El FBI hace examen de conciencia
?Lamento sinceramente los abusos cometidos por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) en el pasado?, declar¨® el actual director de este organismo, Clarence M. Kelley, en una reuni¨®n celebrada el pasado fin de semana en el Instituto Westminster de Fulton, en la misma instituci¨®n docente donde Wington Churchill anunciba a los norteamericanos que el viejo continente estaba dividido por un tel¨®n de acero.Era la ¨¦poca de la guerra fr¨ªa, los buenos viejos tiempos que muchos a?oran.
El se?or Kelley dijo tambi¨¦n que las cr¨ªticas contra el FBI se deben, en gran parte, a que durante 48 a?os un solo hombre, Edgard J. Hoover, hab¨ªa sido el due?o y se?or de esta Oficina. A su juicio, los directores del FBI deber¨ªan retirarse despu¨¦s de un mandato de 10 a?os, porque la todopoderosa polic¨ªa federal necesita, al igual que cualquier otro organismo, cambios de estructura y de menta lidad, porque el FBI debe proteger las libertades de los ciudadanos.
Es muy probable que el director de la Oficina sab¨ªa que unas horas despu¨¦s de su discurso un grupo de estudios del Senado iba a publicar el segundo informe sobre la actuaci¨®n il¨ªcita de la polic¨ªa federal. Esta vez, las acusaciones formuladas por los representantes en las C¨¢maras son muy graves: resulta que varios presidentes de los Estados Unidos, tanto dem¨®cratas como republicanos, han utilizado las grabaciones clandestinas realizadas por el FBI para fines pol¨ªticos.
La Oficina dispone de un sistema de vigilancia electr¨®nico que le permite interceptar todas las llamadas telef¨®nicas, los telegramas y los mensajes enviados por telex desde cualquier ciudad estadounidense. Seg¨²n los datos facilitados muy a rega?adientes al Senado, en el a?o 1974, el FBI vigilaba constantemente unas 190 l¨ªneas y hab¨ªa instalado m¨¢s de 40 micr¨®fonos esp¨ªa, se trataba de una operaci¨®n destinada a conseguir ?datos ¨²tiles para la pol¨ªtica exterior de los Estados Unidos?. Pero la polic¨ªa no se limita a vigilar a los diplom¨¢ticos extranjeros, sus jefes tienen especial inter¨¦s por la actuaci¨®n de algunos dirigentes sindicales. Por supuesto, se persigue a los miembros del Partido Comunista, pero tambi¨¦n a los integrantes del Ku-Klux-Klan. Y a los nacionalistas portorrique?os, a los dirigentes de la Nueva Izquierda Americana, a los movimientos pro-¨¢rabes, a los l¨ªderes negros, en fin, la lista es muy larga.
El director de la Oficina Federal de Investigaciones odia esta clase de publicidad. Y, la verdad sea dicha, no es el ¨²nico. Varios comentaristas pol¨ªticos norteamericanos consideran que despu¨¦s del affaire Watergate, los ciudadanos de este pa¨ªs tienen un nuevo deporte favorito: las encuestas p¨²blicas.
Watergate es una remora para la Administraci¨®n republicana, el esc¨¢ndalo de la CIA se est¨¢ convirtiendo en una broma de muy mal gusto, las revelaciones sobre el FBI... ?ya est¨¢ bien, se?ores, dicen los periodistas norteamericanos, no hay que olvidarse de que la ropa sucia se lava en casa?.
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