Un juicio de Rafael Lapesa sobre Samuel Gili Gaya
Rafael Lapesa, en su discurso de contestaci¨®n a la recepci¨®n de Samuel Gili Gaya -que acaba de fallecer en Madrid- en la Real Academia en 1961, repasa la actividad del gran fil¨®sofo catal¨¢n como estudioso de las lenguas vern¨¢culas, y de la fon¨¦tica aplicada especialmente a la melod¨ªa y al ritmo ?... Gili supera el desconcierto inicial que el verso libre de hoy produce con su abandono de las unidades m¨¦tricas tradicionales, y encuentra sentido profundo al hecho de que la nueva unidad m¨¦trica -la frase o grupo f¨®nico- no conduzca a la uniformidad, como hac¨ªan la s¨ªlaba y el pie, sino que sea de naturaleza individual?.En gram¨¢tica ?... Dos grandes aportaciones de Gili consisten en incorporar a la gram¨¢tica, de una parte, el an¨¢lisis del ritmo y de la entonaci¨®n; por otra, una explicaci¨®n psicol¨®gica no viciada, como la de Lenz, por estrecheces de escuela. Melod¨ªas, pausas, ritmo de intensidad, todo el elemento expresivo-musical del discurso, es considerado, atentamente como indicio y encarnaci¨®n de la realidad psicol¨®gica.?
La cita m¨¢s adelante como estudioso de literatura en las ediciones anotadas de Marcos de Obreg¨®n, Guzm¨¢n de Alfarache, Amad¨ªs de Gaula...
Acaba Lapesa haci¨¦ndonos resaltar un aspecto poco estudiado de la actividad de Samuel Gili, su vida de educador: ?...Arte dif¨ªcil es el de iniciar a otros en el saber: exige sentido de la medida, visi¨®n de lo esencial, poda de lo superfluo, renuncia a la ostentaci¨®n; dejarse muchas cosas en ¨¦l tintero, situ¨¢ndose mentalmente en el plano del ne¨®fito para hacerle m¨¢s accesible el nivel al que se le quiere elevar; contar con el pr¨®jimo y darse a ¨¦l Gili es maestro en esta obra de caridad, que no s¨®lo ha practicado en perfectos manuales, sino durante cuarenta a?os de fruct¨ªfera labor en la ense?anza media. Su nombre est¨¢ vinculado al intento de transformar la did¨¢ctica de la lengua y la literatura orient¨¢ndola hacia el dominio de la expresi¨®n y hacia el conocimiento directo de los textos. Ya en 1925, al cumplirse los seis a?os de la creaci¨®n del Instituto-Escuela, la memoria que public¨® la Junta para la Ampliaci¨®n de Estudios conten¨ªa directrices metodol¨®gicas debidas a Gili (en colaboraci¨®n entonces con Miguel Herrero). Despu¨¦s, art¨ªculos aparecidos en la Revista de Pedagog¨ªa y en la Revista de Educaci¨®n, as¨ª como la intervenci¨®n personal de Gili en proyectos de reforma, han ido jalonando su tarea constante en la c¨¢tedra. El mejor testimonio de ella lo dan la veneraci¨®n y el cari?o que sienten por Gili millares de antiguos alumnos suyos de Madrid, Santander, Torrelavega o Puerto Rico.
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