No exageremos un simple borr¨®n de Alcaraz
La fortaleza mental tambi¨¦n puede sufrir altibajos. Ning¨²n deportista, en ninguna disciplina, rinde siempre al m¨¢ximo nivel. Ni Bolt, ni Phelps
El viernes los aficionados al tenis nos levantamos con la sorprendente noticia de la eliminaci¨®n del US Open de nuestro n¨²mero uno, Carlos Alcaraz. El espa?ol cay¨® derrotado claramente en tres sets en su partido de segunda ronda ante el holand¨¦s Botic van den Zandschulp, un buen jugador que ocupa el n¨²mero 74 del ranking pero que nadie, a priori, consideraba peligroso para el murciano.
Yo no tuve la oportunidad de ver el partido en directo, ya q...
El viernes los aficionados al tenis nos levantamos con la sorprendente noticia de la eliminaci¨®n del US Open de nuestro n¨²mero uno, Carlos Alcaraz. El espa?ol cay¨® derrotado claramente en tres sets en su partido de segunda ronda ante el holand¨¦s Botic van den Zandschulp, un buen jugador que ocupa el n¨²mero 74 del ranking pero que nadie, a priori, consideraba peligroso para el murciano.
Yo no tuve la oportunidad de ver el partido en directo, ya que me encontraba volando de regreso a Espa?a desde S?o Paulo. Por lo tanto, aunque haya visto un amplio resumen no tengo elementos suficientes para opinar con seguridad sobre ¨¦l. Bas¨¢ndome en las palabras del propio Carlos en la posterior rueda de prensa intuyo que verdaderamente jug¨® mal. En su cita con la prensa, y con una sinceridad que lo dignifica y que sorprende ¡ªporque lo com¨²n suele ser no querer hablar mucho del tema y buscar justificaciones¡ª, ¨¦l se mostr¨® preocupado por su bajo rendimiento mental en los dos ¨²ltimos torneos.
Bajo mi punto de vista y, probablemente, alej¨¢ndome de la opini¨®n general, a la hora de hacer valoraciones hay que procurar no exagerar las cosas. No estoy hablando de las justas y pertinentes palabras del propio tenista, sino de una inercia general seg¨²n la cual se tiende a hablar en demas¨ªa del nivel de exigencia y de la presi¨®n a la que est¨¢n sometidos los jugadores, sobre todo los m¨¢s destacados y, por consiguiente, de su necesidad de descanso y de recuperaci¨®n an¨ªmica.
Nunca he escuchado hablar ni le¨ªdo acerca de la presi¨®n a la que est¨¢ sometido un cardi¨®logo-cirujano que d¨ªa tras d¨ªa lleva a cabo largas operaciones en sus pacientes bajo la extrema responsabilidad de tener la vida de ellos en sus manos; ni de su necesidad ¡ªque seguro que la tiene¡ª de hacer peri¨®dicas pausas para su saludable recuperaci¨®n. Y eso, evidentemente, solo por poner un ejemplo de los muchos que se nos pueden ocurrir de profesiones y ¨¢mbitos muy distintos.
No cabe duda que los deportistas est¨¢n sometidos a la presi¨®n intr¨ªnseca que conlleva la competici¨®n misma. El hecho de tener que dar respuesta en la pista en fracciones de segundo y que de ello dependa, en muchas ocasiones, el devenir de un encuentro es una dificultad a?adida que no tienen otras profesiones donde el temple se puede ejercer con algo m¨¢s de tiempo. Saber administrar estas caracter¨ªsticas propias de los deportes de alta competici¨®n, tomar las decisiones correctas en las mil¨¦simas de segundo precisas y no cometer la equivocaci¨®n de que los nervios te jueguen una mala pasada es una de las facetas que determina el ¨¦xito a la larga de un deportista y es, probablemente, la m¨¢xima virtud que tienen en com¨²n los grandes jugadores.
Volviendo al caso de Carlos y a sus ¨²ltimas derrotas, atribuidas aparentemente a la falta de tranquilidad o serenidad, sobre todo en los momentos decisivos del partido, tengo por bien seguro que entran dentro de lo normal. De la misma manera que, a veces, su drive o su rev¨¦s pueden perder algo de efectividad, es muy f¨¢cil entender que, por diversos motivos, la fortaleza mental tambi¨¦n puede sufrir ciertos altibajos.
Ning¨²n deportista, en ninguna disciplina, rinde siempre al m¨¢ximo nivel. Ni Usain Bolt, ni Michael Phelps corr¨ªan o nadaban siempre marcando sus mejores tiempos. Todo deportista se mueve dentro de unos par¨¢metros, los que marcan su peor y su mejor nivel y cuando uno se desempe?a en el peor de sus casos y justamente coincide con el mejor de su oponente, pueden ocurrir esos desenlaces que, m¨¢s por desconocimiento que nada, suelen sorprender al gran p¨²blico.
No cabe alarmarse por esa inesperada baja del jugador murciano, un simple borr¨®n en su espl¨¦ndida carrera. Mi modus operandi en estos casos siempre ha sido no darles mayor importancia y, sobre todo, no buscar explicaciones o soluciones estrafalarias. No tengo ning¨²n ejemplo de que lo contrario, es decir, hablar demasiado de un problema no hiciera otra cosa que no fuera agrandarlo y no resolverlo.
Los espa?oles podemos estar tranquilos y confiados en que Carlos tiene la capacidad, totalmente a la par del extraordinario a?o que lleva firmando, de superar cualquier bache mental.
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