Ford, incapaz de combatir a Reagan
Los teletipos de las grandes agencias, no paran. Durante horas, la AP y la UPl interrumpen sus servicios cada diez minutos para facilitarnos a los resultados parciales o definitivos de las elecciones primarias.Se espera la victoria de Reagan y el avance de Jimmy Carter, pero vaya usted a saber porqu¨¦ el presidente F¨®rd, que lleva los votos republicanos del Estado de Virginia del Oeste, y por qu¨¦ Morris Udall est¨¢ a punto de ganarle a Carter en Connecticut. Los analistas buscan una respuesta l¨®gica, mientras que los pol¨ªticos se limitan a hacer declaraciones p¨²blicas. El gran espect¨¢culo contin¨²a con el gui¨®n, ligeramente cambiado, pero sin grandes sorpresas, para los espectadores sentados en la tribuna de la prensa.
Los consejeros de la Casa Blanca no quieren dramatizar la situaci¨®n. En definitiva, Ford ha ganado en Virginia, es, decir, donde no se esperaba. Pero su derrota en Nebraska sigue siendo muy extra?a. Perder en un Estado que vota, siempre a favor del presidente. Algo va mal en la campa?a del jefe del ejecutivo, pero ?qu¨¦?, Gerard Ford ha hecho grandes esfuerzos para combatir eficazmente a Ronald Reagan, no s¨®lo con las palabras, sino con los hechos tambi¨¦n. La interrupci¨®n de las SALT, los nuevos cr¨¦ditos para la defensa, su campa?a en pro de un ej¨¦rcito m¨¢s fuerte y ordenado hubieran debido convencer a los norteamericanos. Pero Reagan es m¨¢s popular, tal vez porque no vive en la Casa Blanca y no carga con el peso de las decisiones de un jefe de Estado. Porque resulta much¨ªsimo m¨¢s f¨¢cil criticar o prometer que cumplir sus promesas.Esa explicaci¨®n puede parecer demasiado sencilla, demasiado simplista, pero no hay que olvidar que las motivaciones, del elector americano tambi¨¦n lo son.
Dura batalla
En todo caso, los amigos y consejeros de Ford empiezan a tener ciertas dudas, por no decir temores, respecto al nombramiento en la convenci¨®n de Kansas City. Ronald Reagan cuenta, en estos momentos, con m¨¢s delegados que el presidente, con el apoyo del americano medio. La batalla de Kansas ser¨¢ muy dura para hacerse con los votos de Reagan, c¨®mo plantea conquistar a los adeptos de la pol¨ªtica ca?onera.Pero hay otro combate, a¨²n m¨¢s espectacular, que libran los del otro bando: los dem¨®cratas. Al parecer, el movimiento ABC (anybody but Carter, ?cualquiera menos Carter?) acaba de ganar su primera gran batalla. El ex gobernador de Georgia sigue siendo el favorito de las masas, pero el avance de Morris Udall es espectacular. Hay quien opina que la ausencia de Jackson es una baza para ?Mo? Udall, pero la mayor¨ªa de los observadores estiman que el establishment dem¨®crata prepara una ofensiva de gran envergadura contra Jimmy Carter. Porque, la verdad sea dicha, la retirada de Jackson coincide con la aparici¨®n en el escenario electoral del gobernador de California, Jerry Brown, hombre joven y desconocido, que habla de la pol¨ªtica exterior del pleno empleo y la independencia econ¨®mica de los EEUU, de la necesidad de mejorar el sistema de seguridad social y de modernizar la ense?anza.
En fin, el programa de Brown es muy complejo y completo, lo que le permite al reci¨¦n llegado criticar vivamente los ?fallos de Carter?, la "ignorancia de Carter", "la inconsistencia del programa de Carter?.
Cuando Jerry Brown apareci¨® por primera vez ante las c¨¢maras de televisi¨®n, sus ideas parec¨ªan poco claras. Sin embargo, en apenas dos semanas, el gobernador de California se convirti¨® en el ¨ªdolo de los estudiantes y de la clase media, en el defensor de los intereses de los obreros y los intelectuales. Las elecciones primarias de Maryland nos dir¨¢n si Jerry Brown es el jefe del movimiento ABC, el segundo de a bordo de Udall o, pura y simplemente, el alfil de Hubert Humphrey en el juego de ajedrez de los dem¨®cratas. Un juego que tiene normas muy el¨¢sticas, en el que el rey siempre gana. Pero, ?qui¨¦n es el rey? La pol¨ªtica interna de los dem¨®cratas parece mucho m¨¢s complicada que el ajedrez.
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