Carlos Alcaraz, del ¨¦xtasis al div¨¢n
El murciano, saturado mentalmente, paga el precio emocional de cuatro meses a todo gas, con 28 encuentros a la espalda, mucha gloria y el a?adido de los Juegos
El d¨ªa despu¨¦s de la ca¨ªda y del terremoto, manos a la cabeza todo el mundo la noche anterior, en Flushing Meadows se intenta dar con los porqu¨¦s y se repite la pregunta en uno y otro rinc¨®n: ?Qu¨¦ demonios le pas¨® a Carlitos? ?Qu¨¦ pasa ahora mismo por esa mente saturada? ?Por qu¨¦ perdi¨® as¨ª y ahora, firmando el que haya sido probablemente su partido m¨¢s pobre en un grande y frente a un jugador, Botic van de Zandschulp, que previamente no hab¨ªa conseguido birlarle siquiera un set en los dos cruces previos?. Habla un tenista herido y an¨ªmicamente fundido y confundido, consumido a ra¨ªz del esprint emocional efectuado en los cuatro ¨²ltimos meses y de otra temporada a todo gas, curvas y m¨¢s curvas en las buenas y en las malas. Tiene 21 a?os y, por tanto, mucho que aprender.
¡°Siento que en vez de dar pasos hacia delante, he dado pasos hacia atr¨¢s en tema de cabeza¡±, explica tras ceder por 6-1, 7-5 y 6-4 (en 2h 19m) frente al neerland¨¦s, de 28 a?os y 74? del mundo. ¡°Y no entiendo por qu¨¦, porque ven¨ªa de un verano espectacular, de Roland Garros [campe¨®n por primera vez], de Wimbledon [segunda], saliendo de ah¨ª diciendo que mentalmente hab¨ªa dado un paso hacia delante, como que me hab¨ªa dado cuenta de que para ganar grandes cosas o Grand Slams hab¨ªa que estar duro de cabeza¡±, contin¨²a; ¡°vengo a esta gira y es como que he dado pasos hacia atr¨¢s. Como que mentalmente no estoy bien, como que no estoy fuerte. Uno de los problemas que tengo es que no s¨¦ controlarme, no s¨¦ c¨®mo gestionarlo y eso es un problema¡±.
Intenta razonar Alcaraz desde una circunstancia novedosa para ¨¦l, la de un fuera de serie muy joven que no est¨¢ acostumbrado a la derrota y que sigue descubriendo la sinuosa realidad de la ¨¦lite, independientemente de la categor¨ªa; de arriba abajo en apenas mes y medio, la franja transcurrida entre el segundo entorchado en Londres y este varapalo neoyorquino. Entre medias, emociones a raudales, una sobredosis de adrenalina y lo que desde el interior del circuito ten¨ªstico se interpreta como una anomal¨ªa a la que no pocos prefieren renunciar: los Juegos. Tuvo la derrota contra Novak Djokovic en la final de Par¨ªs un calado superior al expresado y la experiencia ol¨ªmpica contrajo un doble peaje.
De entrada, desapareci¨® la fase de transici¨®n l¨®gica entre Wimbledon y el US Open y, en consecuencia, la pausa, el descanso y el intervalo mental necesario para recargar las pilas; en total, 28 encuentros de Roland Garros aqu¨ª. A ello se le suma los abruptos cambios de superficie ¡ªcuatro en este ¨²ltimo trimestre; tierra-hierba-tierra-cemento¡ª y la elevada erosi¨®n f¨ªsica derivada del t¨¢ndem formado con Rafael Nadal, de ese artificioso Nadalcaraz que exig¨ªa de un precio: doblar partidos en la cita y competir con otro extra de responsabilidad para estar a la altura de las circunstancias. No decepcionar, m¨¢s presi¨®n. Qued¨® la foto, pero el cilindraje el murciano se resinti¨® y el posterior desenlace contra Djokovic termin¨® haciendo mella en el subconsciente de un chico que, todav¨ªa, est¨¢ aprendiendo a comprender y a procesar.
Pausa y reflexi¨®n
¡°Tengo que ver qu¨¦ ha pasado o qu¨¦ me pasa exactamente. Ha sido un verano con muchas emociones, muy exigente. El calendario del tenis es muy apretado. He tenido mis momentos de desconexi¨®n, pero bueno, pienso que todav¨ªa estoy conoci¨¦ndome y que a lo mejor como persona necesito m¨¢s tiempo. Tengo que ir conoci¨¦ndome a m¨ª mismo, saber qu¨¦ necesito en cada momento¡±, alega contrariado despu¨¦s de un episodio que tendr¨¢ una severa repercusi¨®n en el ranking. La p¨¦rdida de puntos ¡ª670, puesto que defend¨ªa las semifinales alcanzadas el curso pasado en Nueva York¡ª le expone a la posibilidad de caer del podio y complica sobremanera la opci¨®n de cerrar el a?o como n¨²mero uno, objetivo pretendido y verbalizado por el tenista a su incorporaci¨®n a esta gira norteamericana frustrada.
Primero el cap¨ªtulo vital de los raquetazos contra asfalto en el estreno de Cincinnati, fruto de la tensi¨®n acumulada, y luego la noche torcida ante Van de Zandschulp, cuando el compromiso anterior frente al desconocido Li Tu (186?) ya hab¨ªa insinuado que se avecinaba marejada. Sorprendente, en todo caso, el prematuro adi¨®s a Nueva York. ¡°La verdad que no he pensado en toda la exigencia tan seguida y en que eso [la carga f¨ªsica y mental] es lo que me podr¨ªa haber afectado¡±, admite Alcaraz, protagonista de una sensacional temporada en la que ha alzado dos grandes ¡ªposee ya cuatro, la misma cifra que campeones como Manolo Santana, Ken Rosewall, Guillermo Vilas o Jim Courier¡ª y en la que ahora se produce un viraje en falso, a ra¨ªz de la derrota m¨¢s severa de su carrera en un grande.
Por delante, un trimestre que hasta ahora se le ha resistido (los dichosos oto?os alcarazianos) y en el plazo inmediato, un an¨¢lisis necesario. Parar, reflexionar y coger aire. Ahora mismo, el de El Palmar es un tenista sobre el div¨¢n. ¡°Hay mucha presi¨®n sobre ¨¦l. Ha hecho algo tan, tan bueno este verano, tan incre¨ªble, que al final la cabeza quiz¨¢ le haya dicho: ¡®ya¡¯. Viene de ganar dos grandes, ha perdido en una segunda ronda; deber¨ªamos hacerle la ola cada d¨ªa¡±, se pronuncia Paula Badosa, la ¨²nica superviviente ¡ªmerced al triunfo sobre Elena Gabriela Ruse¡ª junto con Jessica Bouzas. Las dos se sostienen en un escenario que ha ya borrado el nombre de Alcaraz del cartel y que ahora se abre: ?Zverev? ?Medvedev? ?Acaso Djokovic otra vez? ?Turno para la campanada? Enlazaba el espa?ol 15 victorias en los grandes y su repentina ausencia resuena.
Pero as¨ª es Carlitos, un rayo que de la misma forma que desaparece, acostumbra a volver. Y vaya si vuelve.
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