Badosa topa con la arrolladora ley de Sabalenka
La espa?ola cae por 6-4 y 6-2 ante la desbordante n¨²mero uno, que aspira a encadenar su tercer t¨ªtulo en Melbourne contra Keys, verduga de Swiatek
Clava Aryna Sabalenka ese ¨²ltimo estacazo seco y divisa un reto mayor para el s¨¢bado: desde que lo consiguiera la suiza Martina Hingis entre 1997 y 1999, ninguna tenista ha logrado encadenar tres t¨ªtulos en el Open de Australia. Pero no habr¨¢ final¨ªsima contra Iga Swiatek, sorpres¨®n en el desempate de medianoche; lo impide la estadounidense Madison Keys (5-7, 6-1 y 7-6(8). Y lo acepta y lamenta tras el primer turno Paula Badosa, que no encuentra consuelo en el apret¨®n de la finalista en la red, pero que, probablemente, cuando contemple en perspectiva y se quite el mal gusto del episodio, con el paso de las horas y los d¨ªas, saborear¨¢ de verdad lo conseguido en Melbourne. Una invitaci¨®n a seguir. Superarse, que no es poco. Ha encontrado el l¨ªmite la espa?ola en sus primeras semifinales en un grande al toparse con el tenis ardiente de la bicampeona, pegadora incontestable, simplemente atronadora. Sabalenka en estado puro: 6-4 y 6-2, en 1h 26m. Sin embargo, el trazado austral describe un suma y sigue en la direcci¨®n correcta.
La amistad entre ambas envuelve el pre¨¢mbulo del pulso, pero a la hora de la verdad, durante ese pase¨ªllo interminable hacia la pista en el que se empiezan a ganar o perder los partidos, ni un solo intercambio de miradas. Esto es la ¨¦lite, esto es Australia, esto es una semifinal. Y la mente, ese universo lleno de trampas y malas pasadas, decide tanto o m¨¢s que la raqueta. Tenis y psicolog¨ªa, dos planetas necesariamente alineados. Se conocen las dos m¨¢s que de sobra y no hay giro alguno de guion, nada extra?o, ambas de frente: un abordaje absoluto y una r¨¦plica cerebral. Cabeza, cabeza y m¨¢s cabeza, le pide su t¨¦cnico a Badosa, que entra con buen pie y templada, haciendo exactamente lo que dice el manual. Bolas y m¨¢s bolas dentro, al centro; ritmo pero no demasiado, para que sea su amiga ¡ªperd¨®n, Sabalenka¡ª la que sienta que ah¨ª enfrente hay hormig¨®n armado y tenga la tentaci¨®n de darle pronto al tarro.
Todo va bien, si no fenomenal, pero los duelos con Sabalenka suelen ser como un mareante viaje en el Drag¨®n Khan, adrenalina pura, y cuando de repente est¨¢s aqu¨ª, al parpadear ya est¨¢s all¨¢, del rev¨¦s. Si encuentra el punto la bielorrusa, es imparable. As¨ª que lo que ha empezado as¨ª de bien, break arriba y tres opciones (0-40) para abrir m¨¢s trecho, deriva r¨¢pidamente en lo contrario porque la n¨²mero uno ajusta la mirilla y sus trallazos han comenzado a picar y hacer da?o, a encontrar el destino deseado. ?Zasca! ?Zasca! ?Zasca! Un espect¨¢culo la tormenta el¨¦ctrica, un infierno para quien la sufre. Es un arsenal sin igual. Aun as¨ª, la espa?ola mantiene el tipo y el color, consciente de que el m¨¢s ligero desenfoque significar¨ªa un inmediato salto al vac¨ªo. Respira Badosa: calma, Paula, calma. Que s¨ª, que esto un castigo, pero lo de competir con Aryna es as¨ª: entrada a la jungla s¨ª o s¨ª.
Con ella no hay escapatoria que valga, solo cabe ir de frente y tratar de hacerle perder el paso. A ver si se trastabilla o se nubla en alg¨²n instante. Y en ello est¨¢ la catalana, poco importa que ese posible 3-0 se haya transformado en una serie de cuatro juegos encajados, de repente 2-4. A seguir, no queda otra. Remar y remar, brazada a brazada, a la espera de que llegue el momento. Sigue fr¨ªa, metida en harina, sin descentrarse. Pero no se abre la puerta ni a tiros. La de Minsk carga y carga, y a base de acelerar y de ese sinf¨ªn de atropellos intencionados, cierra el primer set con 14 tiros ganadores y sin brindar m¨¢s opci¨®n que el espejismo del arranque. Violenta orfebrer¨ªa. Para entonces ya ha oscurecido en Melbourne, oto?o este jueves, y se ha cerrado la cubierta retr¨¢ctil de la central porque las nubes que avisaban desde la ma?ana ya gotean. Dif¨ªcil, muy dif¨ªcil, pero hay que cre¨¦rselo, Paula.
La siguiente dimensi¨®n
El problema es que se produce un patinazo. La espa?ola cae en un desplazamiento lateral y ense?a enseguida el pulgar, todo ok, sigamos; no quieren, pero inevitablemente sonr¨ªe la una a la otra. Y al levantarse, he aqu¨ª el resbal¨®n, Badosa cede de entrada el servicio y la rampa del segundo set se inclina sobremanera. El Himalaya entero por delante. Corriente en contra frente a esta Sabalenka, o el m¨¢s desagradable de los escenarios. La n¨²mero uno (26 a?os) aprieta como la anaconda y acompa?a cada zarpazo que lanza de esos gritos rasgados que expresan la voluntad de romper la pelota, de seguir ah¨ª arriba en la cima, dominando m¨¢s si cabe. Un gancho tras otro, derechas y reveses poderos¨ªsimos. Oda a la demolici¨®n. La descarga es bestial. En total son 32 golpes ganadores frente a 11. ?Qu¨¦ hacer? Seguir, seguir o seguir, porque lo otra opci¨®n ser¨ªa rendirse, y va a ser que no. Pero no hay quien frene a la tigresa.
A estas alturas y bajo esa din¨¢mica arrolladora, en realidad no hay mucha t¨¢ctica que valga. Paciencia, repeler y si no cambia mucho la historia, padecer. As¨ª de crudo. Por eso est¨¢ ah¨ª arriba Sabalenka. Contin¨²a el chaparr¨®n y no queda otra que la resignaci¨®n. No cabe reproche para Badosa, salvo el de esa oportunidad del principio que tal vez hubiera planteado otro transcurso, qui¨¦n sabe. Sin embargo, ha volado ese jugoso 0-40 y a partir de ah¨ª se ha activado la locomotora, imparable esa m¨¢quina que evoluciona d¨ªa tras d¨ªa y madura hacia un espectro importante. Tercera final consecutiva para ella en Australia, 20 victorias sucesivas. Y en crecimiento, va la espa?ola por el buen camino, situada ya entre las diez m¨¢s fuertes. Sabe exactamente d¨®nde queda el list¨®n de la siguiente dimensi¨®n: alt¨ªsimo. Sabalenka y Swiatek, palabras mayores. Ellas y las dem¨¢s.
Y ah¨ª que seguir¨¢ Badosa intent¨¢ndolo, eso seguro.
¡°HA JUGADO COMO EN LA ¡®PLAY STATION¡±
“Si juega así, podemos ir dándole el trofeo…”, resume Badosa en la sala de conferencias, por donde asoma con hablar y semblante pesaroso, aunque dice llevarse un magnífico botín de aquí. “¿Nota? Me pongo un nueve, porque para el 10 ya sabéis lo que quería”, precisa, a la vez que señala que todo lo que tocaba la rival “se convertía en oro”.
Es la ley de Sabalenka. “Ha jugado como una número uno, le salía todo: direcciones, líneas, agresividad. Le salía todo... Esperaba un nivel bueno, pero quizá no tanto. Ha sido uno de los mejores partidos de su vida. A veces, cuando compites contra ella sientes que está jugando a la videoconsola, a la Play Station. Por momentos era como: ¿qué está pasando? No tienes tiempo para pensar”, describe.
Una vez sellado el torneo, Badosa avala el recorrido de fondo, la ascensión del último año. “Creo que, a partir de junio, estoy en el top-5 de las que más han ganado hasta ahora. Y ahí es donde quiero estar, top-10, top-5, jugando estas rondas; muchas veces contra Aryna en las semifinales, con Iga, con estas jugadoras. Es lo que me hace feliz y lo que me motiva cada día”, apunta.
Contra pronóstico, Sabalenka se medirá el sábado (9.30, Eurosport y Max) con Keys. La estadounidense, de 29 años y 19ª del mundo, remontó a la dos, Swiatek; disputará su segunda final de un major tras la que perdió ante Sloane Stephens en el US Open de 2017. La polaca terminó viniéndose abajo tras haber dispuesto de un punto de partido, con 6-5 a su favor.
Los precedentes entre las finalistas señalan la superioridad de la europea: cuatro victorias a una, tres seguidas hasta hoy.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.