A¨²n quedan chabolas en Carabanchel
Los temas abordados por los representantes de diez asociaciones de vecinos y amas de casa en el distrito de Carabanchel abarcan desde los problemas estrictamente urban¨ªsticos hasta las reivindicaciones de tipo pol¨ªtico (legalizaci¨®n de la Federaci¨®n y de las asociaciones en tr¨¢mite), para finalizar con u llamamiento a los ciudadanos comprometidos en conseguir un Ayuntamiento democr¨¢tico.
Diez asociaciones de vecinos, cabezas de familia, amas de casa y arna de hogar, celebraron una reuni¨®n informativa en la sede de la Asociaci¨®n de Vecinos de Progreso. Cada una de las asociaciones expuso sus problemas m¨¢s importantes de car¨¢cter individual. Antes de la rueda de exposici¨®n de motivos se ley¨® un documento firmado por todas las asociaciones y cuyo texto es el siguiente:
?La problem¨¢tica ciudadana es antigua en su existencia, pero relativamente nueva en su tratamiento a trav¨¦s del movimiento asociativo. El marco general en que se engloba el grueso de nuestras peticiones tiene tres condiciones esenciales: econ¨®micas, sociales y pol¨ªticas. Los condicionamientos econ¨®micos son motivados por el fuerte desarrollo industrial experimentado con un crecimiento grande en el sector servicios y aparici¨®n de sectores intermedios con claro peso espec¨ªfico en la vida ciudadana. La consecuencia es la creaci¨®n de grandes n¨²cleos, llamados barrios-dormitorios, donde se agrupan la mayor¨ªa de los trabajadores, incluidos los de los sectores sociales intermedios. Esto trae una relativa homogeneizaci¨®n de la vida ciudadana, en la que coinciden sus problemas y sus soluciones.
No se trata, como hace treinta a?os, de una abismal diferencia entre sectores sociales porque estas capas se han agrupado y al mismo tiempo se han agravado unos problemas generales mientras aparecieron otros espec¨ªficamente ciudadanos. Estos problemas se pueden resumir en tres grandes ejes: deficiencias en los servicios, falta absoluta de una planificaci¨®n colectiva y degradaci¨®n de la calidad de vida a todos los niveles. Todo esto es el resultado de haber puesto la ciudad servicio de unos intereses privados y, en el terreno pol¨ªtico, la falta de democracia y representatividad de los ¨®rganos municipales. El poder est¨¢ en unas manos a las que no tenemos acceso y esto ha conducido durante largos a?os a una se cuela de inoperancia y burocratismo, sin descartar una evidente corrupci¨®n.
La presidenta de la Asociaci¨®n de Amas de Hogar de San Ignacio de Loyola, Nieves Torres, inform¨® despu¨¦s del punto muerto en que se encuentran las gestiones para construir un mercado en la zona. El barrio tiene veinte mil familias ochenta mil consumidores. S¨®lo existen galer¨ªas de alimentaci¨®n tiendas que pertenecen, por regla general, a los mismos propietarios. El monopolio ejercido en el sector alimentaci¨®n hace que las diferencias de precios con otros mercados de car¨¢cter municipal sea importante. La solicitud de mercado en la zona lleva cursada dos a?os. Parece que el Ayuntamiento ha dado promesas de una inmediata construcci¨®n.
La Asociaci¨®n lleva adelante una campa?a de recogida de firmas entre las vecinas. Ya son tres mil las personas que han firmado el escrito en el que se urge a la Corporaci¨®n Municipal para la iniciaci¨®n de las obras. Los comerciantes del barrio, por su parte, han dirigido otro escrito a la Delegaci¨®n de Abastos del Ayuntamiento el, que se hace constar el n¨²mero de establecimientos dedicados a la venta de productos alimenticios que hay en las zonas En ¨¦l se?alan que no es necesaria la creaci¨®n de un mercado, por existir puestos de venta suficientes. Lo que no se dice en la carta es la diferencia de precios que existe entre estas tiendas y otras, de los mismos propietarios, situadas en barrios de los alrededores. Los productos de charcuter¨ªa, por ejemplo, cuestan entre cuarenta y sesenta pesetas m caros el kilogramo en San Ignacio de Loyola.
La pasarela que nunca existi¨®
Entre las colonias de Arturo Paz y Santa Margarita existe un paso de ferrocarril, utilizado por los convoyes militares de vez en cuando. Existen escuelas en los alrededores de esta v¨ªa que albergan a dos mil ni?os que tienen que cruzarla necesariamente para regresar a sus hogares despu¨¦s de la jornada escolar. En octubre pasado se aprob¨® un presupuesto de tres millones de pesetas para la construcci¨®n de un paso elevado sobre la v¨ªa. En enero se comenz¨® a construir yen febrero se pararon las obras porque, caso de seguir la pasarela chocar¨ªa con unos cables el¨¦ctricos que, al parecer, nadie vio. Mientras se decide qu¨¦ hacer, si quitar los cables o dejar paradas las obras, los ni?os juegan en las obras y dos de ellos han sufrido accidentes; uno de ellos se rompi¨® un brazo hace un mes.
El mismo d¨ªa que se aprob¨® la construcci¨®n de esta pasarela, se aprob¨® tambi¨¦n la del paso elevado sobre la autopista de Extremadura a la altura de la puerta superior del recinto de la Feria del Campo. Este ¨²ltimo se termin¨® antes de comenzar la Feria, en mayo y el primero tuvo que esperar hasta octubre para ver su presupuesto definitivo y hasta enero para empezar a construirse.
Chabolismo en Carabanchel Bajo
En Carabanchel Bajo quedan todav¨ªa 1.200 familias (seis mil personas) que viven en chabolas seg¨²n inform¨® Luis Altable, presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos. ?Cuando el Ministerio de la Vivienda entreg¨® cien pisos para los habitantes de estas chabolas se dijo que el chabolismo hab¨ªa desaparecido de la zona. El 14 de octubre del a?o pasado publicaba el diario ?Ya? la informaci¨®n de que exist¨ªan 539 chabolas en el distrito de Carabanchel-Latina, 209 en Carabanchel Bajo y 330 en La Latina. La Junta Municipal de distrito aseguraba que uno de sus principales objetivos era la erradicaci¨®n del chabolismo en la zona. Un mes despu¨¦s se quem¨® una chabola y, murieron tres ni?as abrasadas.? El director general de la Vivienda. Alejandro Rebollo, recibi¨® entonces a una comisi¨®n de vecinos que le expusieron el grave problema existente. Dijo el se?or Rebollo que el problema era complejo) y que en el plazo de tres a?os estar¨ªa resuelto el chabolismo en Espa?a. ?Le dijimos que las personas que viv¨ªan ah¨ª no pod¨ªan esperar tres a?os hasta que les diesen casas?. EI se?or Rebollo prometi¨® entregar de 150 a 200 viviendas en el curso de este a?o. Hasta el momento s¨®lo han recibido ocho.
?La Junta Municipal prometi¨® tambi¨¦n, por mediaci¨®n del concejal se?or Ba?ales, la construcci¨®n de parques y jardines en la zona. En el a?o 1968 el Ayuntamiento elabor¨® un plan de urgencia para crear cuatro parques en el distrito, los de San Isidro, Las Cruces. Lucero y Goya. S¨®lo se ha hecho el de San Isidro, de 220, 000 metros cuadrados. El famoso plan de ajardinamiento es un enga?o. Los ni?os no pueden jugar ya ni en las calles, sus madres no les dejan por miedo a que los atropelle un coche?, Luis Altable se refiri¨® despu¨¦s a la escasez de centros culturales en el distrito (ver EL PA?S. 6 de mayo), para terminar con un an¨¢lisis de la problem¨¢tica de infraestructura. ?En el a?o 1975 hab¨ªa en Carabanchel 110 calles sin pavimentar, veinticinco sin alumbrado p¨²blico y una deficiente red de alcantarillado. Todav¨ªa seguimos igual?.
Enrique de Mulder presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos de San Antonio, insisti¨® en el problema de zonas verdes. ?Existe un solar grande, el campo de Comillas, en el que hab¨ªa una serie de chabolas que fueron expropiadas por el Ayuntamiento. Ese solar, seg¨²n el plan parcial, deber¨ªa estar destinado a zonas verdes y polideportivo, pero parece ser que las presiones de los constructores impiden que se cumpla el plan parcial. Hay otro solar del arzobispado que ha sido pedido por los vecinos en varias ocasiones para dedicarlo a zonas verdes, pero siempre se ha negado. Actualmente se dedica a aparcamiento de camiones Enrique de Mulder y despu¨¦s Presentaci¨®n Pineda, presidenta de la Asociaci¨®n de Amas de Hogar de Campamento, aludieron al tema de legalizaciones de asociaciones en tr¨¢mite. ?La Ley de 1964 establece que la Administraci¨®n debe decidirse obligatoriamente, en breve plazo, sobre la admisi¨®n o de negaci¨®n de la solicitud de legalizaci¨®n ?.
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