimismo en una situaci¨®n de pobreza en la Liga y de nostalgia furiosa en Espa?a.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter especial sobre el Mundial de Qatar
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.